El Bidasoa Irun arranca el domingo en Aranda de Duero su 26ª participación en la Liga Asobal. Una temporada de cambio de era en la que el objetivo principal volverá a ser el mismo que el último lustro: luchar por un billete europeo. Lo hace con la permuta en el banquillo como principal novedad de una plantilla que cuenta con dos caras nuevas y que regresará a Europa tras la ausencia de la temporada pasada.

Dos nuevos y dos cedidos

El equipo que dirige Álex Mozas cuenta con pocas caras nuevas. De salida, un único cambio: la salida del guardameta Mehdi Harbaoui rumbo a Dunkerque y la llegada del internacional Leo Maciel.

El nivel que el argentino atesora y sus experiencias en el Sporting de Lisboa –fue uno de los verdugos bidasotarras en la eliminatoria de hace año y medio–, FC Barcelona y Balonmano Cuenca aventuran, junto al polaco Jakub Skrzyniarz, una de las mejores duplas de porteros de la Liga.

Con la vista puesta en el futuro, aterriza el gallego David Faílde, portero de la selección española juvenil que ha disputado el Europeo este verano, en el que también ha participado con Francia el urruñarra Alex Raix.

En cuanto a los jugadores de pista, la gran mayoría renovó su vinculación para dos años en el verano de 2023, Sin salidas, no había más cambios...

Hasta la lesión que sufrió el lateral izquierdo Tito Díaz en el Torneo de Egia, una de las peores noticias de una pretemporada marcada por el pleno de triunfos y los contratiempos físicos. La dirección deportiva tenía como opción adelantar la llegada del joven talento polaco Piotr Mielczarski, cedido en el Guadalajara junto al también bidasotarra Jakub Sladkowski.

Aquellos mismos días se abrió la opción de Theodoros Boskos, que aún era jugador del Ángel Ximénez Puente Genil y que comparte representante con los centroeuropeos. El balonmanista heleno de 23 años aterrizó en León hace tres años y esta, incorporado al Bidasoa por un año, será su cuarta temporada en Asobal. Debutará en una fase de grupos europea.

Nueva era en el banquillo

La principal novedad del Bidasoa 2024/25 reside en su banquillo. Tras ocho temporadas como entrenador bidasotarra, la dirección del club amarillo decidió no renovar el contrato a Jacobo Cuétara y relevar al actual técnico del Torrelavega por el anterior inquilino del banquillo cántabro, Álex Mozas.

El entrenador del Bidasoa Alex Mozas durante una rueda de prensa Arnaitz Rubio

Uno de los responsables del crecimiento del club naranja, con el que ascendió a Asobal en 2021 y el año pasado alcanzó la final de la Copa del Rey (y la consiguiente plaza europea), Mozas también es técnico de la Federación Española en la base —segundo entrenador de la selección junior (junto a Jabato Fernández)— y aterriza en un club consolidado en el cuarto superior de la Liga, lo que se traduce en tener como objetivo pelear cada año por los billetes europeos.

Europa, sí, sin descuidar la Liga

Salvo en varias tardes en las que la Liga pone la magia, la ilusión de un pabellón que ha visto ganar dos títulos europeos alcanza el máximo con la competición continental. Aun así, el adagio clásico de los clubes asentados es una máxima en Artaleku: más allá de las alegrías europeas, la Liga es la que da de comer.

En su última participación europea, el Bidasoa sufrió en sus carnes las consecuencias de compaginar ambas competiciones, con derrotas en Benidorm, Puente Genil, Cangas do Morrazo o Santander. 

Y si nos atenemos al nivel de una Asobal que cada jornada exige más de lo que se minusvalora, el equipo dorado bien sabe que con o sin Europa, la Liga está repleta de curvas: aun sin jugar en Europa, el pasado curso cayó en plazas como la cordobesa, Nava de la Asunción y Huesca.

Esta temporada, los habituales Granollers, Ademar y Logroño (que no jugará Europa), amén de proyectos que aspiran a consolidarse como Torrelavega y Nava, se postulan junto al Bidasoa como los principales candidatos a principio de temporada a pelear por Europa. Cualquier detalle en contra en 30 jornadas puede resultar fatal.

La European League, ¿benévola de salida?

En Europa, el nuevo formato estrecha el margen de error de la fase inicial: pasa de 6 a 4 equipos y de 10 a 6 partidos. Los dos mejores avanzan a la Fase Principal o Main Round, arrastrando los puntos obtenidos entre ellos. Y de ahí, dos a cuartos, eliminatoria que el equipo irundarra no ha pisado desde la Copa de EHF del año 2007. Las semifinales, desde el 2001, con la épica eliminatoria contra el Magdeburgo.

Los tiempos han cambiado desde entonces: el presupuesto de la entidad guipuzcoana casi duplica el de hace seis años (de unos 800.000 euros a alrededor de 1,5 millones), pero queda lejos de otros proyectos de media tabla alemana o francesa y de ser un asiduo de las últimas rondas de la European League o la Final Four. Hasta entonces, y salvo protagonizar excepciones contadas como la del Granollers finalista de hace dos años, la ilusión crece en las grietas de la lógica.

Para ello, el primer paso será la Fase de Grupos. El sorteo de julio emparejó al Bidasoa en el grupo D de la nueva European League junto al Chrobry Glógow polaco y el CSM Constanta rumano, a los que la semana pasada se sumó el Ystads sueco. El Bidasoa evitó a equipos con mucho más poderío y cartel como los de la Bundesliga, aunque no tendrá margen de error si quiere clasificarse a la Fase Principal.

En ella, los equipos del grupo D se cruzarán con los del grupo C: el Benfica portugués (único campeón de la Europa League en la última década que no es alemán), el Tatran Presov eslovaco, Kadetten Schaffhausen suizo y el Limoges francés, donde milita el excapitán bidasotarra Jon Azkue y el exguardameta José Manuel Sierra forma parte del cuerpo técnico.

Se seguirá jugando en Artaleku

Por ahora esos choques tendrán Artaleku como escenario. La EHF reconoce el encanto de la casa amarilla, donde organizó una Supercopa Europea, pero ya hace cinco años concedió una excepción para que el Bidasoa volviera a la Champions sin moverse de Irun en el 25º aniversario de la Copa de Europa de Zagreb. Aquel año la EHF aprobó los requisitos que los pabellones deberían tener a cinco años vista (en inglés). Los que ligas como Asobal, en el camino de la profesionalización, empiezan a incorporar.

Los jugadores del Bidasoa Irun celebran el empate contra el Sporting de Lisboa en la EHF Champions League Gorka Estrada

Sin mejoras estructurales en Artaleku y un nuevo pabellón que hoy no pasa de ser un plan, la instalación municipal de 1987 no cumple con las condiciones establecidas en 2019. Tampoco las supera ninguna instalación guipuzcoana. 

Aun así, la duda que sobrevoló tras la eliminatoria de hace dos años contra el Sporting de Lisboa queda resuelta por esta temporada: la EHF ha decidido prolongar una especie de moratoria por la pandemia para instaurar esos requisitos y salva a equipos como el Bidasoa. Artaleku, feliz: podrá albergar más noches de magia europea.