- Las competiciones de grupos pequeños tienen estas cosas. Está prohibido fallar. Cuando tropiezas una vez te encuentras expuesto en una situación delicada en la que no puedes volver a dejarte puntos en encuentros en los que pareces predestinado a la victoria por tu condición de favorito. La trayectoria de la Real en Europa no es la misma que la de una Liga que lidera con solvencia. Los blanquiazules acumulan dos empates, en Eindhoven y ante el Mónaco en casa, lo que les sitúa en una momentánea tercera posición, fuera de los puestos que clasifican para los cruces de la Europa League y que te condenan a la desconocida y novedosa Copa Confederación. Por debajo solo se encuentra el Sturm Graz, que ha perdido sus dos encuentros y que ya afronta lo que le queda de competición como una improbable búsqueda de una medalla de bronce que le permita seguir vivo en Europa. Para ello tiene que rascar puntos en casa; no le queda más remedio pese a que le ha tocado en suerte el grupo de la muerte, probablemente el de mayor nivel de la competición, con los tres miuras que van a estar peleando por entrar en las eliminatorias hasta el último segundo, como ya le sucedió a la Real la pasada campaña con el gol de Willian José en Nápoles y la posterior diana del Rijeka al AZ Alkmaar.

Los de Imanol están obligados a sumar los seis puntos ante los austriacos por la simple razón de que sus dos oponentes, PSV y Mónaco, cuentan con esos dos triunfos en su hoja de ruta y ya han tachado uno en su quiniela. No va a ser fácil, no hay que olvidar que, por un motivo o por otro, a los donostiarras siempre les ha costado mucho ganar y convencer cuando compite en el Viejo Continente, sobre todo a domicilio. No hay más que analizar sus últimas actuaciones. Puede que sea por nervios o por una inexperiencia que parece haber superado en su competición doméstica, pero la Real no es la misma cuando sale al extranjero. Habrá que ver cómo responde en un duelo en el que necesita vencer. Sea como sea. Convenciendo o no, jugando bien o tampoco. Ganar, así se triunfa en Europa. Que se lo pregunten al Villarreal, que la campaña pasada acabó proclamándose campeón de la competición yendo casi de tapado a lo largo de la misma pero sacando sus partidos adelante casi siempre con garantías.

Imanol vuelve a afrontar un encuentro decisivo con bajas importantes. La ausencia de Mikel Oyarzabal, que ya se perdió el año pasado las visitas a Alkmaar y Nápoles, siempre se nota y más aún en partidos de este tipo con connotaciones tan especiales.

No parece que vaya a haber demasiadas novedades por línea. Remiro, el hombre de las porterías a cero, seguirá de inicio con Gorosabel, Aritz, Le Normand y Aihen por delante. En el centro del campo, se dan por seguras las vueltas de Zubimendi y de ZubimendiSilva (ayer no completó la sesión al estar entre algodones), que acompañarán al mariscal Merino. Y arriba, aquí sí que hay más dudas, no se puede descartar nada, ni un cambio de esquema para jugar con un 4-4-2 con las dos torres, Sorloth e Isak, arriba. El tercero sería probablemente Januzaj que fue sustituido antes frente al Mallorca. Lobete y Portu también cuentan con sus opciones.

el rival

El Sturm Graz es el único equipo que desafía la dictadura del Salzburgo en su país. Se suele hacer fuerte en su estadio, en el que se siente cómodo a pesar de sus quejas por el mal estado del terreno de juego, que hoy puede erigirse en su aliado. Como dijo en este periódico el mítico Anton Polster, la ausencia de Kiteishvili es vital, y sus delanteros Yeboah y Jantscher se perfilan como el mayor peligro a tener en cuenta en una noche en la que la Real no puede fallar.