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El derbi se gana desde Negreira (0-3)

La Real se rehace a un final de la primera parte sonrojante y acaba sentenciando su clasificación tras el bajón físico de su rival

El derbi se gana desde Negreira (0-3)Lavandeira jr / Efe

En el fondo, por mucho que la mancha negra que mancilló la leyenda txuri-urdin durante un cuarto de siglo no se haya secado del todo, nadie esperaba que la Real pudiese caer esta noche ante un rival que compite en la sexta división del fútbol español. La superioridad sobre el papel era tan manifiesta y abrumadora que lo único que había que intentar era vencer sin demasiados sobresaltos y, sobre todo, sin alterar a la afición, para centrar todas las energías en sacar adelante el derbi del sábado. 

La Real logró la esperada clasificación con un 0-3 que pareció mucho más contundente de lo que realmente fue. Porque solo plasmó la distancia que les separaba cuando se notó la diferencia física de unos profesionales contra unos amateurs que estaban afrontando una de las noches de sus vidas. Se entiende que sea complicado motivar a futbolistas profesionales, muchos de ellos internacionales, que no están pasando por su mejor momento, lo que les ha condenado al banquillo. Incluso todos sabemos que la fórmula de cambiar a los once nunca ha funcionado en este club. Pero lo de los minutos finales de la primera parte tuvo delito. Llegó un momento de semejante incomprensión ante lo que se estaba viviendo que hasta se empezó a dudar de que pudiese dar una sonada campanada. Algo que jamás debió pasar. Menos mal que tras el descanso los gallegos ya no pudieron mantener el nivel de presión y acabaron sometidos por una Real en la que acabaron jugando cinco titulares. ¡Salió hasta Oyarzabal! Todavía no sabemos muy bien por qué...

Previsiones confirmadas

Sergio Francisco confirmó las previsiones más lógicas y apostó por su once suplente. La buena noticia es que la alineación era reconocible y hasta pintaba muy competitiva y de nivel. Lo malo es que, salvo lesión mediante o recuperación improbable de Kubo, el Athletic ya sabe a qué equipo se enfrentará al sábado. En el mundo de los terrenales, esta última circunstancia tampoco debería tener excesiva importancia salvo para, precisamente, los técnicos, que son a los que les encanta jugar al escondite en una era de la información como la actual, en la que todos se conocen a la perfección. 

Otra de las grandes noticias de la previa fue constatar que el estado del terreno de juego era más propio del de un anfitrión de elite que el de un conjunto amateur, además de que sus dimensiones también eran grandes, por lo que ninguna excusa. Como dijo en la previa Matías Almeyda, técnico del Sevilla, “los futbolistas jugamos en cualquier lado; piedras, sintético... Taco corto, largo, mojado… Es once contra once”. Y, por si fuera poco, llenazo histórico en una localidad entregada e ilusión máxima para confirmar que esto era la Copa y que, a pesar de la diferencia cobre el papel, el envite era a vida o muerte.

La primera parte empezó con el guion esperado y acabó convirtiéndose en una película de terror. Imposible no quedarse boquiabierto con el baile que le dio un equipo de Regional a los realistas en la última media hora. No fue un breve espacio de tiempo. 30 minutos en los que los realistas no ganaron casi ningún duelo, en los que perdían todos los balones divididos y en los que incluso parecían tener menos calidad. De ganas y de actitud por supuesto que ni hablamos. Un verdadero despropósito que si no alcanzó el entreacto con una tragedia fue simplemente porque en el fondo los que estaban en frente solo eran futbolistas aficionados. ¡Es que era hasta complicado discernir en qué posiciones actuaban algunos realistas! Nada de nada.

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Y eso que en el primer cuarto de hora el encuentro y la eliminatoria pudo y debió quedarse sentenciada. Sadiq, que estuvo a la altura de las expectativas al fallar dos goles imposibles, se erigió en el txuri-urdin más peligroso de largo y fue el creador del gol al firmar una magnífica carrera que apuró hasta el último momento para dar el pase de la muerte y que Goti solo tuviera que empujar la pelota a la red. Antes, Zakharyan lo había intentado de falta; Aihen, con la derecha, se había topado con Dacuña, cuyo rechace lo envió al larguero a puerta vacía el nigeriano; y, también este último, había hecho trabajar al buen meta local con un chut con la zurda desde la frontal. El tanto llegó en el minuto 12 y, cuatro después, Marín, que actuó pegado a la derecha, sirvió en bandeja el segundo a Sadiq, pero este se enganchó con el esférico y no fue capaz de anotar. El futbolista ideal para Vídeos de Primera, sí, pero también el único que puso en jaque a la zaga local. Ninguna noticia en los aledaños de la portería gallega de todos los demás. 

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Cerca de los 20 minutos llegó el primer disparo de Martín Pereira, que se marchó alto tras un fallo de Aritz, y el Negreira se lo creyó hasta el punto de que se vino arriba y por momentos dio la sensación de que era el contrincante de mayor categoría. Una cosa de locos. Bailando bajo la lluvia. Caamaño, de falta y luego en un intento de vaselina; Sánchez, tras rebotar en un defensa y envenenarse su centro; y Freire, en otro ensayo que se fue por arriba, estuvieron muy cerca e incluso merecieron poner las tablas. Hasta Marrero despejó un balón con muchos apuros cuando había dos rivales preparados para marcar. El descanso fue como la campana que salva al boxeador grogui que está recibiendo golpes sin parar. Insistimos, ante un equipo de la sexta división y con todo futbolistas de la primera plantilla. Sonrojante es poco. Más bien escalofriante...

En la reanudación, Sergio movió un poco al equipo y se supone que le puso en vereda para, entre otras cosas, no ver peligrar su puesto. La Real se fue haciendo con el control poco a poco y, a los ocho minutos, Zakharyan selló la sentencia con un buen zurdazo. A partir de ahí dominio total pero sin brillo de los blanquiazules, incluso reforzados con cinco titulares, hasta que Turrientes cerró el duelo con el tercer gol.

Se tenía que ganar y se logró, con algún susto de más. Pero lo importante era que Sergio quería reforzar a su plantilla y hacer piña para unir fuerzas y empezar a vencer el derbi desde una nueva victoria. El sábado dirá si la fórmula le ha funcionado, porque el triunfo de este martes nos dejó un regusto ácido que se podía haber evitado. Ahora sí, a por el eterno rival.