Una pena. Porque al final todo quedó deslucido. Primero porque, tras una fantástica primera mitad, en la que acorraló a todo un Atlético, la Real se desplomó tras el descanso y acabó perdiendo. Y segundo, porque una espectacular tromba de agua amargó el festejo final por la sobresaliente clasificación europea y las posibles despedidas de varios de sus componentes. O hay que ensayar más, o tener un poco más de suerte o simplemente hacer mejor las cosas. Incluyendo, por supuesto, a los encargados de que la Liga finalizara esta temporada en un lunes laborable por la lamentable tardía hora de inicio. No hay derecho a que se respete tan poco al aficionado y menos aún cuando este equipo se había ganado y se merecía el reconocimiento de su gente. Rafinha perdonó y el Atlético, que saltó al campo, con otra actitud mucho más agresiva y ofensiva tras pasar por los vestuarios se llevó el gato al agua gracias a los goles de De Paul y Correa. Ya en la prolongación, Guridi, en una noche seguro que especial para él, anotó el que puede ser su último tanto con la txuri-urdin para recortar distancias sin que hubiese tiempo para más. Una pena cerrar el curso con una derrota. Otra más ante uno de los conjuntos que le preceden en la tabla, en la que va a ser una de las tareas a trabajar en vacaciones de cara al curso que viene.

  • Lea más: las notas de Mikel Recalde

En una semana en la que casi nos comen los demonios por el infame horario establecido para la jornada final, el resumen o la consigna que debemos tener todos muy claro es que tenemos lo que nos merecemos. O simplemente lo que han firmado o aceptado los clubes. El fútbol español está dirigido por Mortaledo y Filemón con el agravante de que ellos se ven en el espejo como si fueran Crockett y Tubbs, los protagonistas de Corrupción en Miami. Y que conste que no es casualidad que aparezca dicha palabra (corrupción) en la misma frase. No es de recibo que impidan a una afición la posibilidad de festejar a lo grande un gran éxito como es volver a Europa por tercer año consecutivo. Una parroquia que, además, arrastra la desgracia de no haber podido celebrar como merecía la consecución de la Copa 34 años después. Pero lo que es inadmisible es que la Real sea el único equipo de Primera que no haya podido luchar por escalar una posición, con el consiguiente ingreso de siete millones más de euros. Por hacer una comparativa y situarnos, la contratación en su día de Isak. Casi nada.

Como sucedió en la temporada 2013-14, la Liga de Fútbol Profesional decidió que no era importante determinar los puestos europeos una vez se había asegurado el pasaporte continental. Y los realistas lo acabaron pagando caro, cayendo a las previas. No volvió a suceder nunca más hasta que, casualidad, este curso lo han vuelto a hacer y ¿quién es el único club que podía lograr escalar una posición y se le han dejado sin la emoción de lucharlo? La Real, cómo no. Uno no sabe si nos toman a broma o simplemente no nos tienen en cuenta para nada.

En este mismo saco podemos meter que, una vez más, en la primera falta en un partido actuando de local, Gil Manzano no dudó en amonestar a Le Normand por un leve agarrón a Griezmann. Seguro que en el Wanda haría lo mismo con, por poner un ejemplo, Savic si cometiese la misma infracción... Seguro. Eso sin entrar a valorar la entrada de Reinildo que pudo desgraciar a Sorloth y que debió cambiar el signo del duelo al tratarse de una tarjeta roja flagrante y producirse antes del entreacto. El fútbol español huele demasiado a rancio y a podrido.

Siempre nos quedará la Real. Y el notable sprint final que le ha permitido regresar por la puerta grande a Europa. Imanol se tomó muy en serio el colofón del campeonato, a pesar de que los suyos ya no tenían nada en juego. Pero, como le gusta repetir en sus comparecencias públicas, para él no existen los amistosos cuando juega la Real. Y así fue. Solo tres cambios respecto al once que se impuso en Vila-real. Gorosabel, Aritz y Rafinha entraron por Zaldua, Zubeldia y el lesionado Silva.

Buen primer tiempo

Los blanquiazules firmaron una magnífica primera parte dirigidos magistralmente por un Zubimendi que dio un clinic de cómo debe desenvolverse un mediocentro. El nivel del canterano este último mes ha sido colosal y a nadie le debería extrañar que fuese la sorpresa en la lista de Luis Enrique. Solo perdió un balón casi al final que le robó Griezmann; el resto fueron todo acciones acertadas. Incluidas conducciones, robos, pases suaves, otros pegados, con la derecha y con la izquierda. Al donostiarra le respaldó un Rafinha con muchas ganas de firmar un hasta luego por todo lo grande. Con ese ardor guerrero que lleva dentro y que tanto recuerda al rey vikingo Ragnar, lo hizo casi todo bien, salvo marcar, ya que se le escaparon dos goles hechos. El dominio txuri-urdin fue absoluto ante un Atlético que aguantó como pudo el chaparrón sin apenas poder salir de su campo.

A pesar de todo, los atléticos se defendieron bien, como suele ser habitual, no se mostraron excesivamente incómodos parapetados en su territorio. Al cuarto de hora, Illarra sirvió un balón al segundo palo, Merino cabeceó y Le Normand no llegó por centímetros para empujarla. Cerca de la media hora, Sorloth se fue por la banda con esa potencia que le caracteriza y su disparo lo detuvo sin poder atajarlo Oblak, Rafinha, se encontró con la pelota pero se pasó de frenada, y entre el palo y su caída se quedó sin premio. Casi al borde del entreacto, Isak robó con inteligencia, el brasileño hizo una rápida pared con Sorloth, que le dejó solo, pero quiso ajustar tanto su chut que salió lamiendo la cepa del palo. Herido en su orgullo, en la acción final, dejó una preciosa maniobra que culminó con un potente disparo que no encontró portería.

  • Lea más: una despedida provisional a la que solo le faltó el gol

Todo cambió tras el descanso. Fue como la noche y el día. Algo incomprensible. El Atlético salió embravecido y a los dos minutos Cunha había estrellado un trallazo en el palo y Remiro por fin había manchado los guantes a disparo de De Paul. El problema es que en el siguiente centro de Griezmann se llevó un buen susto al no poder blocar y tener que hacerlo con muchos apuros, casi en tres tiempos. Fue el preludio del tanto. De Paul tuvo tiempo para colocarse bien el esférico y engatillar a la escuadra.

Sin ningún atisbo de reacción por parte local. El de Cascante evitó el habitual golito de Griezmann al equipo que le formó. No así Correa, que, en una jugada horriblemente defendida por parte de los realistas, que permitieron hasta tres centros al área, se encontró con una buena asistencia de Koke, que no tuvo problemas en convertir en gol.

Con los cambios y la aparición de los siempre fogosos Januzaj y Naïs, la Real fue apareciendo poco a poco más en el área rival, pero su gol no llegó hasta el descuento. El belga ejecutó con fuerza una falta, Oblak detuvo con apuros y Guridi, muy oportuno, cabeceó a la red. Un tanto muy especial para el canterano, que tiene asumido que el curso que viene deberá buscarse nuevos retos y horizontes. Lástima que en el arreón final no hubiese tiempo para mucho más. Bueno sí, para que Gil Manzano le birlara una última ocasión en un córner que convirtió en saque de puerta. Peligroso este trencilla, con mucha experiencia y de los que siempre sabe muy bien lo que pita y a quién.

Y este cuento se ha acabado. Con derrota sí, pero con una clasificación histórica para Europa al tratarse de la tercera consecutiva. No hay más que ver cómo sufren rivales directos sin viajar al viejo continente en este periodo de tiempo en el que la Real ha adelantado a muchos habituales del vagón noble del campeonato. Honor y gloria para este equipo y su entrenador. Aunque este deporte sea efímero, lo que provoca que seas tan bueno como has jugado en tu anterior encuentro y genera un agobiante desgaste, la figura del oriotarra sale más fortalecida que nunca. No hay mejor entrenador que el que consigue los objetivos. Cruzará los mares con sus correspondientes tormentas, rayos y centellas, pero con Imanol al timón, al final, siempre llega con la calma del deber cumplido. Eskerrik asko equipo, pero la rueda no para y que sepáis que el año que viene queremos más y mejor.