- Una nueva guerra de egos agitó la espera de la final de la Copa del Rey a solo 16 días de celebrarse. Cronología de un auténtico disparate. La Federación Española sorprendió a todos al filtrar al mediodía a la Cadena Ser que, con la aprobación y en consonancia con la Junta de Andalucía, iba a permitir la entrada de un 20% o un 25% (unos 12.000-15.00 espectadores) en las dos finales que se van a jugar por espacio de 15 días en La Cartuja de Sevilla. La noticia corrió como la pólvora y sorprendió sobre todo a los clubes, que no sabían nada de sus intenciones de forma oficial (lo intuían) a pesar de haber mantenido ayer mismo una reunión sus respectivos departamentos de comunicación, que se encontraban a la espera de llevar a cabo la reunión ordinaria hoy a las 16.00 horas en Las Rozas con Jokin Aperribay y Aitor Elizegui a la cabeza de las delegaciones.

En Anoeta no sentó bien este cambio de planes, cuando los vascos no pueden salir de su límite territorial e incluso tienen prohibido juntarse en las casas para ver el derbi. El Gobierno Vasco fue el primero en mostrar su desacuerdo públicamente en boca de su portavoz, Bingen Zupiria. Una voz autorizada del Consejo Superior de Deportes reconoció en privado su “sorpresa total por enterarse por los medios de la propuesta a la espera de que nos den una información más detallada. No es normal ni serio”.

La lógica y esperada desautorización llegó a media tarde por parte de la ministra de Sanidad, Carolina Darias: “Quiero ser clara y contundente: no es adecuado, no es oportuno y no es conveniente. No es el momento. Hemos aprobado una serie de actuaciones coordinadas mediante las que durante la celebración del día de San José, la Semana Santa y la semana siguiente íbamos a tener cierres perimetrales para limitar la movilidad y los contactos sociales”. Además, recordó un artículo del acuerdo en el que “se establece que no se celebrarán eventos masivos de ninguna índole que conlleven aglomeración de personas y que en este evento deportivo hablamos de más de 10.000 personas y ante esta situación epidemiológica entendemos que no es posible. Por lo que vamos a hablar para que esa asistencia de público no se produzca”, sentenció en rueda de prensa.

La realidad que subyace y explica este inesperado giro de tuerca son dos guerras paralelas. Por un lado, la política, entre el gobierno de coalición de derechas que administra Andalucía y el gobierno central de coalición PSOE-Podemos; y, por otra, la cansina pelea de gallos entre Luis Rubiales y Javier Tebas, presidentes de la Federación y LaLiga, respectivamente. Aunque parezca increíble, estos dos siguen luchando por que la competición que está a su mando sea la primera en abrir las puertas. Es más, desde la Federación corrigieron molestos la información de la entrada de público en las dos finales, remarcando que por ahora solo permitirían en la primera, con la única intención de bloquear que Tebas se viese con vía libre para dejar entrar a hinchas en la Liga, como volvió a abrir la posibilidad ayer mismo: “Si se dan las circunstancias, la tercera semana de abril podemos empezar a tener un porcentaje en los estadios”, declaró.

La otra explicación es que la Federación y la Junta de Andalucía, que han invertido mucho para albergar las finales, necesitan imperiosamente recaudar dinero (las selecciones van a jugar en tierras andaluzas). Hasta aquí llegó el esperpéntico capítulo de ayer. Será hoy cuando se pongan las cartas sobre la mesa en la reunión en Las Rozas (16.00 horas), pero todo parece indicar que habrá más capítulos en este culebrón interminable.