“Soy navarro y me hace ilusión jugar la final del Parejas en el Navarra Arena”, reflexiona Peio Etxeberria. Tras perder el cetro del Cuatro y Medio ante Altuna III (22-9), quiere resarcirse este domingo en Iruñea en el Parejas junto a José Javier Zabaleta.

En noviembre llegó a la final del Cuatro y Medio y el domingo disputa su segunda cita por una txapela de Primera en el Parejas.

—Si hace seis meses me lo dicen, no me lo creo. Es algo muy bonito. Me sirvió para saber cómo es una final. Cuando empecé el Parejas con Zabaleta nos dejamos las cosas muy claras y hemos funcionado por eso. No ha habido malos gestos ni nada que no nos hayamos dicho. José Javier ha hecho un Parejas increíble, pero siempre hemos dicho lo mismo: él sin mí y yo sin él no habríamos llegado a ningún lado.

Aprendió de la experiencia.

—Me ha servido de mucho. También en el Parejas. En los momentos malos hemos tirado hacia delante y en los buenos, en cambio, hemos disfrutado. En la final contra Altuna III salí a calentar y estaba como poseído. Me pudo. La del Navarra Arena la vivo con un compañero y quiero gozarla. 

“Cuando empezó el torneo, Zabaleta y yo nos dejamos las cosas claras y no ha habido malos gestos”

Zabaleta es el pelotari más determinante en su demarcación. ¿Qué aporta además de juego?

—Los dos somos un poco de ir a nuestra bola y creo que es algo bueno. No somos de hablar todos los días. Eso sí, hemos intentado coincidir el mayor tiempo posible en el frontón, porque cada uno tenemos nuestro propio grupo de entrenamiento físico. En los primeros partidos, nos dijimos que no queríamos ver una mala cara o un gesto malo. En mi caso, necesito lo contrario: apoyo y ayuda. En Amorebieta, un partido comprometido, yo estaba nervioso y en el tanto doce entramos en el vestuario. Zabaleta me dijo que me olvidara de todo. Fueron palabras que me vinieron muy bien. Hemos ganado partidos difíciles. 

Eso también habla de usted.

—Lo más importante es estar en los momentos malos. En esos instantes, veo una mala cara y, sin querer, soy de los que se lo llevan a lo personal. No me viene bien. A mí me gusta ayudar y animar, algunas veces en exceso. Ese poso me lo ha dado José Javier: en ocasiones me ha dicho que entre y en otras que le deje pelota. Es muy bonito que te traslade esa confianza un zaguero como Zabaleta. Para mí, es el mejor de la historia. 

Peio Etxeberria y José Javier Zabaleta atienden a esta cabecera en el Hotel Castillo de Gorraiz en plena preparación de la final del Campeonato de Parejas. Iñaki Porto

En el Ogueta, en la semifinal ante Altuna III-Martija, sucedió algo así.

—Hemos jugado contra Jokin y Julen en dos ocasiones en Gasteiz este campeonato y han sido mis mejores partidos del Parejas; el de semifinales, incluso, el mejor de mi carrera. Antes de salir tenía un nudo. Estaba nervioso, porque siempre me ha costado jugar dos partidos seguidos buenos en el mismo escenario. Este año he roto con todo eso. 

¿Qué puede decir de Altuna III y Martija?

—Son favoritos. Saben lo que es una final y una txapela. Al principio del Parejas todo el mundo les puso de favoritos y, pese a no comenzar bien, llegan bien al momento clave. 

Zabaleta puede marcar la pauta por las características del Arena. 

—Es un frontón exigente. A nosotros nos va bien, pero también a ellos. Martija goza todas las pelotas delante y Jokin puede meter mucho ritmo, por eso también es el mejor. 

“Ante Altuna III-Martija he jugado mis dos mejores partidos del Campeonato de Parejas”

Es llamativa su forma de concentrarse cuando acaba el tanto. Cierra los ojos y camina lentamente mientras respira hondo. 

—Es algo que trabajo desde hace años. Es mi forma de concentrarme y de estar metido en el partido. Si uno de los dos no está centrado, no sumamos. Zabaleta siempre está concentrado y mi forma de hacerlo es esa. Es una teoría que llevo siguiendo desde los quince años. Se trata de fortalecer la concentración mediante la respiración. Me centro en respirar y así no doy ni media vuelta a lo que ha sucedido en el tanto anterior. Fijo la mente en el siguiente saque, que es una nueva oportunidad. Llevo mucho tiempo en ello y me está dando mis frutos en los tiempos difíciles. Al principio, en aficionados, era muy despistado. Es mi modo de aislarme. 

Su juego en ocasiones puede tacharse de anárquico y de pulsaciones altas pero usted es muy maduro. 

—Antes me tomaba más en serio lo de la concentración e, incluso, no miraba a la grada. Ahora estoy disfrutando. No quiero obsesionarme con eso, porque creo que es tan bonito lo que vivimos que hay que disfrutarlo.

“No doy ni media vuelta al rol que tengo en Aspe. Me centro en lo mío y en crecer personalmente”

Ha sido padre en 2023, ¿le ha ayudado a alcanzar esa madurez?

—Estoy madurando en el juego, pero la paternidad ayuda. Es algo muy bueno. Estar feliz en el día a día es lo más importante para una persona.

 

¿Tras dos finales en Primera cree que su rol está cambiando?

—No le doy ni media vuelta. Siempre me he centrado en lo mío. Estoy creciendo en lo personal y en plantar cara en los momentos difíciles.

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Hay mucha competencia en Aspe.

—Hoy estás y mañana no. Siempre me ha tocado estar en esa lucha. No es nuevo para mí.