Peio Etxeberria y Zabaleta abren las semifinales del Parejas con un golpe de autoridad

Los navarros mezclaron en una versión potente y resolutiva. Cóctel perfecto. Molotov. Explosión en territorio gasteiztarra, donde el zaguero expuso razones y poder y el delantero dio un recital: de defensa y curro al principio y de remate después. Etxeberria jugó con personalidad ante una combinación de pantalón largo. No rehuyó las hostilidades con Jokin, fue el más activo del cuarteto y terminó. Zabaleta le corrigió: ganar presencia, paso hacia delante. ¡Eureka! Bien es cierto que Altuna III no fue capaz de maravillar como en otras citas, pero jugó a contrapelo, fuera de su órbita de incidencia. El trabajo, eso sí, es innegociable.

El descorche fue de partido de campeonato. Tensión. Poco riesgo. Mucha velocidad. Ritmo alto. Toda la carne en el asador. 81 pelotazos para empezar a sudar. Jokin encontró el agujero en el ancho y un fallo de entendimiento entre Peio Etxeberria y Zabaleta permitió el tanto colorado. Un error del de Etxarren marcó la primera tacada. A partir de ese instante, reparto de golpes. Jokin falló una contradejada desde el ancho y Peio encontró petróleo en una volea por la pared. 2-2. Hubo abrazo en el tercer cartón. 

Una escapada de Martija encima de la chapa abrió de nuevo la racha colorada. Los campeones de 2022 saben agarrarse a los encuentros. Animales competitivos. Zabaleta encontró la chapa superior para poner el 5-3. Un voleón al txoko de Peio Etxeberria frenó la dinámica y volvió a acercar el luminoso (5-4). Respeto máximo. Saben el oficio de unas semifinales. Compactó un buen gancho de Peio. El de Zenotz tomó protagonismo para evitar el castigo de su compañero. El 6-5 fue un fallo de Zabaleta. Julen clavó un derechazo atrás en el 7-5. Encuentro de tintes épicos en el Ogueta, posiblemente el frontón industrial más exigente. Se pasaban los 300 pelotazos en poco más de 25 minutos de juego. Pico y pala. El 8-5 fue un error de Etxeberria. Zabaleta se sacó la espina con un derechazo espeluznante al rebote que puso el 8-6. 

El crecimiento de Peio Etxeberria-Zabaleta

Ideas claras. El plan. Martija esperaba en el nueve. Altuna III limpiaba la maleza. El de Etxarren: la de cal y la de arena. Ensayó una dejada al txoko que tocó colchón. Fue el 9-6. A raíz de ese instante llegó el dominio azul. Martija tocó la chapa superior. Peio Etxeberria, atrevido, serio, trabajador, reconoció terreno y aceptó su misión. Jugó valiente.

Tacada de seis tantos para irse al primer descanso largo en ventaja: 9-12. El 9-11 fue una declaración de intenciones del delantero de Zenotz: saque al ancho y gancho potente. El 9-13 fue otro gancho de Peio. José Javier subió una marcha. Aumentó la presión sobre Martija. 

Contrarreloj contra el tanteador

Trabajó mucho Jokin, pero le costó cruzar, buscar ángulos. El equilibrio se había roto. Zabaleta empezó a decidir. Peio Etxeberria se quitó las cadenas. Del trabajo exhausto a la excelencia. Estuvo soberbio. Solo dos pelotazos profundos de Altuna pusieron pimienta. Directos al segundo descanso con una buena ventaja (11-18). El de Zenotz trazó dos remates de auténtico genio: una dejada a la contra con el efecto cambiado y una parada en el ancho desde el suelo. La sangría se alargó con un saque. Peio, un huracán, tiró una volea. Recuperó crédito con un gancho. Altuna III arriesgó para fallar el 21 azul. Pero el amezketarra tiene más peligro que tomar jacuzzi en un estanque de pirañas. 

Después de muchos pelotazos dominados, Martija puso el cuero en el diez y Jokin metió un gancho perfecto. Contrarreloj contra el tanteo. Mirada al futuro. El 14-21 fue un buen pelotazo del guipuzcoano. El cierre fue un yerro del campeón del acotado.