Desde la Fundación Mémora apuestan por un trato humano y personalizado que se adapta a las necesidades y peticiones de cada familia. Sus profesionales son conscientes de que despedirse del ser querido que ya no está es un momento trascendental para, de alguna manera, mitigar el dolor y encarar el proceso de duelo de manera saludable. Manu Lizartza, gestor de desarrollo de Mémora, pone en valor la importancia de homenajear la vida del difunto.

¿La despedida del ser querido ayuda a asumir mejor la pérdida?

Por supuesto, es un momento crucial a la hora de iniciar el proceso de duelo por su fallecimiento y enfocarlo de forma saludable. El tanatorio es un puente simbólico para homenajear y facilitar a las personas el tránsito y el acompañamiento en el duelo que conlleva toda pérdida. Una de las lecciones que nos dejó la pandemia fue precisamente la importancia de dedicar un tiempo y espacio para despedir a los que ya no están, ya sea mediante ceremonias religiosas o laicas. En este sentido, con motivo de las restricciones, muchas familias no pudieron velar a sus difuntos para darles la despedida que habrían deseado. Al no poder reunirse, pudimos comprobar que para muchas personas resultó más complicado afrontar su pérdida.

¿Es posible sentirse reconfortado en un momento tan duro?

Por supuesto. Los velatorios y las ceremonias se convierten en un espacio seguro, íntimo y acogedor para reunir en un mismo lugar y momento a las familias y el entorno más cercano del fallecido. Un lugar donde el dolor compartido por la pérdida puede ayudar a mitigar la carga emocional de los afectados, dar voz a sus sentimientos y hacer frente a la soledad tras su pérdida.

¿Han cambiado las despedidas que se realizan hoy en día respecto a años atrás?

Hace años era habitual realizar los velatorios en casa, donde el entorno del fallecido se reunía durante horas para despedirse, pero esta práctica también conllevaba incomodidades y retos emocionales para las familias. En la actualidad, esta tradición es muy residual y la gran mayoría de las familias optan por celebrar las despedidas en un tanatorio. En este sentido, el sector funerario se ha profesionalizado, apostando por un trato humano, empático y adaptado a las necesidades de cada familia. Cada vez más, las ceremonias se conciben como una celebración de la vida, con servicios personalizados que reflejan la esencia del fallecido.

¿Desde Mémora cómo se acompaña a las personas en momentos como este?

En Mémora somos conscientes de que, en un momento emocionalmente delicado como es la pérdida de un ser querido, el trato humano es esencial. Por eso, nuestra vocación es acompañar a las familias con empatía, cercanía y profesionalidad. Asimismo, también ponemos el acento en adaptarnos a sus necesidades y preferencias, haciendo de este momento lo más llevadero posible.

¿Qué supone para ustedes estar presentes en un instante tan personal y doloroso?

Estamos al lado de las familias en un instante doloroso, pero a la vez crucial en sus vidas. Somos conscientes de esta responsabilidad y nos resulta gratificante poder ayudar a las personas que han perdido a un ser querido acompañándolas en este proceso y ofreciendo la despedida que mejor se adapte a sus necesidades, un momento que será clave para afrontar el duelo. 

¿Cómo se preparan para acompañar a los familiares?

Nuestros valores a la hora de acompañar a las familias giran alrededor de la profesionalidad, pero también la cercanía, el tacto, la empatía… Contamos con un equipo plenamente preparado para realizar esta labor.

¿Las despedidas de carácter religioso están perdiendo relevancia?

Es cierto que en los últimos años hemos visto cómo han ganado terreno las ceremonias personalizadas en detrimento de otras fórmulas más tradicionales como son las de carácter religioso. Así, en línea con la evolución de la sociedad, en Mémora se ofrecen despedidas a medida, ya sean laicas o religiosas, en este último caso adaptadas también a las diferentes creencias de las familias. En concreto, en Gipuzkoa, en 2024, las ceremonias religiosas representaron un 48% del total.

¿Qué es lo que más valoran los clientes de sus servicios?

Los tanatorios han evolucionado mucho en los últimos años hasta convertirse en espacios modernos, confortables, diseñados especialmente para hacer más fácil el acompañamiento que requieren las familias cuando ha fallecido un ser querido. También se han incorporado nuevas tecnologías y servicios audiovisuales para permitir ofrecer despedidas a medida para cada familia. Asimismo, contamos con soluciones sostenibles, como urnas biodegradables, por ejemplo, para dar respuesta a las nuevas demandas sociales. No obstante, al final, lo que marca la diferencia son las personas y lo que más valoran las familias en su paso por el tanatorio es el trato humano, personalizado y profesional que ofrecemos en Mémora.

¿Las nuevas generaciones tienen una percepción diferente de las despedidas?

Totalmente, cada vez más, las familias buscan homenajear la vida del difunto en vez de centrarse en el fallecimiento, como venía haciéndose anteriormente. Y lo hacen a través de despedidas únicas que pretenden reflejar su esencia. Para dar respuesta a esta necesidad, se utilizan recursos como fotos, música, vídeos u objetos que permiten dar un último adiós único y repleto de valor para las familias.