No importa que sea en el Camp Nou o en Montjuic, la receta de la derrota en Barcelona casi siempre suele ser la misma. La Real Sociedad decidió hace años que quería apostar por un estilo parecido al que implantó Johan Cruyff, pero cuando se pone enfrente de su referente suele acabar sucumbiendo. No es que jugara mal, ni que tuviese menos ocasiones, pero la historia se repite una y otra vez con la excepción de la temporada pasada, cuando ya había asegurado su título de Liga. En un escenario y frente a un contrincante de este nivel, estás obligado a ser contundente y a atinar en las dos áreas. A aprovechar los momentos en los que eres superior, como hubo muchos, bastantes más que al revés, pero... Becker y Brais no atinaron y Yamal no perdonó. No hay más resumen que este. Porque la Real no fue inferior en casi nada al campeón de la Liga del curso pasado. 

Alguien lo debería explicar. Pero nunca lo hacen. Lo peor es que los más osados, los que casualmente jamás son perjudicados de forma tan clara y directa con los horarios, son los primeros en acusar de poner excusas, cuando la realidad simplemente no tiene ni la más mínima justificación. El pasado lunes no hubo ningún encuentro correspondiente a la jornada 34 de la Liga. Y en esta, cuando solo quedaban cuatro etapas para la finalización del campeonato, hay competición entre semana y después de que la Real Sociedad haya sido equipo europeo, además con éxito por haberse colado por sorpresa entre los 16 mejores clubes de Europa, el señor Tebas y sus secuaces tienen el miserable detalle de poner tres encuentros en solo seis días cuando se está jugando su quinta clasificación consecutiva para Europa. Como diría aquel o aquella, ya está bien. Llueve sobre mojado.

Cuando a otros les ha sucedido lo mismo, han competido a la misma hora que sus contrincantes

Cuando la Real se debatía en qué competición iba a competir en el continente, no quisieron ponerle el mismo horario que a sus rivales directos. No lo olvidamos, lo tenemos muy presente todos los años. Cuando a otros les ha sucedido lo mismo, han competido a la misma hora que sus contrincantes. Como decía Mourinho, ¿por qué? Y si alguien quiere poner el caso del Barça, que seguro que se juega mucho dinero con su corrupta Supercopa, que conste que el jueves visitará al Almería y el domingo recibirá al Rayo. Casi el mismo nivel de exigencia. Aparte de que cada palo aguanta su vela. 

La Real pondrá en juego su temporada contra el Valencia en casa el jueves (a las 22.00 horas, para faltar más al respeto al personal) y en una final que huele a encerrona que mata en el Villamarín solo tres días después. La pregunta es: ¿de qué sirve que Aperribay sea uno de los jefes de la ECA, que no sabemos ni para qué sirve ni lo que es, si nos toman el pelo en las competiciones domésticas?

Lo denunciaron Olabe, Remiro e Imanol a su manera, esto es una auténtica tomadura de pelo y un escándalo que siempre les sucede a los mismos. A unos pocos. Con la Real siempre de por medio. Estamos muy cansados de injusticias inconcebibles por su falta de equidad. Contra viento y marea, así navega la embarcación del de Orio y al que le señale y le denuncie, aclararle que no somos tontos. Sabemos lo que están intentando hacer con un equipo que siempre respeta a todo el mundo y que no genera ni el más mínimo problema a lo largo de toda la temporada.

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📸 Barça-Real Sociedad: las mejores jugadas Efe

Defensa de cinco

Dadas las importantes bajas, que también se nos olvida destacar sin que sirva de excusa porque para eso están las plantillas de 25 y la cantera, Imanol se decantó por una defensa de cinco, con dos carrileros como Traoré y Aramburu, a banda cambiada, por los problemas de los tres laterales izquierdos. El técnico mantuvo la línea de tres en la medular formada por Turrientes, Merino, a pesar de estar apercibido, y Brais, con Becker y Oyarzabal para correr a campo abierto en la delantera. Y en el banquillo, Kubo y Barrenetxea para tratar de aprovechar después el desgaste de los locales.

Mientras Xavi recurrió a su once esperado, con la novedad de la entrada de Iñigo Martínez en lugar de Araujo y la presencia de Pedri en el centro del campo.

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Barcelona-Real Sociedad: las notas de Mikel Recalde Mikel Recalde

La Real completó una buena primera parte. Sus duelos con el Barcelona se disputan sobre un tablero de ajedrez, con dos equipos presionando muy arriba y buscando atraer a sus adversarios en la salida de balón para jugar en ventaja. El plan le salió bien a Imanol, con un Becker que fue una pesadilla constante en la punta de ataque surcando las espaldas de la zaga local. Pocos o ningún equipo ha logrado mantener tan a raya al Barça en su estadio y superarle en ocasiones de gol en los primeros 45 minutos, pero cuando bajaron la guardia y los catalanes se inspiraron, desgraciadamente marcaron la diferencia gracias a una definición de crack de Yamal a pesar de que Aramburu había sido el mejor realista en el campo al haberse llevado todos los duelos de una manera encomiable. Un titán.

Amenaza Becker

A los cuatro minutos, Becker culminó alto una buena jugada colectiva de la Real. A los 19, su chut lo detuvo Ter Stegen, pero estaba en fuera de juego. Segundos después Oyarzabal disparó muy alto y a continuación al holandés le anularon un gol al estar en posición incorrecta en la medular por centímetros.

Una pena, porque a partir de ahí cambió el signo del partido y el Barça comenzó a leer bien la forma en la que defendía la Real y a generarle muchos problemas. Pacheco evitó el gol de Yamal, Raphinha se topó con el palo y, a los 38 minutos, tras una preciosa y precisa combinación con una intervención superior de Lewandowski y Gündogan, Yamal batió por bajo a un Remiro vendido. Becker pudo empatar antes del descanso, pero su chut con la zurda se le escapó cruzado.

Demasiado ajustado

En la reanudación, el Barcelona estuvo más cómodo en ventaja. Raphinha dispuso de tres buenas opciones, aunque Remiro respondió bien. Y a la Real, que siempre estuvo viva y metida en el partido, se le escapó el empate en un disparo de Brais, que ajustó demasiado cuando no hacía falta. 

En el descuento sentenció Raphinha de penalti por mano de Odriozola. Una pena. Esta película la hemos visto muchas veces en Barcelona. En el tablero de ajedrez. Pero sin veneno se escapan casi siempre los puntos ante los más grandes... Es lo que hay.