La historia se repite semana tras semana. “Según el concepto que tengo yo de este deporte, la Real Sociedad es el equipo que mejor juega de Primera División”, dijo Natxo González, entrenador de la UD Logroñés, antes de la eliminatoria copera. “Transmiten tanta raza como fútbol. Solo me puedo deshacer en elogios hacia ese club. Se trata de un proyecto que va a más, con un cuerpo técnico inmejorable”, recogió días después Joan Francesc Ferrer Rubi, técnico del Almería. Y fue más lejos aún, hace solo una semana, un tal Xavi Hernández, preparador del Barcelona y ganador de todos los títulos posibles como futbolista. “Ellos se acercan mucho sobre el campo a lo que nosotros queremos hacer. Imanol es un entrenador contrastado y una referencia para mí”. Llueven halagos sobre Anoeta y sobre Zubieta. Pero quizás el diagnóstico más certero haya llegado, últimamente, de alguien que conoce muy bien esta casa, Jagoba Arrasate.

Mucho nivel

Cuando el 30 de diciembre le preguntaron por la Real, el míster osasunista huyó de palabras que regalan los oídos y prefirió describir sin expresiones grandilocuentes lo que está sucediendo por aquí. “Imanol ha logrado normalizar lo extraordinario”. Tenía y tiene razón. Con Alguacil como técnico, el equipo txuri-urdin ha visitado al Real Madrid en seis ocasiones y solo ha encajado dos derrotas. Con el oriotarra en el banquillo, rascar un punto del Bernabéu parece corresponder ya al terreno de lo esperable. Y no resulta así. Porque lo lógico en Chamartín es perder. No lo hicieron los blanquiazules el domingo, gracias, básicamente, a que completaron un partido de muchísimo nivel, tanto en lo táctico-colectivo como en lo técnico-individual, pasando también por lo anímico. Traduzcámoslo.

Nuevo dibujo

Funcionó la pizarra en el arranque del partido, y funcionó igualmente en los 35 minutos finales del encuentro. La apuesta inicial por presionar manteniendo el rombo y dejando atrás a los cuatro defensas con los tres delanteros merengues se demostró acertada mientras acompañaron las fuerzas. Después, cuando el depósito comenzó a vaciarse y un muy buen Real Madrid empezó a carburar, emergieron las individualidades defensivas de Remiro, Zubeldia, Le Normand y Zubimendi para mantener la portería a cero. Y acertó finalmente el entrenador cuando modificó el esquema para dibujar en defensa un 4-4-2 (doble pivote) que implicaba tapar cada banda con dos futbolistas fijos. A partir de todo ello, y más allá de circunstancias palpables que pudiéramos observar, había que ejecutar el plan con la madurez que no se le presupone a determinados futbolistas de la Real: el propio Zubeldia como lateral, un Olasagasti del que poco se habla pero que lo hace todo bien, Marín y sus pasos de gigante, Navarro pidiéndola cuando a otros les quemaría… Y Kubo.

Lesiones

Porque Take, no lo olvidemos, nació en 2001. Tiene la misma edad que Barrenetxea. Es un año menor que el propio Olasagasti. Y durante los viajes y las concentraciones comparte mesa y paseos con el grupo de los potrillos. Lógico. Pese a su juventud, completó en el Bernabéu una actuación emotiva, mediante la que agregó a su indudable calidad un componente de sacrificio casi chocante. No olvidemos que este chaval está jugando con molestias musculares, forzado, dentro de un contexto de mar de bajas que conviene valorar en su justa medida. Cuando a Luis Enrique le censuraron en el Mundial los riesgos que corría Unai Simón en la salida del esférico, respondió ante la prensa que había que "comprar el pack entero”. “No vale elogiar la propuesta cuando todo sale bien (7-0 a Costa Rica) y criticar la misma idea cuando se cometen errores (1-2 con Japón)”. Genio y figura el asturiano, cuyo discurso cabe aplicar a las lesiones de la Real. No parece coherente que nos emocionemos con un estilo agresivo que lleva al límite a nuestros futbolistas, tanto compitiendo como entrenando, y que luego se cuestionen determinados métodos al llenarse la enfermería: las ausencias también forman parte del camino elegido. Y no nos va mal recorriéndolo...

La portería

Me siento a escribir estas líneas 16 horas después de que terminara el partido de Madrid. Con el 0-0 tan reciente, resultaría injusto dedicar solo un puñado de palabras a Remiro. Así que me extiendo. Álex es importantísimo para la Real: en la cabeza tiene muy bien configurado el mapa táctico de cada partido, y con los pies acredita una demostrada capacidad para poner el balón allá donde le diga el ordenador de a bordo. Aún existe una clara tendencia a infravalorar la capacidad de los porteros jugando el esférico, pero en este equipo se hace primordial. ¿Y a partir de ahí qué? Bajo palos, el de Cascante creció una barbaridad durante la temporada 2021-22, algo que él mismo razonaba este pasado verano. “Le debo mucho a Ryan y a su presencia en el equipo. La batalla es distinta a la que me planteaba Moyá. No es que con Miguel no nos apretáramos el uno al otro. Pero era diferente. Ahora con Matt peleamos día a día para ver quién juega”. El australiano se marcharía. Y promocionarían a un Zubiaurre que hace menos de un año era uno de los mejores metas de Segunda División. Poca broma. Andoni me vale para cubrir cualquier contingencia que pueda surgir. Pero al parecer no se trata solo de eso. Al equipo le han hecho este curso goles que no entraban la pasada campaña, siendo esta una sensación sobrevolada por el eterno asunto de la competencia. Debe lograrse, básicamente, que el titular se sienta amenazado, algo que procedería recuperar, con el mismo Zubiaurre o con quien sea.