Nunca hubo una derrota tan feliz y celebrada en un campo de fútbol. La Real Sociedad perdió ante el Manchester United, pero lo hizo por la mínima (0-1), lo que le permitió mantener su primera plaza. Un mérito antológico e inolvidable, porque los realistas lo lograron gracias al gol-average entre ambos equipos después de haber hecho un pleno al cinco en los encuentros anteriores del grupo, con la gesta de Old Trafford (0-1) y porque lo sellaron con una lista en la enfermería que parecía más propia de un ejército en una guerra que de un equipo de fútbol. 

Para que se hagan una idea, la Real aguantó de pie en un canto a la resistencia imperecedero frente a uno de los gigantes mundiales como es el United (el equipo estará venido a menos, pero no su impresionante plantel) con diez jugadores que han pasado por su filial. Cinco en el once y otros cinco en los cambios. Un ejemplo, en el minuto 58 Imanol sacó a Aritz Elustondo y Robert Navarro y Ten Hag a McTominay y Rashford. Con eso queda todo dicho. Pero aún hay más... 

Los blanquiazules encajaron un gol en el primer acercamiento de los ingleses con todo lo que conllevaba en cuestión de presión y tensión por la entidad del monstruo que le había venido a visitar y su inexperiencia. A pesar de todo, poco a poco lograron estabilizarse, antes del descanso ya estuvieron a punto de empatar y en una segunda mitad heroica se vinieron arriba y fueron netamente superiores al generar bastantes ocasiones, dejarse hasta la última gota de sangre, sudor y lágrimas, y aguantar como lo hacen los irreductibles de la aldea guipuzcoana. 

Una vez más, el aliento de una afición entregada al proyecto y sus jugadores fue clave para resurgir y firmar una obra de arte en resiliencia. No podemos olvidar que, aunque la sensación fue de agobio por momentos, sobre todo por los nombres del United, Remiro no tuvo que hacer ninguna parada en los 90 minutos. Si no hubiera saltado al campo, el resultado habría sido el mismo. Y esta vez no se puede destacar solo a la defensa en este sentido, sino al funcionamiento de todo un entramado defensivo. Esta es la gran Real de Imanol, la que tanto echamos en falta el año pasado contra el Leipzig. Jugando así se puede ganar o perder, pero nadie podrá ponerle un pero, simplemente porque lo han dado todo.

El mismo once titular

Imanol repitió equipo por primera vez en lo que llevamos de temporada. Entre otras cosas, porque no había tenido mucha opción de hacerlo por la interminable plaga de lesiones que acecha a su plantilla desde el primer día de la temporada. Valiente el técnico oriotarra apostando sin ningún temor por Pablo Marín, que le correspondió siendo de largo el mejor realista de la primera parte. 

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[Fotos] El Real Sociedad-Manchester United, en imágenes N.G.

No tardó en notarse la diferencia física entre los dos equipos y que la Real contaba con ocho lesionados. Es obligatorio recordar los nombres para ser conscientes de lo que les faltaba a los locales: Oyarzabal, la estrella del equipo; David Silva, el que mejor juega; Cho y Kubo, los dos fichajes desequilibrantes; Sadiq, el refuerzo más caro en la historia; Barrenetxea, la gran promesa; y Aihen, el lateral izquierdo titular por méritos adquiridos. Cualquier análisis del encuentro debe partir desde este punto. 

El United rotó y dejó a Sancho y Antony en Manchester por problemas físicos, y todos sus jugadores eran internacionales por sus respectivos países. No sé qué daba más miedo, ver el tamaño de los titulares o las gacelas que calentaban para entrar en la segunda parte con Rashford a la cabeza.

La situación no era sencilla. La Real era la que podía perder lo que ha tenido, su primer puesto, desde que firmó la hazaña de asaltar el prestigioso Old Trafford. A los 16 minutos, todavía en tiempo de tanteo, De Gea sacó en largo, Bruno Fernandes le ganó el salto a Diego Rico, Pacheco y Le Normand dudaron y optaron por no salir y Garnacho apareció como una bala en la espalda de Gorosabel, que es el que menos culpa tuvo en esa acción, para poner el 0-1. 

Con el equipo aturdido, el propio argentino volvió a explorar la zona del lateral, pero su disparo se marchó alto. En los minutos finales la Real equilibró la balanza, en parte gracias a la magnífica actuación de Pablo Marín, y estuvo incluso cerca del empate. El riojano lo buscó primero de lejos, luego con un zurdazo demasiado suave y, en la mejor opción local antes del entreacto, se topó con la cara de De Gea, quien había volado para detener un buen disparo de Gorosabel. Segundos antes de esta acción, Pacheco cometió su único error en todo el encuentro y a Cristiano se le escapó la vaselina cuando podía haber definido de forma más contundente, como ha hecho a lo largo de toda su carrera.

Valiente

Algo cambió en la reanudación. La Real salió más enchufada y con más confianza en sus posibilidades. Sin miedo, no había por qué tenerlo. Un paso atrás hubiese podido significar la pérdida de la preciada primera plaza. A los dos minutos, Rico puso un buen centro y Sorloth, que por momentos pareció fuera del partido, esperó para cabecear en vez de ir a buscar la pelota, lo que le permitió a Lindelof salvar su remate. Darko Kovacevic se estaría revolcando en su sillón de la impotencia. 

Con la Real dueña del duelo, Brais Méndez puso una falta marca de la casa y Mikel Merino cabeceó alto. Las torres gemelas volvieron a sostener al equipo, con un mariscal inigualable a sus espaldas como Zubimendi. El donostiarra se vino arriba y firmó un segundo acto portentoso, saliendo ganador de todos los duelos. Está de nuevo en un gran momento y su equipo lo agradece porque es el faro que todo lo ve y todo lo alcanza. Carlos Fernández no logró dirigir entre los tres palos una media vuelta y Guevara no logró superar a De Gea con un zurdazo cruzado. 

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Las notas de Mikel Recalde Mikel Recalde

El United intentaba un brusco cambio de guion, pero se mostró impotente ante un coloso crecido que estaba dispuesto a dar la vida antes de perder la primera plaza. Tras dos buenas carreras, Sorloth intentó dos veces sacar a relucir su fusil, pero no encontró portería. Imanol cambió a tres centrales y entre todos, grada y equipo, levantaron un muro infranqueable que aguantó sin muchos apuros el asedio final inglés.

Y se acabó. Algún día nos acordaremos con orgullo de esta noche en Anoeta en la que una Real de emergencia logró mantener el primer puesto ante un gigante como el United, pero de momento va a ser en febrero cuando seguro que recordaremos lo conseguido cuando se dispute la ronda de la que se ha librado por acabar líder. La gente estaba tan contenta que no quería abandonar el estadio. Este equipo engancha y nos llena de tal manera que como siga así van a tener hasta peticiones para quedarse a dormir en las gradas. Enamora y nos llena hasta en el sufrimiento. O en la derrota como ayer. No hay afición más orgullosa de los suyos. De momento, bien colocados en la Liga y líderes de un grupo en el que estaba el mejor equipo de la competición antes de que aterricen los tiburones fracasados de la Champions. Seguro que nadie se quiere enfrentar a esta Real, que como le pide y sueña su parroquia en un mosaico, ya va camino de Budapest...