Por mucho que el tiempo juegue al despiste, Donostia vive ya su verano, una temporada en la que, según todos los indicadores, se lograrán cifras casi de récord de ocupación hotelera. Las excursiones también proliferarán y la ciudad volverá a quedarse pequeña. El concejal de Cultura, Euskara y Turismo, Jon Insausti, comparte con NOTICIAS DE GIPUZKOA sus reflexiones al respecto.
¿Hay que esperar casi con miedo el verano turístico?
Nuestra tarea es ofrecer respuestas, certezas y soluciones. A eso nos tenemos que dedicar todo el año, no solo en verano. Tenemos que hablar de la gestión de la ciudad y, más en concreto, de la gestión del turismo. Hemos preparado la ciudad para acoger a todas aquellas personas que quieren venir a conocernos o visitarnos. Tanto a personas que viven en municipios colindantes como a las que llegan de lejos, a quien viene a pasar el día y a quien pernocta aquí. A esa realidad es a la que hay que dar respuesta, de forma contundente, pero sin miedo.
Muchas ciudades están tomando medidas para paliar los efectos del turismo masivo. ¿Qué medidas está tomando Donostia?
Tenemos claro que hay que desconcentrar y descentralizar. La tendencia del turismo es imparable. Es un fenómenos global. Tenemos que ser capaces de gestionarlo. Sabemos que Donostia es una ciudad atractiva que despierta interés por muchos motivos. Tenemos que ser capaces como Ayuntamiento de descentralizar a esas personas a otros lugares del territorio de Gipuzkoa con estos atractivos y en los que el turismo puede dejar un poso positivo. Eso lo hacemos sobre todo a través de la oficina de San Sebastián Turismo. De diez compras que se hacen en estas oficinas, seis corresponden a servicios o productos del territorio y cuatro a Donostia.
¿Qué más?
Una de las cosas que más nos preocupa es la gestión del tráfico en la ciudad. Ya se han presentado las medidas a adoptar. Mucha gente llega en vehículo privado, y se ha diseñado un paquete de acciones para que la gestión del tráfico sea la más tranquila posible.
Pararlo es imposible, pero, ¿controlarlo? ¿Va en esa la línea la modificación del PGOU?
El turismo en el que creemos es el que pone la calidad de vida de las y los donostiarras en el centro. Desde esa premisa, tenemos que desarrollar todas las medidas, tanto las turísticas como las urbanísticas, las de movilidad o las que haya que adoptar para salvaguardar nuestra identidad y patrimonio. Hay que anticiparse a los problemas. Tenemos que prever qué puede ser un problema y adoptar las medidas antes de que llegue. Por eso se ha elaborado una ordenanza de pisos turísticos, que ha logrado reducir su número de 2.000 a 1.300. Por eso, también se hace una ordenanza para que las visitas estén regladas y por esos se ha decidido modificar el PGOU, para limitar las viviendas turísticas y la apertura de hoteles. Las medidas están encaminadas a salvaguardar la calidad de vida de la comunidad local y para ello hay que regular, limitar y controlar.
¿Tiene el Ayuntamiento otras medidas en cartera?
El turismo empapa todo el tejido social y económico y es difícil hablar solo de turismo. Tenemos que hablar de una gestión de la ciudad 360º, en la que el turismo es un elemento más. No nos podemos limitar a echar la culpa al turismo de los problemas de la ciudad, porque estaríamos haciendo un mal diagnóstico y errando a la hora de diseñar nuestras herramientas. La pregunta no es qué vamos a hacer con el turismo sino qué vamos a hacer como ciudad.Esta ciudad tiene 188.000 habitantes y recibe a diario a 170.000 personas. Gente que viene a trabajar, a estudiar, al hospital, a visitar a un familiar, a comprar, a ver un partido, etc. La óptica del turismo no es suficiente, tenemos que hablar de la movilidad de las personas en el área de influencia de San Sebastián.
""No podemos hablar del turismo de forma aislada, tenemos que hablar de una gestión de la ciudad 360º"
Existe la impresión de que zonas de la ciudad funcionan casi como reservas turísticas, con proliferación de tiendas de souvenirs, etc, una situación que preocupa a los comerciantes.
A nosotros también nos preocupa y nos ocupa. Salvaguardar la identidad debe también ser una tarea de la propia industria turística. Tenemos que ser conscientes de los problemas y en la Parte Vieja los hay. El turismo es bueno siempre que los beneficios sean mayores que las afecciones y, si los beneficios que genera se sienten de forma justa y social en todo el tejido económico local. Eso no siempre pasa y en la Parte Vieja tampoco. ¿Que hay que corregir tendencias en la Parte Vieja? Por supuesto. No nos gusta que haya comercios que no generen un valor añadido ni a los donostiarras ni a la vida diaria del barrio. Tendremos que estudiar cómo hacer para que ciertas actividades no tengan tantas facilidades para instalarse en la Parte Vieja o zonas colindantes.
¿Podría ir por la línea de un mayor control o regulación?
Con la obra de La Bretxa creo que se suma un elemento muy positivo, porque le va dar al mercado tradicional y al comercio el estatus que merece. Es un buen punto de partida para que todo eso impregne a otras capas de la Parte Vieja. Pero si hay que regular o limitar ciertas aperturas en la Parte Vieja, habrá que estudiarlo.
Hay voces que expresan preocupación por que la definición de zonas saturadas en algunos barrios tenga efectos en las zonas colindantes.
La última noticia que hemos tenido es que Pasaia, gobernado por EH Bildu, ha pedido permiso para abrir un hostel. Yo me pregunto: ¿qué es más molesto, un hostel en Pasaia o en Altza? Es un debate que tenemos que tener como ciudad y con los municipios colindantes. Nos se puede criticar una cosa en un municipio y hacerlo en otro. Las cosas vienen cuando tienen que venir y esta ciudad ha tomados decisiones y sabe qué va a hacer con la apertura de hoteles y apartamentos turísticos, que es limitar. Lo que no sabemos es qué van a hacer los municipios colindantes.
¿No habrá más hoteles en Donostia?
Tenemos una moratoria de dos años y ha transcurrido uno. Si se consultan los cambios urbanísticos que se quieren generar, se ve que es muy complicada la apertura de nuevos alojamientos en la ciudad. En el caso de los apartamentos turísticos es imposible, porque se limita al 100% y la tendencia seguirá siendo decreciente. Con las modificaciones del PGOU va ocurrir que las dificultades que habrá para abrir un hotel harán que no resulte atractivo.
¿No hay ya muchas plazas?
Este es un debate interesante. ¿En Donostia hay muchas o pocas plazas? Donostia ofrece 18.000 plazas. Este el total sumando campings, pensiones, hoteles, albergues y apartamentos turísticos. Solo dos campings de las Landas suman más plazas. Habría también que comparar con otros municipios. La sensación de saturación que se da en algunos momentos es más por los excursionistas, que suponen más del 60% de las personas que están en la vía pública, lo que da la sensación de que ciertas zonas de la ciudad están llenas. La realidad turística no es igual en todos los barrios. Los datos pueden ayudar a tener un debate sosegado y racional.
¿Va a ser esta la legislatura de la tasa turística?
Debe ser el mandato de la tasa turística, sin duda. Tengo cuatro principios claros sobre la tasa. El primero es que tiene que contar con un pacto político, y ya lo tiene, y tiene que tener pacto con la industria turística, sobre todo con el sector hotelero que se va a dedicar a hacer de intermediario. Tiene que ser finalista, es decir, la tiene que recaudar el Ayuntamiento en su integridad. El tercer principio es que repercuta en el destino. Vamos a usar esa tasa para mejorar Donostia a distintos niveles y para los y las donostiarras. El último principio, muy importante, sería el de transparencia y comunicación. Vamos explicar cuántos turistas han venido, quiénes han pagado, cuánto y en qué vamos a gastar el dinero. Vamos hacer pedagogía de para qué sirve una tasa turística. Espero que sea el mandato de la tasa turística y tengo la certeza de que los conseguiremos, entre otras cosas porque en estas últimas elecciones los partidos que conforman el Gobierno Vasco han llevado en su programa la propuesta de aplicar esta tasa. Creo que Donostia debe ser pionera en Euskadi en su aplicación.
"Este debe de ser el mandato de la tasa turística que tiene que que contar con pacto político y con la industria turística"
¿Se están cumpliendo las limitaciones fijadas en las visitas guiadas?
Estas medidas tienen dos virtudes. Por un lado, Donostia va a tener por vez primera datos de cuántas visitas guiadas hay en la ciudad, ya que toda persona que quiera organizarlas tiene que darse de alta en el Ayuntamiento y firmar una declaración responsable. Eso nos hace saber también de qué tipo son los visitas, si las empresas son locales o no... Además, esto nos ayuda a garantizar la convivencia en la vía pública. Nuestra intención es hacer una valoración al final del año de cómo ha ido el cambio y, probablemente, redactar una ordenanza propia, no solo limitando el número de personas participantes a 25, sino también limitando el número de grupos, las zonas o espacios concretos, la anchura de calles, etc. Es una medida que ha venido para seguir siendo desarrollada los próximos años. Sí existe un control, se realiza y vamos a tener datos y conocimientos para seguir ajustando la medida.
¿Cuál es la procedencia del turismo que llega a Donostia?
Principalmente franceses y, a nivel estatal, Madrid y Catalunya. Pero en los últimos años han aumentado más los turistas extranjeros que los de procedencia estatal por varios motivos. Viajar se ha democratizado y es más fácil, en esta zona de Europa existe un clima de tranquilidad política, ha aumentado la renta en otros países, eso se ha notado mucho en EEUU; España y Francia son los países que más turismo reciben del mundo y hay otro elemento que está cambiando los hábitos del viaje, y es el clima. Los destinos del sur, los cálidos, ya no son atractivos y empiezan a despertar interés destinos urbanos del norte de Europa. Estamos en la ecuación de todos estos factores.
Hemos hablado de lo malo del turismo. ¿Y lo bueno?
Como tiene virtudes y un gran impacto en el economía de Donostia, nos preocupa y nos ocupa. Como el turismo genera gran impacto económico en la ciudad, hay que medirlo, regularlo y controlarlo, como se hace con otras actividades económicas. Creo que profesionalizarlo es bueno. En este momento el turismo supone el 13% del PIB, genera 15.000 empleos y para mí el dato positivo es que el 95% de las empresas turísticas son pequeñas y medianas empresas. Eso da una idea de que la actividad no está en manos de unos pocos y se extiende en el tejido económico local. Y eso diferencia a Donostia de otros destinos turísticos. Muchas veces asociamos turismo a hostelería y alojamiento, pero afecta de forma positiva en el comercio, los museos, las salas de eventos, el primer sector y también es bueno para nuestro tejido industrial, Donostia está haciendo una apuesta muy potente por la ciencia y el conocimiento y nosotros empleamos el turismo de congresos para generar eventos y congresos. Donostia es interesante para invertir en este sector.
¿La calidad de la hostelería puede resentirse ante un turismo tan masivo?
Como en cualquier actividad económica, hay quien la usa para hacer una buena práctica y quien la usa solo para sacar provecho. Desde la hostelería hay herramientas que, junto a las instituciones, se han diseñado para garantizar que esa calidad siga existiendo. A los primeros que les interesa que el nivel no decaiga es a los propios hosteleros, porque eso va contra su buen nombre. Y son muchos los hosteleros que lo hacen muy bien y que hacen esfuerzos para salvaguardar la tradición gastronómica en la ciudad.