DONOSTIA - Una trainera logra mayor rédito cuando consigue mantenerse en la cresta de la ola. Pero para ello, los trece remeros deben tener paciencia para armar su lanzamiento en el agujero de las vagas. Esa situación puede ser una buena analogía del trabajo que la mayoría de los clubes guipuzcoanos ha hecho con sus deportistas. Trabajar primero la cantera para pulir la materia prima que después hará brillar a la trainera.
Hondarribia y Orio son ejemplo de esa filosofía. Los dos clubes, que han visto descender a su segunda trainera, han sido la única alternativa al todopoderoso Urdaibai, quien ha obtenido su sexto título de la ACT. El equipo del pasaitarra Joseba Fernández ha sido el que más banderas ha cosechado durante la temporada, pero la clave ha estado en la regularidad que les ha permitido superar a verdes y amarillos, al no bajar del tercer puesto en ninguna regata.
Las dos traineras guipuzcoanas han estado a su vera, obteniendo banderas y consagrándose como los máximos exponentes de la buena salud de la que disfrutan las entidades de nuestro territorio. No son los únicos, pues otros clubes como Donostiarra, Lapurdi -adscrito a la Federación Guipuzcoana-, San Juan B o Hibaika también han saboreado las mieles del éxito. Más evidente es el dominio guipuzcoano en el remo femenino, al cosechar todas las banderas exceptuando la de Lekeitio, que ganó Deusto.
Exitoso retorno
No obstante, el mayor éxito del verano ha recaído en Orio. Los aguiluchos han logrado hacerse con la Bandera de La Concha, su mayor razón de ser. Los amarillos han tenido que esperar diez años para volver a ver la bandera txuri-urdin en su plaza. Lo han conseguido de la mano de Jon Salsamendi, que, tras un glorioso periplo en Urdaibai, ha regresado a sus orígenes para devolver a Orio a los cielos, todo ello mediante novedosos métodos de trabajo que recogía desde ayunos hasta la práctica técnica con los ojos cerrados.
Además de en la preciada regata, ese trabajo se ha visto reflejado en cuatro banderas de la Liga Eusko Label. Esto ha sido basado en un ritmo pausado que ofrecía navegabilidad a la embarcación oriotarra, en la cual Salsamendi ha rotado para dotar de frescura a su equipo titular. El técnico amarillo ha unido la experiencia de remeros como Albizu, Esteban, Azkue o Agirrezabala con la chispa de los jóvenes Arregi, Lizarralde o Alday. Un equipo bajo la batuta de Gorka Aranberri, pieza clave en el triunfo de Donostia.
Faltó la guinda
Otro bloque que ha brillado sobremanera es Hondarribia. Conscientes del potencial que atesoraban sus rivales, el club bidasotarra se fijó como objetivo el estar en la pelea por los títulos hasta el final, y lo ha conseguido. Más allá de no obtener la victoria, el hecho de haber disputado la liga hasta la última jornada frente a un inmenso Urdaibai pone en evidencia su buena campaña. El equipo de Mikel Orbañanos también estuvo en la pelea para La Concha tras una primera jornada en la que batieron el récord de Castro (2006), pero la mala suerte se alió con un mal día para sacarles de la regata en la segunda cita.
Los verdes han estado cerca del liderato liguero toda la temporada, llegando a apretar la clasificación en las últimas jornadas. Las seis banderas muestran la calidad que posee la Ama Guadalupekoa, que un año más mantuvo el bloque para poner en práctica la remada que tanto le caracteriza. Como siempre, Mikel Orbañanos ha rotado mucho, dando oportunidades a jóvenes como el debutante Xabier Velasco, otro ejemplo de una hornada que poco a poco se está haciendo un hueco en la trainera verde.
Transición completada
Pasai Donibane inició el año con el cambio de ciclo que supuso la marcha de Joseba Fernández a Urdaibai. Junto al relevo, unas cuantas bajas cambiaron la fisonomía de una plantilla que se encontró frente a un año de transición. No obstante, un activo del club como Juan Mari Etxabe ha dado con la tecla para acabar sextos, además de clasificarse para La Concha, donde se hicieron con el quinto puesto en la jornada final.
En la liga siempre han estado bajo la sombra de los equipos más potentes, pero han comandado el segundo grupo. Tras un inicio dubitativo, la Erreka basó su recuperación en regatas de mar para acabar la Liga Eusko Label en un gran estado de forma. El club vive días de vino y rosas gracias a las batelerak, eternas campeonas, y la segunda trainera, que logró el ascenso a la ARC-1, dotando de consistencia al proyecto que dirige Xabier Arraras.
Arostegi, un seguro
Los morados partían con un claro objetivo para la temporada. Como en los años precedentes, la Libia no tenía otro trabajo que intentar mantener la categoría. Por segundo año consecutivo, dirigir la misión recayó sobre Mikel Arostegi, quien ha logrado la permanencia sin excesivas dificultades. Tal y como lo demostró en los descensos invernales, el técnico oriotarra -que tiene visos de continuar- preparó a su equipo para arrancar fuerte y obtener un buen colchón en la primera mitad de la competición.
Una estrategia que, unida a una económica remada, ha colocado a San Pedro en la novena posición final. Al principio mantuvieron una intensa lucha con sus vecinos, pero, tras la mejoría sanjuandarra, la disputa mutó a una pugna con Cabo. Los morados estuvieron cerca de dar la campanada en La Concha, donde un segundo privó a los pasaitarras de estar en Donostia en los dos primeros domingos de septiembre.
Temporada histórica
A pesar de bogar en la ARC-1, Kaiarriba se ha hecho un hueco en los corrillos por su espectacular temporada. El equipo donostiarra ha conseguido ascender a la máxima categoría del remo tras ganar doce de las quince regatas disputadas. Además de ello, la Bantxa se clasificó para el Campeonato de Euskadi tras su tercer puesto en el entorchado guipuzcoano. Algo que, junto a su buena actuación en la segunda jornada de la olimpiada del remo, ha redondeado su temporada.
El máximo responsable del logro es Igor Makazaga. El pasaitarra ha uncido la potencia de remeros experimentados con la ilusión de los jóvenes canteranos que han dado un paso al frente esta campaña. Donostiarra se ha servido de ritmos bajos y remada larga para lograr un billete para la ACT, que contará con un equipo donostiarra por primera vez en su historia.