Los centros de datos constituyen infraestructuras digitales básicas constituidas por servidores, dispositivos de almacenamiento y equipos de red. Su propósito es almacenar, procesar y distribuir datos, así como habilitar el acceso a los recursos digitales y las aplicaciones.

En las últimas décadas, los centros de datos han constituido la infraestructura de soporte a “la computación en la nube”, dando alojamiento a los sistemas web, los sistemas de planificación de recursos empresariales y las aplicaciones de productividad personal (ofimática, correo electrónico, etc.)

Si bien hasta el presente los centros de datos consumían cantidades significativas de energía, la difusión y el empleo masivo de la Inteligencia Artificial ha provocado un salto cualitativo en el consumo de la energía asociada a la actividad de los centros de datos.

La consultora McKinsey estima que la demanda de capacidad de los centros de datos para la Inteligencia Artificial aumentará a una tasa anual del 33% hasta 2030. Como consecuencia, para el año 2030, el 70% de la demanda de capacidad de los centros de datos provendrá de la Inteligencia Artificial. En Europa, se estima que la demanda de centros de datos crezca a aproximadamente hasta los 35 gigavatios (GW) de capacidad instalada para el año 2030, frente a los 10 GW de la actualidad.

El crecimiento exponencial de la demanda no solo transformará los patrones de consumo energético, sino que ejercerá una presión sin precedentes sobre las infraestructuras de distribución eléctrica. De hecho, la consultora Gartner predice que, para 2027, el 40% de los centros de datos de existentes sufrirán limitaciones operativas debido a la disponibilidad de energía.

En Europa el mercado de los centros de datos se ha concentrado mayormente en Fráncfort, Londres, Ámsterdam, París y Dublín. Ya hay ubicaciones, como Ámsterdam y Dublín, que han impuesto moratorias a la construcción de nuevos centros de datos debido a la falta de infraestructura eléctrica para apoyarlos. Así, en Irlanda, donde los centros de datos consumen el 19% de la electricidad generada en el país, no se podrán conectar nuevos centros a la red eléctrica hasta 2028. Por su parte, Holanda han restringido la construcción de nuevos centros a dos emplazamientos.

La investigación más actualizada sobre las necesidades de agua de los centros de datos genera una creciente preocupación por su elevada huella hídrica: Los centros de datos requieren grandes cantidades de agua para la refrigeración de sus sistemas. Se estima que un centro de datos promedio consume aproximadamente 25 millones de litros de agua al año.

El auge de la Inteligencia Artificial ha provocado una revisión significativa de los compromisos medioambientales de las empresas tecnológicas por el incremento de las emisiones de carbono. Por ejemplo, las emisiones de alcance 2 (derivadas del consumo de electricidad, calor o vapor) de Amazon, Microsoft, Google y Meta (Facebook) aumentaron más del 150% en solo tres años.

Bien sea por indolencia burocrática o por la eficacia de la actividad de lobby de las empresas tecnológicas, la respuesta de la Comisión Europea ante la creciente demanda energética y de infraestructuras derivada de la actividad de los centros de datos ha sido la denominada Directiva refundida de Eficiencia Energética, que introduce requisitos de reportes de energía y sostenibilidad para los centros de datos.

Conforme a esta directiva, los centros de datos con una capacidad superior a 500 kW deberán informar a partir de ahora sobre el consumo total de energía, el uso del agua y el aprovechamiento del calor residual. La Comisión Europea afirma que “evaluará estos datos para determinar si se justifican medidas adicionales, como estándares mínimos de rendimiento para los centros de datos”.

Quiero ello decir que la Comisión Europea renuncia a desarrollar a corto plazo una política proactiva de exigencia hacia las empresas tecnológicas sobre compromisos rigurosos de sostenibilidad por su actividad.

En el contexto de saturación de los emplazamientos tradicionales, las empresas tecnológicas han identificado a España como un destino atractivo para la implantación masiva de sus centros de datos por factores como son la disponibilidad de suelo, el potencial de las energías renovables, así como su situación geoestratégica en el ámbito de las comunicaciones submarinas (Hay que tener presente que el 95% del tráfico de Internet está sumergido en el mar y que 32 cables submarinos se conectan por la península).

Así, la consultora inmobiliaria CBRE ha identificado una concentración de promoción de centros de datos en España promovidos por Amazon, Microsoft, Google, Oracle, IBM y Meta (Facebook).

La Asociación Española de Data Centers (Spain DC), presentó recientemente el Informe del Sector del Data Center en España 2025-2027, que plantea hasta cuatro escenarios posibles para el periodo en función de las decisiones de las Administraciones Públicas en materia de regulación relativa a la eficiencia energética y la sostenibilidad medioambiental, así como de la capacidad de las infraestructuras para dar respuesta a las necesidades de energía. El escenario más optimista para el sector, que mantendría la tendencia de crecimiento actual, se llegaría a una potencia instalada de 2.180 MW en los próximos 5 años.

El auge de la construcción de centros de datos en España ha generado un impacto significativo en la actividad inmobiliaria: a modo de ilustración, destacaremos MERLIN Properties, quien para 2029 prevé disponer de 600 MW de capacidad instalada.

Como presumiblemente evidenciarán las futuras sentencias de los tribunales, la responsabilidad del gran apagón del 28 de abril será compartida por el Ministerio para la Transición Ecológica, por su desidia a la hora de actualizar el marco regulador necesario para afrontar el cambio en el mix energético y la incapacidad de REE para realizar adecuadamente su función. En el caso de la planificación de las necesidades derivadas de la creciente implantación de centros de datos, observamos una pauta equivalente. Así, el Ministerio para la Transición Ecológica se contenta en poner en trámite de audiencia un proyecto de Real Decreto que constituye la transposición de la Directiva de Eficiencia Energética de la Unión Europea.

La normativa establece el reporte obligatorio, por el cual los centros de datos deberán informar sobre indicadores como el consumo de energía eléctrica y su origen, el consumo de agua, los tipos de refrigerantes utilizados, el calor residual generado, la flexibilidad de la demanda y el impacto socioeconómico en términos de empleos creados.

A esta lógica de “observatorio” adoptada por la Administracion Central, se unen las políticas “kamikaze” de algunas administraciones autonómicas para atraer inversiones a sus territorios. Es llamativo el caso del Gobierno de Aragón: en la actualidad ya hay 18 centros de datos planificados en Zaragoza y Huesca. No se comprende la lógica de estas estrategias de atracción de inversiones: los centros de datos, además de sus graves afecciones medioambientales, presentan un impacto socioeconómico residual: el mantenimiento y operación de un centro estándar sólo precisa de un equipo de 10 a 15 personas.

Teniendo presente la capacidad inversora y la confluencia de las estrategias de localización de las principales empresas tecnológicas, todo induce a pensar que, vistos los precedentes europeos, las infraestructuras de datos se desarrollarán en los próximos años de forma masiva hasta alcanzar situaciones críticas desde el punto de vista del estrés hídrico y de los desequilibrios energéticos.

La quimera es una criatura fantástica de la mitología griega que tiene cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de serpiente, que puede tirar fuego por la boca y que simboliza lo incontrolable y lo monstruoso. Creo que es la representación idónea para el fenómeno de los centros de datos.