En su camino a la profesionalización, la Euskal Herriko Gazte Orkestra (EGO) ofrece a las jóvenes promesas de la música un camino intermedio de experiencia real, como un paso intermedio entre la formación superior y el salto a las grandes conjuntos. En ese abanico de oportunidades que ofrece la EGO se encuentra la voluntad de sus responsables de colaborar con los principales festivales de Euskal Herria, siempre con proyectos “distintivos” que ayuden a crecer a los músicos. Así, en el pasado reciente, la agrupación que, reúne a músicos de hasta 25 años edad, ha participado en dos ocasiones en la programación de la Quincena Musical, con la Tercera Sinfonía de Mahler y la Cuarta de Tchaikovsky. Mañana, por primera vez, 27 intérpretes de cuerda de la EGO debutarán en el Jazzaldia, en un concierto “histórico” en el Kursaal, en el que acompañarán al reconocido pianista estadounidense Kenny Barron, que llegará a Donostia en formato trío junto a Kioshi Kitagawa con el contrabajo y Johnathan Blake a la batería.

 La EGO comenzó a ensayar las partituras del repertorio facilitado por Barron este martes y ayer continuaron con la práctica en solitario. Hoy, en cambio, el pianista de Filadelfia se pondrá al frente del grupo en el auditorio de la sede que la Euskadiko Orkestra tiene en Miramón, mientras que mañana por la mañana darán el salto al Kursaal para preparar in situ el concierto de la tarde. Si bien no pueden adelantar mucho del repertorio, Barron, que participó en el Jazzaldia por primera vez en 1987 y que en el 2000 recibió el Premio Donostiako Jazzaldia, se encuentra celebrando tanto su 80 cumpleaños como sus seis décadas en la carretera, motivo por el cual apuesta por hacer un repaso de sus grandes éxitos.

El director artístico de la Joven Orquesta de Euskal Herria, Rubén Gimeno, es el que se encarga de dirigir a las cuerdas en los ensayos y también lo hará sobre las tablas del Kursaal, al igual que lo ha hecho durante los recitales de la gira de verano del conjunto y que concluyó, además, ayer mismo con un concierto de la EGO en el Victoria Eugenia donostiarra. “Indudablemente, simultanear la gira con este concierto supone mucho más trabajo”, comenta Gimeno a este periódico durante una breve pausa del ensayo del concierto de mañana. El batuta afirma rotundo que “estar en el Jazzaldia y con Kenny Barron es un honor y una responsabilidad” para el conjunto de jóvenes artistas, al tiempo que estima “importante” en el devenir de los músicos este tipo de colaboraciones. Así lo considera, por ejemplo, Iván Mula, violinista madrileño de 23 años que acaba de concluir los estudios superiores en Musikene y para el que poder añadir en su currículum que ha acompañado a Kenny Barron en un concierto es una gran oportunidad. 

Desde el Jazzaldia, añade Gimeno, se mostraron “muy abiertos” a interceder en favor de la EGO en el caso de que alguno de los participantes en el programa necesitase una orquesta y Kenny Barron requería de una. La orquesta cuenta con las partituras y con alguna grabación de un concierto previo del pianista, junto con otro conjunto, algo que les ha servido de guía para poder llevar a cabo los ensayos. La hora de la verdad llegará hoy, cuando el jazzman de Filadelfia se dirija a los músicos de cuerda. En ese momento será clave la coordinación de los pasajes de improvisación en los que se introducirá el pianista, el contrabajista y el batería, mientras el conjunto vasco espera volver a retomar el hilo de las partituras. “Será excitante ver lo que pasa cuando nos encontremos”, comenta Gimeno, que no percibe a sus músicos especialmente “nerviosos” –sí, “ilusionados”– por lo que supone este concierto.

De hecho, ni Mula, ni June Iturriaga, violinista vizcaina de 21 años que actualmente estudia en Salamanca, se muestran preocupados, aunque reconocen que actuar con un músico de esta talla y en un auditorio como el Kursaal impone. “Tengo ganas de ver cómo es trabajar con músicos de jazz de tanto nivel”, reconoce el músico madrileño, que se enfrenta por primera vez a un proyecto de “este nivel”.

Iván Mula y June Iturriaga son dos de los violinistas que participarán en el Jazzaldia. Arnaitz Rubio

Fuera de la zona de confort

La EGO se enfrenta en este caso a un “repertorio muy diferente” al habitual, centrado, sobre todo, en la interpretación de repertorio clásico. “Pone a prueba nuestra capacidad y nuestra versatilidad”, apunta el director artístico, al tiempo que añade que es fundamental que los músicos de la orquesta se sumerjan en lenguajes “completamente diferentes”. El jazz, sin duda, lo es.

Mula y Iturriaga no habían escuchado a Barron antes del anuncio de que su orquesta acompañaría al pianista. Después de haber “curioseado un poco” y de haberse enfrentado ya al repertorio propuesto, han descubierto que se trata de una propuesta “exigente”, no tanto en lo “técnico”, sino en lo que se refiere al “ritmo”. “Es trabajo pero saldrá bien”, afirma rotundo.

“No conocía mucho el mundo del jazz y creo que el concierto de mañana permitirá conocerlo un poco mejor en un proyecto que comparto con amigos”, añade, por su parte, Iturriaga, que también se muestra “expectante” por la llegada de Kenny Barron, un artista del que, tras conocer su música, opina que es uno de los grandes, un “top”. Al igual que su compañero violinista, la vizcaina también coincide en que lo más dificultoso de este concierto tiene que ver con el “ritmo” de las composiciones de jazz y que tampoco presenta el repertorio una “tonalidad clara”. Así, confiesa que, en un inicio, el proceso de lectura y de comprensión de las partituras le costó un poco pero, una vez pillado el truco, no le supone demasiada dificultad.

La EGO lleva desde el martes ensayando para el concierto de mañana. Arnaitz Rubio

El valor de las jóvenes orquestas

“Los grandes escenarios y los grandes públicos hacen que tu orquesta tenga que dar un salto”, expone Gimeno. A juicio del director artístico, experiencias como la de Kenny Barron mañana permitirán que la “autoexigencia” de los intérpretes crezca y, como consecuencia, mejoren. Para ello es fundamental el papel de este tipo de jóvenes orquestas que, al igual que la vasca, tienen en su mira aportar a los jóvenes músicos en este momento de su vida “la mejor experiencia posible” y poder abrirles “una puerta que les lleve a la siguiente”. En este punto, Gimeno habla desde la experiencia en primera persona: a él, haber formado parte de una orquesta joven fue “definitivo” a la hora de decidir dónde iba a cursar sus estudios de violín y a la hora de decidir en qué medio quería desenvolverse: “Guardo esa etapa como fundamental en mi vida”.

Para Mula, que una vez terminados sus estudios optará por hacerse un hueco en una orquesta o por estudiar un máster en el extranjero, las opciones que ofrece la EGO son muy buenas para un músico. Trabajar con directores distintos, masterclasses y proyectos como el del Jazzaldia –por otra parte, “no muy habituales” en jóvenes orquestas, según reconocen–, permiten, a juicio del violinista madrileño, crecer como artista y acercarse a una experiencia muy cercana a la realidad profesional.

Iturriaga, que también se plantea la posibilidad de estudiar un máster en el extranjero tras terminar sus estudios el año que viene, añade que la EGO permite a conocer gente, a otros artísticas, contactos y también tener una experiencia práctica mediante sus conciertos varias veces al año, algo fundamental para su futuro. Oportunidades como la de Barron y el Jazzaldia también les ayudarán a subir un peldaño más en sus sueños.