La derrota del domingo en Puente Genil fue el segundo mazazo para el Irudek Bidasoa Irun en una semana dura. Primero, perder en casa contra un gran Logroño alejó la opción del subcampeonato; después, caer en tierras andaluzas retrasa la clasificación continental, uno de los objetivos centrales del equipo el último lustro. La Copa en Irun ante su gente se presenta como la bala de plata para volver a Europa.
Para ello, el equipo bidasotarra debe levantarse, tanto en lo físico como sobre todo, en lo moral. “Mi trabajo es levantar el equipo”, se autoimpuso como misión el entrenador Álex Mozas, a las puertas del Alcalde Miguel Salas minutos después de que acabara la jornada: “Estoy seguro de que nos vamos a levantar todos y que vamos a hacer una buena Copa”.
“Es en nuestra casa y con nuestra gente. Tenemos que devolverles lo que hemos hecho aquí, que es inaceptable para un equipo como el nuestro”, verbalizó Mozas, que “por supuesto” cargó en sus espaldas con “toda la responsabilidad y todas las críticas” por el hecho de que “el equipo se haya caído en el peor momento”.
“Ojalá tuviera la explicación de por qué en el momento más importante de la temporada es cuando peor hemos estado”, aseveró Mozas, que no citó ni el calor ni el cansancio físico acumulado como justificación de la derrota del domingo.
Aspectos a mejorar
“El físico está claro que influye, son muchos partidos, pero también son otras cosas”, expresó, donde incluyó la mentalidad “de saber controlar un poco el tiempo del partido y el ritmo. Y no perder 50.000 balones como hemos perdido en la primera parte, de manera que podíamos haber evitado”. El Bidasoa encajó 18 goles, muchos para ser 30 minutos, pero dos llegaron a portería vacía al atacar con siete y otro puñado, en contraataques tras pérdidas de balón.
También explicó que el equipo debe “defender muchísimo más. Nos hemos caracterizado esta temporada por ser un equipo que defensivamente estaba trabajando y funcionando bien. Y hemos sido todo menos eso”.
Pruebas sin descanso, pero sin acierto
No fue por no intentarlo: ni en la pista ni desde la banqueta, donde probaron mil soluciones desde que la luz de emergencia se encendió ya en la primera parte. No salió nada y el conjunto guipuzcoano encajó su segunda derrota consecutiva en Liga en el peor momento, algo que no ocurría desde mediados de la temporada 2022/2023, cuando el equipo dorado cedió ante Ademar, Granollers y Cuenca.
Con lágrimas de impotencia en sus rostros en el caso de algunos jugadores, los momentos posteriores al final del partido fueron un shock para una plantilla que se ha repuesto de un comienzo de temporada dubitativo, ha disfrutado en la pista y ha hecho disfrutar a los suyos con juego y victorias. Hasta estas dos últimas derrotas cuando dependía de sí mismo para el subcampeonato y para Europa.
“A mí me parece que lo que han hecho los jugadores esta temporada es muy positivo, el competir así en Europa y al final llegar hasta hoy con opciones de quedar segundos”, señaló el domingo Mozas, que pendiente de “analizar muy bien qué nos ha pasado durante toda la temporada para mejorar en el futuro”, sugirió la “cuestión mental” como la causa principal del atasco del equipo tanto en Puente Genil como en “las últimas jornadas”.
La eliminación europea
“Quizás el hecho de lo que pasó con Melsungen también dolió, como que te veías tan cerca y fue tan duro...”, deslizó Mozas. Por un lado, el hecho de quedarse a las puertas de una fase final de la EHF European League tras perder de un tanto en Alemania.
Y por otro lado, 15 minutos fatales enterraron todas las opciones doradas ante su propia afición. Pareciera que aquel parcial de 0-9 (del 8-6 al 8-15) aún emite hoy una radiación dañina, como la kriptonita que debilita a Superman. Para mejorar en la Copa sus últimas versiones el Bidasoa precisa de un barril de cementerio nuclear.
La Copa, última bala
Al final concluye la Liga como hace dos años: en cuarta posición y con 39 puntos, cuando se quedó fuera de Europa. Aquel año, el conjunto bidasotarra cayó en octavos de Europa ante Sporting de Lisboa y en Copa, en la segunda eliminatoria contra el Trops Málaga.
En esta ocasión, sin embargo, tiene esa última bala de plata: ganar la Copa o llegar a la final si el rival es el Barça; o incluso una final entre culés y Torrelavega, el otro equipo liguero con pasaporte europeo ya, una vez el Granollers no ha llegado a la Fase Final de Copa.
El deporte es un estado anímico y deshinchado el globo anímico que tras el partidazo del Palau (32-30) invitaba a pensar que el Bidasoa podía llegar a competir la Copa al Barça, el conjunto guipuzcoano intentará reconectar con esa ilusión de plantilla y afición al saber que la Copa se disputaría en Irun. Varias decenas de escolares han presenciado el entrenamiento de este martes en Artaleku.
Recuperar del primer gran mazazo que supuso caer ante Logroño La Rioja en Artaleku, derrota rematada una semana después en Puente Genil, es el primer paso para intentar la primera final copera desde 1996. Casi nada. Será el primer paso y el último gran reto de la temporada para la plantilla guipuzcoana.