El Bidasoa ha caído ante el Barça en una de las mejores actuaciones de su larga historia en el Palau Blaugrana (32-30). Un partido en el que acertó con la fórmula para someter al campeón de Europa y aventajarle en nueve de los 12 parciales de un choque que ha estado a la altura del calificativo clásico entre los dos únicos campeones de la Champions que puede presumir la Liga Asobal. Y el partido en muchas ocasiones recordó a las batallas de los años 90. Palabras mayores.
Empecemos por el principio: el Barça, que —sin contar la Superglobe ante Veszprém y Al Alhy— ha visto cerca su segunda derrota consecutiva en partido oficial por primera vez desde 2017, ha sido incapaz de ponerse por delante en el marcador en su casa hasta la segunda parte.
Y esa ventaja ha sido un espejismo, porque entre el minuto 36 del empate a 20 que ha firmado un destacado Pedro Pacheco hasta el 30-29 de Blaz Janc en el minuto 56 todo han sido igualadas. Y ventajas bidasotarras. Hasta con balón para irse tres goles arriba con 24-26.
Soberbia puesta en escena
La evolución del partido era el fiel reflejo de una puesta en escena que muy pocas veces ha conseguido el Bidasoa en este escenario: un 0-3 de salida gracias a una gran defensa, apoyada por el exbarcelonista Leo Maciel bajo palos, y un ataque infalible.
Un Bidasoa muy suelto, ante un todopoderoso atenazado que todo lo que crecía su rival, con una retaguardia de muchas piernas, se empequeñecía. Una versión pobre gracias a la brillante versión guipuzcoana, timorata, indecisa, con pérdidas de balón, y con N’Guessan como único elemento ofensivo que desatascaba los ataques.
El apego de la defensa culé a los seis metros maravillaba a la primera línea del Bidasoa, bien porque conectaba con Esteban Salinas en el pivote, bien porque Gorka Nieto lograba faltas y siete metros que terminaban en gol.
Un equipo cómodo
El Bidasoa, ese que en algunas tardes de comienzo de temporada se sintió incómodo en su propio feudo, seguía muy cómodo en todo un Palau Blaugrana ante un rival al que cortó las alas del contraataque durante muchos minutos (solo un gol al descanso; frente a los 4 del Bidasoa).
Cuando superado el minuto 10 el equipo amarillo no ha estado tan perfecto y ha cometido errores, que pese a desajustes, eran asumibles, la máquina blaugrana ha igualado la contienda, pero los de Álex Mozas no se han inquietado. Todo lo contrario: un gran robo y una culminación de Gey-Emparan pondría el 12-15 a falta de siete minutos a un descanso que con fortuna en la falta final, el Barça ha conseguido llegar solo un gol abajo (15-16).
Ficha técnica
32 - Barça (15+17). Pérez de Vargas, Gómez (2, 1 p.), Mem (7), Carlsbogard, N’Guessan (11), Wanne, Frade (2); Saric, Bazán (1), Ariño (1), Janc (1), Petrus, Makuc (3), Richardson (4, 1 p.), Javi Rodríguez, Sola.
30 - Bidasoa (16+14). Maciel, Cavero (4, 3 p.), Rodrigo Salinas (4), Pacheco (6), Asier Nieto (5).Zabala (1), Esteban Salinas (4); Faílde, Jevtic, Gey-Emparan (2), Mujika (2), Boskos (1), Asier Iribar, Francisco da Silva, Gorka Nieto (1), García.
Parciales. 3-5, 6-9, 8-9, 11-13, 13-15, 15-16; 19-18, 22-23, 24-25, 25-26, 29-29, 32-30.
Árbitros. José Carlos Friera Cavada y Andrés Rosendo López. Por parte del Barça, excluyeron a Petrus (14’15), Igropulo (por protesta, 19’12), Ariño (32’08), Bazán (46’16). Por parte del Bidasoa Irun, a Cavero (12’02), García (26’29), Jevtic (39’55), Mujika (56’18).
Incidencias. Partido de la 17ª jornada de la Liga Asobal disputado en el Palau Blaugrana ante más de 2.000 espectadores.
El Barça aprieta... y no puede
“Hay que ver el puto equipo que somos, vamos a dejarlo todo”, ha tenido que arengar Dika Mem en la charla previa a la reanudación, tras la que Aitor Ariño ha pedido apoyo a un numeroso público. Estos detalles en su rival quizá sean un pequeño triunfo, pero un equipo de la categoría y de la historia del Bidasoa no se conforma. No al menos con 30 minutos por disputar. Y los ha disputado.
Ante un Barça mucho más agresivo y profundo, el equipo vasco ha sabido rehacerse al arreón inicial, con Mem sumándose al rescatador N’Guessan (18 goles entre ambos). En la jugada del 21-22, más nubarrones para el Barça con la lesión de Pérez de Vargas. Sin Nielsen, fuera de convocatoria al estar tocado, ha salido Filip Saric, hijo del mítico portero croata.
El Bidasoa, sin Furundarena, Skrzyniarz ni Díaz, respondía bien en la reanudación. Con rotación de efectivos desde el banquillo de Mozas, las pilas daban para aguantar los envites culés. Incluso mediada la segunda parte, con 24-26, el conjunto guipuzcoano ha dispuesto de bola para irse tres arriba. No hubiera sido definitivo, mucho menos en el Palau, pero suena sugerente haber tenido que comprobar cuál sería la reacción local a una nueva vuelta de tuerca...
Siguen las ventajas amarillas
El Barcelona se ha repuesto para el minuto 50, aunque las siguientes tres ventajas por la mínima han vuelto a ser del Bidasoa gracias a un Asier Nieto que recordó al de la primera vuelta, un atrevido Julen Mujika y un infalible Esteban Salinas, con extremos como Dariel García desdoblados para tratar de amenazar una defensa más adelantada.
Los últimos cinco minutos han sido territorio de detalles. Los que durante 55 minutos han sonreído e irían en contra. El siete metros no pitado a Mujika, que ha visto la exclusión en la siguiente defensa. Superioridad en la que el Barça deshace el empate con un 2-0 de parcial. Una pérdida de balón amarilla en el peor momento. Una parada de Saric y un siete metros que anota Gorka Nieto a falta de un minuto después de que se hayan ido segundos eternos.
Con 31-30, Antonio Carlos Ortega ha tenido que pedir un tiempo muerto final para garantizar un triunfo (32-30) de un estilo que bien hubiera acuñado el ídolo madridista Alfredo Di Stéfano: “Los goles no se merecen, se marcan”. Ídem con las victorias, pensaría.
Armados de argumentos para Limoges, Huesca, Cuenca...
El equipo de Álex Mozas ha firmado una actuación que escapa de los manidos “digno” o “combativo” que se adjudica al pobretón que da la cara ante semejante poderoso. Lo que ha hecho el equipo guipuzcoano en el Palau Blaugrana ha sido mucho más que dar la cara. Y eso que dar la cara no es poco.
Sin puntos en el zurrón por un puñado de acciones finales, recorta más la distancia con el principal equipo de la Liga (y uno de los mejores de Europa) y le llena de argumentos, que no solo de moral se vive, para un futuro inmediato que le llevará el martes a Limoges (20:45 horas) en la EHF European League. En Liga lo hará a Huesca en el primero de los tres partidos a domicilio que el año pasado perdió (Huesca, Cuenca y León). Sus habas están ahí.