El Bidasoa se despide de la Copa del Rey al ser eliminado por el Trops Málaga en un encuentro en el que no consiguió superar las dificultades del rival. Los andaluces protagonizaron una brillante actuación que les sirvió para seguir adelante tras el triunfo (25-22). Es, sin duda, la sorpresa de la segunda ronda del torneo. Los irundarras partían como favoritos y no cumplieron con el pronóstico, porque no fueron capaces de imponerse a un rival que compite en inferior categoría.

El primer tiempo fue un despropósito ofensivo. Dejar al contrario en once goles entra dentro de los parámetros de la lógica, pero marcar únicamente nueve no se sostiene. Ante un equipo sin envergadura, perdió numerosos balones, realizó una pobre selección de tiro, facilitando el lucimiento del meta Villamarín. Pese a los dos tiempos muertos solicitados por Jacobo Cuétara, la plana no se enmendaba. Al equipo irundarra le costaba mucho adaptarse a las características de la cancha y del rival que explotó sus virtudes, aprovechando los errores del cuadro de Artaleku. No atinaban ni desde los siete metros, fallando cuatro lanzamientos. Los amarillos ofrecían una imagen pobre, una de arena en toda regla. Faltó intensidad. No es normal acabar un partido sin exclusiones.

Los equipos bajitos se le atragantan al Bidasoa. No es la primera vez que le pasa esta temporada. Quizás Quino Soler, curtido en mil batallas, planteó un partido en esa dirección con su hijo Pablo, junto a Guilherme Leonel, Diego Pérez y Pedro Henrique, moviéndose en cruces y contra cruces hasta encontrar el espacio o la conexión con el pivote Henrique.

En su área, a base de piernas y buenas basculaciones, impedían la conexión con los pivotes o la terminación cómoda en los extremos. Contra esa versatilidad, el Bidasoa no encontró el antídoto necesario. Los dos centrales, Gorka Nieto y Jon Azkue, mantuvieron el habitual rendimiento cara al gol, pero les siguieron pocos.

Tras el descanso, las cosas no cambiaron en exceso. A falta de diez minutos, las espadas estaban en alto (20-20). Los de Quino Soler veían cerca la gran sorpresa y al Bidasoa le debieron entrar los temores de una eliminación impensable. Apretó en defensa, probando con el 5-1, recuperó algún balón para el contraataque y terminó con lo mejor del plantel sobre la cancha. 

Ausente Furundarena por indisposición, sin Víctor, ni Salinas, la primera línea y la defensa se vieron mermadas. A falta de dos minutos y medio para la conclusión (22-21), el técnico local solicitó un tiempo muerto que supuso el remate de la faena. Dos goles seguidos (24-21) conllevaban el merecido pase de ronda, al tiempo que a los bidasotarras les sumergen en un mar de dudas. Adiós a uno de los objetivos, a las primeras de cambio