Abrir las puertas de tu casa a un perro mayor o que padece alguna enfermedad crónica es un acto de amor. Y es que los canes que presentan estas características no son, ni mucho menos, los más demandados, pero sí los que más requieren de compañía y cuidados. En estos casos, la Protectora de Gipuzkoa proporciona a sus clientes la posibilidad de llevar a cabo una acogida indefinida, una opción que se diferencia de la adopción tradicional.
“Con la adopción la familia se convierte en responsable legal y definitivo del animal. Se realiza un donativo de adopción, que ayuda a cubrir parte de los gastos veterinarios y de cuidado previos. El adoptante asume la responsabilidad completa del bienestar del perro, incluida su medicación y tratamientos futuros. Sin embargo, con la acogida indefinida no se pide ningún donativo. Esta vía se ofrece únicamente para perros mayores o con patologías crónicas y, en caso de que el animal necesite medicación o tratamientos, la Protectora los proporciona sin coste para la familia acogedora. De este modo, la familia ofrece un hogar estable y cariño, mientras la Protectora sigue asumiendo los gastos médicos”, explica la Protectora de Gipuzkoa.
Agradecen cada muestra de afecto
La mayoría de las familias buscan cachorros o perros jóvenes, lo que deja a los mayores esperando mucho más tiempo. Darles una oportunidad es un acto de enorme generosidad. Tal y como resalta la Protectora, “los perros mayores valoran muchísimo cada gesto de cariño y suelen adaptarse muy bien a la vida en casa. No requieren grandes paseos ni una actividad intensa. Son compañeros ideales para personas que buscan calma y compañía sin demasiadas exigencias físicas. Acoger indefinidamente a un perro mayor significa regalarle calidad de vida y dignidad en una etapa en la que lo necesita”.
Esta necesidad de afecto también es atribuible a los perros que sufren patologías y, en consecuencia, precisan medicación o cuidados continuos. Estos perfiles, independientemente de que sean jóvenes o mayores, también son vulnerables, ya que tienen menos posibilidades de ser adoptados de manera tradicional. Aquí entra en juego la acogida indefinida: la Protectora se convierte en un respaldo permanente para las familias, eliminando las barreras económicas y proporcionando acompañamiento, para que los perros más indefensos puedan disfrutar de una vida apacible y feliz en su nuevo hogar.
Paciencia y comprensión
Los requisitos para acoger a un perro mayor son los mismos que para adoptar a uno joven: un entorno seguro, estable y lleno de cariño. “Siempre explicamos que un perro mayor puede tener ciertas limitaciones físicas o de salud. Es importante que la familia esté preparada para convivir con un animal más tranquilo, que quizá no pueda realizar largas caminatas o juegos enérgicos. Aunque suelen ser fáciles de cuidar, necesitan compañía, atención y rutinas adaptadas a su edad. En definitiva, un hogar donde puedan descansar cómodamente, con acceso a cuidados básicos”, destacan desde la Protectora.
Así pues, los perros mayores son compañeros estupendos para establecer rutinas pausadas y un vínculo sereno. Teniendo en cuenta la tesitura a la que se enfrentan, con menos posibilidades de ser acogidos, la clave reside en conseguir que cambie la mirada de las familias, con el fin de que se abra la puerta del hogar que tanto anhelan.