No hay un día que no se acuerden de él. La estadística dice que Donostia es una ciudad segura, como lo es Gipuzkoa, pero de nada sirve la estadística cuando un amigo fallece a puñaladas un día de Navidad en el centro de la capital guipuzcoana. “Nos seguimos acordando de él. No queremos que se olvide lo ocurrido, y sobre todo no queremos que vuelva a ocurrir”. Ha transcurrido ya un año, y los amigos de Lukas Agirre siguen sin poder sacudirse la tristeza que deja su falta, tras aquella fatídica madrugada en la que el joven fue apuñalado mortalmente

El crimen ocurrió sobre las 6.20 horas del domingo 25 de diciembre, en la plaza Okendo, entre el Teatro Victoria Eugenia y el hotel María Cristina. Ioritz Berasarte estaba con su amigo Lukas el día de los hechos. “No vimos exactamente lo que pasó. Para cuando me di la vuelta, ya estaba en el suelo. Todo el mundo gritaba. Unos llamaban a la ambulancia, otros a la policía. Una locura, la verdad, no sé cómo puede ocurrir algo así en una ciudad como Donostia. Se le echa mucho de menos”, admite su amigo, de 24 años. 

Es la misma edad que tenía Lukas cuando recibió las puñaladas. Murió en el lugar de los hechos. Un desenlace trágico para una cuadrilla de Hernani que, simplemente, había salido de fiesta. Berasarte sonríe al recordar lo bien que lo habían pasado hasta entonces. “Hablar, poco hablamos, la verdad. Más bien estuvimos bailando. Me acuerdo que bromeamos sobre la peluca azul que llevaba, que había cogido de casa”, cuenta a modo de anécdota.

El joven hernaniarra retoma su gesto serio cuando se le pregunta cómo era Lukas. “Era muy amigable, muy trabajador. Le encantaba hacer retratos, tenía muy buena mano para pintar”, describe. Un chaval que se había formado académicamente en Bachillerato Artístico, y que hasta su fallecimiento había trabajado en un estudio gráfico. 

"Siempre estaba dispuesto a ayudar"

Las palabras del amigo de la cuadrilla al trazar el perfil de Lukas son un calco de las que, un mes después de los hechos, trasladaba a este periódico Pedro Gaztañaga, profesor de Cultura Audiovisual en el Instituto Usandizaga. “Lo primero que me viene a la cabeza es lo buena persona que era. Nunca conflictivo, muy trabajador”, indicaba el profesor durante el homenaje que le rindieron en el centro escolar donde se había formado.

“Es que es verdad”, añade Ioritz, casi indignado. “Siempre estaba dispuesto a ayudar en lo que fuera. Era muy buen tío”. Un amigo arrebatado, pero que sigue muy presente. Hasta tal punto, dice su amigo, que sobre la cabecera de la cama conserva una foto de él, de los últimos días en que estuvieron juntos antes de la agresión mortal. “De una manera u otra, todos los días nos acabamos acordando de él”. Siempre hay algo que le hace tenerlo muy presente. 

La cuadrilla sigue manteniendo el contacto con la familia de Lukas. De hecho, le han consultado a Zuriñe Izko, la madre del joven apuñalado, si ve adecuado organizar una concentración en memoria de su hijo. El homenaje, que cuenta con su visto bueno, tendrá lugar el próximo viernes, 29 de diciembre, en Gudarien Enparantza de Hernani. “¿El mensaje que queremos transmitir? Qué voy a decir, que se le echa mucho de menos. Que la gente no se olvide de lo que ha pasado. Puede que si algo así no te afecta directamente no repares en ello, pero cuando te toca de cerca es muy diferente, se sufre mucho más. Vaya si se sufre”, se sincera el hernaniarra. 

¿Reforzar más la seguridad?

Esa aparente normalidad en la que discurre el día a día, acaba saltando por los aires cuando un suceso así golpea de lleno. “Donostia es una ciudad muy turística, muy tranquila en ese sentido. Pero por desgracia también ocurren cosas así. Son cosas que te hacen reflexionar. Si hay movidas fuera de las discotecas, quizá se debería reforzar más la seguridad”, reflexiona en voz alta. 

“Aunque ahora mismo salgo poco de fiesta, y tampoco tengo un conocimiento cercano de cómo están las cosas, a la entrada de los recintos se deberían emplear detectores de metales. Sería una manera de asegurarse que las personas que van a entrar no llevan nada raro”, sugiere el joven. 

La jueza que investiga el caso ordenó el pasado 22 de mayo el ingreso en prisión del segundo varón que fue detenido en su momento por su presunta relación con el crimen. Tanto la Fiscalía como las acusaciones particulares que ejercen los progenitores del fallecido habían solicitado el ingreso en prisión provisional de este segundo hombre, petición que fue acogida por la magistrada que instruye el caso. 

Este segundo varón, de 26 años, se une así a otro joven de 24 que se encuentra en prisión provisional después de entregarse voluntariamente ante la Ertzaintza el mismo día en que ocurrieron los hechos. Aquella jornada también fue arrestada una mujer, de 28 años, que se encontraba con el ahora encarcelado en las proximidades del lugar del crimen y que continúa en libertad provisional.

“No nos conocíamos de nada. Los medios de comunicación comenzaron a publicar que éramos cuadrillas conocidas, pero para nada”, asegura el amigo de Lukas. Subraya el perfil conflictivo del principal acusado. “Sinceramente, no he oído nada bueno de él. Por lo que nos han comentado, tenía una orden de alejamiento de su novia, traficaba con drogas y acumulaba un montón de delitos a sus espaldas, por impagos en gasolineras y uso de dinero falso. Él fue quien dio las puñaladas. Cuando te toca vivir algo así de cerca, es duro, muy duro”.