El agente de la Ertzaintza que investigó los eventuales vínculos del expresidente de la Real Sociedad Iñaki Badiola con las dos cuentas de Twitter en las que se injurió a jueces, políticos y periodistas guipuzcoanos se mostró ayer seguro, “con un 99,9%” de fiabilidad, de que quien estaba tras estos perfiles era el propio Badiola.

La declaración de este policía en calidad de perito centró la tercera y última sesión del juicio celebrado en el Juzgado de lo Penal número 3 de Donostia contra Badiola por las descalificaciones dirigidas desde la red social Twitter contra políticos, varios magistrados, una letrada de la administración de Justicia, tres responsables de la Hacienda foral de Gipuzkoa, un notario, un medio de comunicación y distintos periodistas.

Algunas de las publicaciones realizadas en estas cuentas (denominadas Gipuzkoa Confidencial) vinculaban falsamente a varias de las víctimas con el denominado caso Kote Cabezudo (el fotógrafo donostiarra condenado el pasado junio por distintos delitos de índole sexual y de pornografía infantil, entre otros), mientras que otros tuits hacían alusión a la existencia de una presunta “trama corrupta” en la Hacienda foral de Gipuzkoa.

El experto informático de la Ertzaintza que investigó el caso detalló ayer, paso a paso, las pesquisas que llevó a cabo y que le condujeron a la “más que probable posibilidad” de que la persona que se encontraba tras ambas cuentas fuera Iñaki Badiola, que presidió la Real Sociedad entre 2007 y 2009. “Difícilmente nos equivocamos en estas cosas”, remarcó el agente.

Este experto precisó, no obstante, que solo hubiera faltado la “confirmación de la autoría” por parte de Twitter para tener la certeza absoluta, algo que, sin embargo, no se ha producido. El policía recordó también cómo localizó, a partir del perfil de Twitter de una estas cuentas, el correo electrónico al que probablemente estaba asociada, así como los dos últimos dígitos del número de móvil al que éste estaba vinculado.

En paralelo, realizó una búsqueda en Google sobre la denominación “Gipuzkoa Confidencial” que como primer resultado arrojó el nombre de Ignacio Badiola, lo que le permitió obtener de los ficheros policiales su número de teléfono, que curiosamente terminaba en los dos mismos dígitos señalados. Asimismo, comprobó que este teléfono tenía vinculadas varias cuentas en Twitter y que una de ellas, de la que era titular Iñaki Badiola, era “muy activa” al retuitear contenidos de Gipuzkoa Confidencial.

Respecto a la segunda de las cuentas investigadas, abierta cuando la primera fue clausurada por la red social, el ertzaina intentó llevar a cabo las mismas pesquisas, aunque en este caso no pudo avanzar tanto porque el correo electrónico al que estaba asociada estaba “protegido”.

En cualquier caso, a tenor de los contenidos publicados y otras evidencias”, el policía concluyó que esta segunda cuenta estaba “íntimamente relacionada” con la primera.

“Vas encadenando una circunstancia con otra y todo casa demasiado bien”, resumió este especialista, cuya actuación intentó desacreditar un perito, también experto informático, presentado por la defensa, quien cuestionó la metodología utilizada en la investigación por la Ertzaintza en la que, en su opinión, “aparecen un montón de dudas, más que despejar ninguna”. Este perito de la defensa incidió, además, en la necesidad de “resolver” la identidad de quien pudiera estas tras estas cuentas y “no” supuestas “coincidencias”.

En la parte final de la vista, el fiscal solicitó la condena de Badiola, al considerar que en el juicio “ha quedado acreditada la sucesión cronológica” de la investigación policial que mantiene un “99,9 % de certeza” de que el autor de los hechos es Iñaki Badiola.

Rencores y animadversión

El representante del Ministerio Público incidió también en los “rencores e animadversión” que supuestamente Badiola albergaba frente a los perjudicados, ya que los jueces y funcionarios de la Diputación de Gipuzkoa afectados dictaron resoluciones “adversas” al inculpado en procedimientos como el concurso de acreedores de la Real Sociedad o contra alguna de sus empresas, mientras que los periodistas pertenecían a un medio de comunicación que mantuvo una posición contraria a la Presidencia del procesado en el citado club de fútbol.

Por su parte, el abogado de la defensa reivindicó la inocencia de su cliente porque “no ha quedado acreditada su autoría en ningún momento”, al tiempo que cuestionó que “de verdad” exista prueba de cargo contra él pues, a su parecer, las acusaciones en su contra se basan en “probabilidades” y “conjeturas” cuya obtención habría que ver además si “respeta las reglas de juego” del proceso judicial.

El letrado opinó en este sentido que el informe realizado por la Ertzaintza sobre este caso “es nulo” porque se “extralimitó” al no pedir permiso para acceder a la base de datos telefónica policial. Además, subrayó que si no existen pruebas de cargo, la “absolución” debe resultar “evidente” para su patrocinado, para quien también solicitó la aplicación del principio de “in dubio pro reo”.

En el ejercicio a su derecho a decir la última palabra, Badiola aseguró, entre otras cuestiones, que de todos los perjudicados él sólo conoce a cinco, uno de los cuales, Odón Elorza, “se retiró del procedimiento”. El juicio quedó visto para sentencia.