El fichaje de Equi Fernández comienza a pender de un hilo. La Real, que siempre ha sido optimista de cara a cerrar su contratación y que le considera como el futbolista ideal para reforzar su centro del campo, se ha metido en un buen lío porque su tardanza y su manera de negociar no le benefician en nada para hacerse con los servicios de un jugador que se encuentra como loco por viajar a Donostia.
Como hemos ido informando en NOTICIAS DE GIPUZKOA, la operación pasó hace unas semanas en boca de una fuente autorizada del Al-Qadsiah del “se va a hacer seguro” al “se va a hacer si la Real quiere”. El caso es que la última oferta txuri-urdin rondaba los 18 millones de euros y los saudís tenían claro que querían recuperar su inversión cuando le contrataron hace una temporada de Boca Juniors por una cifra que supera los 20 millones de euros.
Posible giro
La directiva txuri-urdin decidió apartarse un poco y el retraso puede dejarle definitivamente sin el argentino, ya que los árabes estaban dispuestos a aceptar esa cantidad porque el futbolista tenía muy claro que quería recalar en Anoeta, pero en realidad en su contrato figura una cláusula de rescisión que asciende a 50 millones. Si la situación no se desbloquea en unos pocos días, su directiva piensa dar un giro radical en su postura y remitir a la Real al precio marcado por su libertad que, huelga decir, no entra dentro de los parámetros en los que se maneja la economía txuri-urdin.
El mercado es un ser vivo y lo que no puede pretender la entidad realista es que todo el mundo sepa que va a ingresar 70 millones por Martín Zubimendi e intentar contratar un sustituto a un precio por debajo de su valoración. El problema es que Al-Qadisiyah también está planificando su temporada y en el caso de que finalmente salga Equi a la Real piensa acudir al mercado para contratar no a uno, sino a dos futbolistas. Y lo pretende hacer con el dinero que ingrese por la venta del ex de Boca. Los árabes ya han comunicado a su representante que si no llega pronto la propuesta definitiva, se van a encontrar con la barrera de los 50 millones.
Lo que tampoco entienden muy bien en el club saudí es la forma con la que está negociando la Real, al considerar que están intentando presionar cuando tienen el dinero por castigo y no cuentan con ninguna necesidad ni urgencia por desprenderse de unos de sus mejores futbolistas y probablemente el más importante en el juego de su equipo. Mientras tanto, y a pesar de la incertidumbre, Equi está trabajando a gran nivel en esta pretemporada y, como es lógico, Al-Qadsiah estaría encantado de que finalmente se abortara la operación con la continuidad de su cerebro y el consiguiente paso a un plan B de la Real. Aunque esto es fútbol, aquí todos juegan sus cartas, y esta manera de amenazar con remitir a la cláusula también es otra forma de presionar en una negociación que parecía casi cerrada hace unas semanas y que se ha enrocado hasta el punto de que a día de hoy corre serio peligro.