El todavía director de fútbol de la Real Sociedad, Roberto Olabe, censuró en su día que las cesiones de futbolistas a otros clubes tuvieran, principalmente, connotaciones negativas. El técnico gasteiztarra reivindicó la importancia de esos préstamos como vehículos de desarrollo para los jugadores, dándole la razón todo lo que viene sucediendo durante la presente campaña. La entidad txuri-urdin tiene un total de siete futbolistas con contrato en vigor compitiendo en otros equipos, y hasta cuatro de ellos, más de la mitad, están saldando con éxito sus respectivas experiencias. No está nada mal.

Quizás el caso más claro sea el de Jon Gorrotxategi (Mirandés), por el nivel que ofrece con la casaca rojilla y también por las puertas que se le pueden abrir en el primer equipo realista. Tras la ofensiva del Liverpool el pasado verano, es de prever que a Martin Zubimendi le vuelvan a aparecer durante los próximos meses importantes pretendientes, dejando el pivote blanquiazul un gran vacío en caso de venta. Pero la buena noticia ante estas hipotéticas circunstancias reside en los 32 partidos que ha disputado hasta la fecha el propio Gorrotxategi en Segunda División, siendo un fijo para su técnico y marcando cuatro goles. Durante su última temporada en el Sanse (2023-24), este mediocentro eibartarra ya evidenció un paso adelante que ha confirmado en la categoría de plata, dentro, eso sí, de un sistema de tres centrales y carrileros distinto al habitual 4-3-3 txuri-urdin.

Buen papel de Urko

El modo en que Gorrotxa está aprovechando su cesión resulta similar a la manera en que Urko González de Zárate (Espanyol) ha querido dar un golpe sobre la mesa, durante esta segunda fase del curso. Titular indiscutible en el doble pivote perico junto a Pol Lozano, el centrocampista gasteiztarra viene demostrando desde enero que la Primera División no le viene grande. Su reto debe pasar, a partir del próximo verano, por trasladar a la Real el rendimiento que está ofreciendo en Barcelona. Se le espera para iniciar la pretemporada 2025-26.

Si las noticias son buenas por partida doble en la posición de pivote, lo mismo sucede en la de delantero centro, con Sadiq Umar y Jon Karrikaburu marcando goles en Valencia y Racing respectivamente. Si hablamos en clave de futuro, quizás proceda analizar primero la trayectoria del navarro, quien ha encontrado en Santander, por fin, el hábitat adecuado para empezar a explotar. Ha alternado etapas de titular habitual con otras de suplencias recurrentes, pero siempre ha tenido minutos, transformados gracias a su buen hacer en números más que aceptables. Karrikaburu lleva seis goles y cinco asistencias en un firme aspirante el ascenso, galones que bien le podrían valer una nueva oportunidad en Zubieta. Tras cesiones consecutivas en el Leganés, el Alavés, el Andorra y el propio Racing, tiene contrato hasta 2027 y no resultaría descabellado verle vestido de blanquiazul este próximo verano, optando a quedarse en la plantilla.

Los datos de los cedidos de la Real (estadísticas previas a los partidos del presente fin de semana).

En Primera División, mientras, Sadiq está resultando muy importante en la carrera del Valencia por la salvación. El delantero nigeriano ha marcado cinco goles en sólo once partidos, lo que, unido a la lesión del atacante Hugo Duro, le viene valiendo la titularidad. Su caso, sin embargo, presenta sus asteriscos en clave de futuro txuri-urdin, porque el club che maneja una opción de compra de diez millones de euros que podría ejecutar a final de curso. La economía de la entidad no anda boyante precisamente pero, como el de Kaduna siga viendo puerta, va a poner en un serio compromiso a los directivos de la institución.

Las malas noticias

En el otro lado de la balanza cabe situar los casos de Jon Magunazelaia (Córdoba), Carlos Fernández (Cádiz) y Alberto Dadie (Mirandés). El propio Carlos no ha podido aprovechar recientemente una fase de titularidades consecutivas que le otorgó Gaizka Garitano. Y el papel de ambos canteranos en sus respectivos clubes no está resultando todo lo importante que se desearía. La Segunda División les ofrece aún once jornadas más para revertir sus situaciones.