La Real comienza una nueva aventura en la Copa visitando al modesto Buñol en el estadio de Requena. El equipo valenciano no ha tenido más remedio que emigrar debido a que su campo no reunía las condiciones necesarias para albergar un partido de este calibre, con las habituales exigencias de las televisiones que lo emitirán en directo y que, entre otras cosas, necesitan unas torres extra de luz artificial y unas gradas para que se acomode la hinchada y los distintos medios de comunicación. El modesto recinto tiene una capacidad para albergar 4.000 espectadores y, como relató con orgullo su presidente, todas las localidades se vendieron el primer día por lo que registrará un lleno absoluto. El Buñol milita en la sexta categoría del fútbol español, por lo que ha priorizado el hecho de jugar en un terreno de juego artificial como el que tienen en su campo para no conceder aún más ventajas a su ilustre visitante. El pueblo está muy ilusionado con la eliminatoria porque, aunque hace tres años ya se enfrentó al Elche, se encontraban en plena pandemia y no pudieron disfrutar de la guerra que dio su equipo que se quedó a escasos veinte minutos de provocar la prórroga. Que conste como aviso a navegantes.

Lo malo para los levantinos es que desde que llegó Imanol a su banquillo, la Real ni regala ni pone en riesgo ninguna competición oficial. Con el oriotarra sólo le han apeado el Betis, en tres ocasiones con lo que se ha convertido en su bestia negra, y el Barcelona la temporada pasada a partido único en el Camp Nou. Uno de los propósitos que se marcó cuando subió al primer equipo el técnico fue borrar de un plumazo cualquier recuerdo de la terrible mancha histórica que duró casi un cuarto de siglo con todo tipo de humillaciones y ridículos y liquidar por completo cualquier atisbo de complejo que pudiera quedar como secuela. El título de Copa para siempre 34 años después se convirtió sin duda en el mejor antídoto posible.

Imanol hará muchos cambios, como es normal, aunque el once será reconocible. Su objetivo, además de pasar a la siguiente fase, tiene que ser recuperar a futbolistas que se encuentran meditando en el diván al estar lejos de entrar en el once de los ya intocables. En principio, no se descarta incluso el estreno de Marrero en portería, con Odriozola, Aritz, quizá Urko retrasando su posición, y Pacheco en la banda izquierda para que descanse Aihen. En el centro del campo, Olasagasti, Turrientes y Zakharyan. Y arriba, Cho, Sadiq y Carlos Fernández. Los cinco del Sanse Gaizka Ayesa, Jon Mikel Aramburu, Pablo Marín, Dadie y Magunazelaia cuentan con opciones de tener minutos. En resumen, más que suficiente para no pasar el más mínimo apuro como el que se llevaron en Talavera de la Reina ante el Cazalegas.

Por lo tanto, se quedan fuera, además de los lesionados de larga duración André Silva y Kieran Tierney, los tocados Mikel Merino, Zubeldia y Barrenetxea, y Brais Méndez, por decisión técnica.

El Buñol se lo toma como el partido de su vida, entre otras cosas por el incomparable escaparate que supone para sus jugadores. Su técnico ya ha manifestado que tenía ganas de que pasara ya el duelo porque sus futbolistas no estaban nada centrados en su competición doméstica.