La Real Sociedad volvió a ganar en Sevilla, tras tres partidos de Liga sin hacerlo y en un lugar en el que no lo lograba desde 2016. Con eso queda todo dicho. Los blanquiazules se llevaron tres puntos muy golosos en un partido muy extraño, marcado una vez más por la expulsiones de VAR de Rakitic y de Nianzou cuando el marcador reflejaba un 0-1 por el gol de Sorloth. No podemos ser cínicos y cambiar de opinión cuando se pasa de ser perjudicados a beneficiados como este miércoles. Insistimos, a los que nos gusta el fútbol preferimos que sea un duelo once contra once, en el que no debería haber muchos penaltis, para que sea una contienda reñida y disputada. 

Después de lo que ha sufrido la Real en las últimas semanas tampoco parece admisible que se discutan las dos tarjetas rojas. Pero si no lo hacemos, daríamos por bueno el fútbol de hoy en día, que no hay quien lo aguante. Como sucedió con Aritz, no da la sensación de que Rakitic tuviera la mínima intención de hacer daño a Brais, al igual que Nianzou, cuya entrada fue aún peor sobre el gallego. Antes del descanso la Real se quedó con dos jugadores más en el Sánchez-Pizjuán, en una situación que a muchos les recordó al año 1980 cuando perdieron su primer título de Liga con dos futbolistas más por expulsiones de sendos rivales. Pero lo cierto es que, poco más tarde, Brais anotó el segundo a pase del héroe Merino y después se abrió un nuevo partido que los realistas no fueron capaces de interpretar y de disputar. En vez de ir a muerte a por el tercer gol que sentenciaba el duelo, los donostiarras se perdieron en eternas posesiones horizontales que acabaron por desesperar a la afición txuri-urdin, que por momentos hasta vio peligrar una victoria que se antojaba obligatoria.

Imanol volvió a no mover demasiado el árbol respecto al once inicial que arrancó muy bien frente al Valencia antes de la roja a Aritz. Solo tres cambios: Sola en la derecha, Pacheco en el eje de la zaga y Silva en la mediapunta. No deja de sorprender la ausencia de Zubeldia después de erigirse en uno de los mejores blanquiazules de la temporada, aunque el lateral donostiarra merecía su oportunidad. La primera parte tuvo un ritmo inesperado, con un Sevilla aún en guerra civil con entradas fuera de lo permitible, lo que provocó que se quedara de forma probablemente justa a día de hoy con dos jugadores menos.

Todo fue extraño. A los diez minutos, Carlos, en su vuelta al Sánchez-Pizjuán, se lesionó, con todo lo que ello conllevaba, sobre todo ante una afición tan poco permisiva. A los catorce, Gudelj no logró dirigir un pase excepcional de Isco, antes de que los realistas pisaran el área local en un doble centro de Sorloth, que, el segundo, lo remató Merino a las manos de Bono. Poco después llegó el primer tanto de los donostiarras en un pase de Merino con caño incluido que definió Sorlorh con mucha calidad picando la pelota por encima de la salida de Bono.

Tras el gol, Kubo, que había reemplazado a Carlos, casi anotó en un rechace a despeje de Gudelj antes de que Remiro firmara el paradón de la noche en un balón de Isco que se coló por el centro de la zaga visitante. Rakitic no tardó en ver la roja por pisar con los tacos a Brais, como Aritz frente al Valencia, y, por si fuera poco, Nianzou también enfiló el camino a los vestuarios tras una peligrosa entrada también al gallego. Segundos después, Merino, jugador total, volvió a asistir a Brais para que anotara el segundo, aunque los realistas se cruzaron y bloquearon en superioridad, y solo generaron una oportunidad de Silva antes de que el Sevilla recortara distancias en un cabezazo incomprensible de Rafa Mir a centro de Telles. En el descuento, Sorloth no logró aprovechar una buena recuperación de Kubo.

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Las notas de Mikel Recalde Mikel Recalde

En la reanudación, comenzó un nuevo partido. El Sevilla plegó velas, levantó un muro en su área consciente de su situación inferior, pero se encontró con una Real horizontal y gris, que dio por buena su corta ventaja mientras pasaban los minutos con el consiguiente peligro que ello entrañaba. Kubo fue su jugador más peligroso, aunque pecó de individualista y dejó sensaciones de que su hombro no estaba en perfectas condiciones en varios instantes. El omnipresente Brais envió un saque de esquina al palo, antes de buscar la escuadra en un remate lejano. Sorloth no fue capaz de culminar una buena combinación de Kubo y Silva cuando tenía todo a favor. El japonés desperdició otras dos buenas opciones, antes de que En-Nesyri pusiera el corazón en un puño a los realistas en un cabezazo que se marchó rozando el palo. 

Pablo Marín salió en los últimos minutos y no fue capaz de aprovechar un uno contra uno frente a Bono, en un pase de Sorloth que tampoco le concedió demasiada ventaja. Las últimas opciones de los realistas que tenían que haber anotado el tercero las desperdició un Robert Navarro poco inspirado.

Y se acabó. Tres puntos de oro para cerrar al primera parte con 26, que permiten al equipo acabar en la parte alta de la clasificación. Como declaró Imanol en la previa, si se gana en un escenario como Sevilla, la nota para sus pupilos será un diez. No le falta razón, aunque su gestión en superioridad volvió a dejarnos fríos y acabó agobiándonos. Si tenemos que votar, los realistas deberíamos apostar por que el VAR desapareciera y se dice el día que le beneficia. Esto es inaguantable, y, aunque nos gusta que se haga justicia y que todos los equipos sean juzgados por igual, lo que de verdad nos encanta es que dos equipos como el Sevilla y la Real, es decir del mismo nivel, se partan la cara sin que haya una expulsión ni un penalti. Reclamamos árbitros que sean jueces, no policías. La Real continúa con su wild card para hacer felices a sus aficionados. Si hay que poner una nota antes del Mundial es sobresaliente, de largo, y un billete a Catar que deberían recibir en forma de llamada jugadores de primer nivel como Merino (gracias navarro) o Brais. Y le llamaban pecho frío, menuda bestia. 

Una Real para enmarcar de ensueño. Eskerrik asko, goazen Reala, goazen txapeldun. Y lo que nos queda. Qué largo se nos va a hacer separarnos de ti...