No es normal. La Real Sociedad ha tenido que sudar hasta el último minuto sus dos anteriores clasificaciones para los cruces sin pasar de los nueve puntos. En esta edición, tras un pleno inmaculado de cinco victorias en cinco encuentros, el único equipo de toda la competición que lo ha logrado, también va a tener que sufrir para asegurarse la primera plaza hasta el pitido final. La explicación es bastante sencilla y en ella estriba el gran mérito de su trayectoria impoluta, y es que en su grupo estaba como cabeza de serie el Manchester United, probablemente sobre el papel el mejor equipo del torneo antes de que caigan los tiburones fracasados de la Champions, como les denominó Mourinho.

Los realistas siempre se han solido venir arriba cuando un gigante les ha venido a visitar. No hay más que recordar que en la temporada 2013-14, que se presentó en Donostia con la vitola de campéon de la Premier, solo fue capaz de empatar 0-0, con un penalti regalado fallado por Van Persie.

Las cuentas están muy claras: a la Real le vale ganar, empatar o incluso perder por la mínima para asegurar el liderato. Esa última ventajosa opción se la proporciona su magnífico e histórico triunfo logrado en Old Trafford en la jornada inaugural del grupo.

Siete bajas

Imanol vuelve a tener que hacer malabares para confeccionar un once de garantías al contar con siete bajas. Lo normal es que el técnico refuerce su idea de esta campaña para evitar mostrar debilidad. Esto significa jugar con un 4-4-2, con Remiro en la portería, Aritz, Zubeldia o Pacheco, Le Normand y Rico en la defensa. Zubimendi, acompañado de Guevara, para formar el rombo con Merino y Brais. Y arriba, si se han recuperado bien del esfuerzo, Carlos Fernández y Sorloth. Un once ilusionante y reconocible que deja a las claras el potencial del plantel.

Enfrente un United que se presenta en Anoeta disimulando con lo poco que le motiva una competición en la que, sin embargo, ha rotado poco y la ha disputado con seriedad. Un resucitado Rashford, que se perdió la ida por lesión, es sin duda el gran peligro de los red devils. Sancho y Antony no viajaron a Donostia por molestias físicas.