La Real se ha convertido de un tiempo a esta parte en un firme aspirante a ocupar la zona noble de la tabla al final de cada temporada. Y esta tarde recibe en Anoeta al penúltimo clasificado de la tabla, Osasuna. La teoría, esa que en el fútbol rara vez sirve para algo, apuntaría a un partido asequible para los txuri-urdin. La realidad y los precedentes, sin embargo, indican que el equipo de Imanol encara hoy un obstáculo a tener muy en cuenta. En primer lugar, porque el juego y la Liga se han igualado últimamente hasta extremos antaño inimaginables. Y, en segunda instancia, porque el cuadro de Jagoba Arrasate siempre ha puesto las cosas muy difíciles a los de Alguacil. Así sucedió la temporada pasada en El Sadar (3-4). En Anoeta en la Copa (engañoso 3-1). Y, de nuevo en Donostia, en la Liga (1-1).

Así que mal haría la Real en confiarse. Seguro que su entrenador pone empeño en evitar que así sea. El nivel del adversario, esté donde esté en la tabla, invita a permanecer alerta, al igual que la nómina de bajas txuri-urdin. El triunfo del jueves en Bilbao supuso una alegría de las importantes. Durante estos días se ha destacado el mérito táctico de los blanquiazules, quienes utilizaron en San Mamés un registro más pausado y de bloque más retrasado. Pero parece haber caído en el olvido un mérito añadido: la victoria se consiguió sin Moyá, Aritz, Illarramendi, Sangalli, David Silva y Januzaj. Todos se encontraban lesionados para el derbi de Bilbao. Y lo siguen estando de cara al duelo ante Osasuna. Imanol ofreció este sábado una convocatoria de solo 20 futbolistas, sin novedades especialmente reseñables respecto a Bilbao. Allí se llevó a dos porteros del Sanse, Ayesa y Marrero. Esta vez solo ha citado al primero de ellos.

En lo que se refiere a las perspectivas de alineación, conviene primero destacar una circunstancia importante. Después de recibir hoy a Osasuna, la Real afrontará seis días sin competición. Es decir, una semana típica, de esas que no le abundan. El sábado que viene, los txuri-urdin visitarán al Sevilla, y comenzará entonces un maratón de compromisos cuyo final no se atisba en el calendario. Será época de rotar, y de cuidar al milímetro el estado físico de cada futbolista. Por ahora, en cambio, todo parece en orden con los disponibles. Dijo ayer Imanol que se han recuperado todos bien del derbi. Y habrá días para recuperar después del partido de hoy. Así, el once que Alguacil opondrá a Osasuna no resultará muy distinto del de San Mamés. La principal duda puede estar en la posición de ariete, donde las caídas de Willian José pueden resultar más fructíferas que el juego de Isak. Los de Jagoba dejan espacios a la espalda de su zaga, y la mencionada labor del brasileño ha permitido muchas veces que Portu y Oyarzabal rompan en diagonal con eficacia.

Se trata de un movimiento, en cualquier caso, que seguro que Jagoba Arrasate tiene perfectamente estudiado. Un Jagoba Arrasate que asiste últimamente a partidos en los que a su equipo se le escurren puntos y puntos entre los dedos, cuando las victorias parecen estar bien agarradas. Que los navarros no hayan sumado un balsámico seis de seis contra Elche y Alavés responde solo a los caprichos del fútbol. Pero los resultados de ambos partidos han sido sendos empates, y ahí sigue el cuadro rojillo, penúltimo y en zona de descenso, con más juego que puntos. Esta tarde comparece en Anoeta sin Darko Brasanac y sin Oier (lesionado y sancionado respectivamente), dos piezas muy importantes en su centro del campo. Y lo hace igualmente sin Chimy Ávila: su baja, por conocida y extensa en el tiempo, no deja de tener que ser destacada, por todo lo que supone para quien la sufre. En cualquier caso, con unos jugadores u otros, si algo ha demostrado Osasuna es que siempre (o casi siempre) es competitivo. Y que nunca se rinde.