No va más en Nápoles. La Real se la juega todo a una carta en el templo Diego Armando Maradona en el que va a tener que sufrir como nunca para intentar asegurar un billete de clasificación para los cruces de la Europa League. Las posibilidades de los realistas están muy claras: si gana, será primera de grupo; y si no, está obligada a sellar el mismo resultado que el AZ Alkmaar en Rijeka. No es para nada descabellado el no perder de vista el encuentro en Croacia visto el rendimiento y la competitividad qué demostró el conjunto local en su visita a Anoeta el pasado jueves con el empate 2-2.

Será el más difícil todavía porque la Real viaja a tierras italianas con las bajas de los que son sus dos mejores jugadores, Mikel Oyarzabal y David Silva. La ausencia del canterano era esperada y además bien recibida porque está lesionado y no es momento de forzar en un mes en el que aguardan auténticos tiburones en la competición doméstica. Lo del canario admite muchas más discusiones. No parece muy lógico que con la final que les aguardaba cuatro días después de un duelo normal en la Liga, como el disputado en Vitoria, saliera a calentar en un terreno de juego encharcado y pesado, que fue probablemente lo que le generó unas molestias que no ha podido superar para acudir a este duelo decisivo en el que su participación era vital. De hecho, el equipo no ha ganado sin su concurso aún.

La Real se presenta en Nápoles después de empatar los últimos cuatro partidos. Con una inquietante crisis realizadora, sobre todo si se tiene en cuenta el gran número de ocasiones que genera y la poca efectividad que demuestra. La fórmula está muy clara: o los delanteros afinan su puntería o la puerta de salida de Europa está abierta esperándole. Cómo sucedió el curso pasado en el partido de Copa disputado en Madrid, en el que fue el mejor momento del año, todo va a pasar probablemente por que los puntas blanquiazules estén aceptados esta noche de cara a puerta. Una de las llaves para sellar lo que será una histórica clasificación debido al escenario y a la situación en la que se presenta en Nápoles será ponerse por delante en el marcador para jugar con viento a favor. En este capítulo, no se entiende muy bien cómo es posible que la Real solo haya jugado en ventaja en toda la competición unos segundos en la primera jornada en Rijeka y la mitad de la segunda parte con el AZ en casa en un partido en el que debió golear desde los primeros minutos. Los donostiarras merecen que por fin la fortuna esté un poco de su lado. No parece lógico todo lo que le ha sucedido en un grupo muy igualado considerado ya por todos como el de la muerte, en el que sus tres pesos pesados se presentan en la última jornada dependiendo de sí mismos para certificar su clasificación para los dieciseisavos de final.

Imanol va a tener que reconstruir mucho el equipo para intentar hacer olvidar la ausencia de sus dos figuras. En la portería, para jugar la final, se mantendrá su portero de cabecera esta temporada, Alex Remiro. En la defensa es probable que siga Gorosabel en la derecha y que regrese Monreal en la izquierda. En el eje de la zaga hay dos puestos para cuatro centrales; en principio, los favoritos son Le Normand y Aritz. Esto podría propiciar que adelantara la posición de Zubeldia, que se encuentra en un gran estado de forma, y el efecto dominó finalizaría con Zubimendi jugando de volante y Merino en la mediapunta (la baja de Guridi es casi tan importante como la de los dos referentes). Otra opción es la ya utilizada con Zubimendi de pivote, el navarro en su posición natural y Januzaj en la mediapunta. El belga será titular seguro, por lo que si no juega en el centro, lo hará en la banda con, probablemente, Isak de ariete y Barrenetxea en la izquierda. Esta vez será Portu quien aguarde su oportunidad en el banquillo, aunque no se descarta que juegue con el bruselino en la izquierda.

El Nápoles es un equipo con muchas variables en su juego, pero que cuando se la está jugando intenta especular. El arrogante Insigne continúa siendo su gran referente, aunque dispone de un amplio repertorio de internacionales en una escuadra con nivel de Champions pese a que nos queda el impresionante recuerdo de la ida de un Koulibaly infranqueable. Su delantero Osimhen es baja. El empate le puede no valer para ser primero, pero sí para clasificarse al 100%.

Las espadas están en alto. Se avecina una tarde-noche de fuertes emociones en el reestreno del estadio Diego Armando Maradona.