arama - No es fácil que Iker Irribarria se emocione. No es ningún secreto, ya que él mismo reconoce que no se suele emocionar con facilidad. Pero la situación de ayer era distinta. Jugaba en casa, en su frontón, en Arama. Un pueblo que acogió el homenaje y el festival de pelota. Mucho antes de empezar el partido ya se veía a la gente expectante y con algunos nervios. Con todas las entradas vendidas (alrededor de 420) no había sitio para nadie más en el frontón. Aun así, como suele suceder en estas ocasiones, hubo quien no compró ninguna entrada y se presentó en el frontón de Arama. Es el caso de los dos valencianos que fueron exclusivamente a ver a su ídolo, Irribarria. Tuvieron suerte y al final pudieron ver el partido en primera persona. Lo mismo ocurrió con dos hombres que lamentaban no haber comprado las entradas antes. Más tarde se les podía ver con la sonrisa de oreja a oreja y admitían entre risas que llorar a veces funciona para poder conseguir el pase al frontón. Y es que el campeón mueve masas. Así, comentaba un padre que su hija ahora era seguidora del Athletic “porque ha escuchado que Irribarria es rojiblanco, y si Irribarria sigue al Athletic pues?”.
Con los bocadillos en la mano, el Ostatu estaba a rebosar. Desde el mediodía había movimiento y con la excusa de no perderse el partido fueron muchos los que optaron por comer un bocadillo. Mientras jugaban Gorka y Martija contra Mendizabal III y Erostarbe (22-20) muchas miradas iban dirigidas al aramarra que atendía amablemente a la prensa y comentaba que jugar en casa le suponía una “pequeña presión” como si la gente esperase mucho de él, y que prefiere jugar en otro frontón. Pero estaba contento. Y no era para menos. Además de jugar en casa ayer recibió la noticia de que la empresa Aspe alargaba su contrato por lo que jugará por lo menos hasta el año 2020. Antes del partido el pueblo de Arama le quiso hacer un homenaje y entonces sí se pudo ver a un Irribarria emocionado. Su amiga Garazi, una a las que dedicó la txapela del manomanista, le bailó el aurresku mientras el público escuchaba en silencio la delicadeza con la que se movía. Una vez terminó el baile el frontón aplaudía sin cesar la emocionante estampa y también a su campeón. Después, la concejala de cultura le entregó un dibujo hecho a mano en la que aparece Irribarria con las manos alzadas en señal de victoria. Un homenaje que tocó la fibra del pelotari. Ya lo dice el refrán: como en casa en ningún sitio.