Una de las últimas aventuras en moto del elgoibartarra Fernando Bautista, conocido en redes sociales como McBauman, le llevó a completar una ruta de 4.000 kilómetros entre España y Portugal. En ella recorrió la N-222 portuguesa –considerada una de las carreteras más bellas del mundo–, visitó Lisboa, Évora, antes de llegar a Huelva y Málaga y cruzar la península camino de Santander donde le esperaba su pareja. Este recorrido se suma a la larga lista de rutas que ha completado Fernando Bautista desde que hace algo más de 20 años se compró su primera moto. Con más de 60 países visitados y cerca ya de un millón de kilómetros a sus espaldas, nos cuenta qué significa para él viajar y vivir sobre dos ruedas. 

¿Cuándo y cómo se inició su relación con las motos?

Siempre me han gustado, pero es verdad que en casa les daba mucho respeto por lo que no me animaban a comprarme una moto. En 2003 me fui a vivir a Ibiza y pensé hacer realidad a aquel sueño que rondaba en mi cabeza. Me animé a comprar mi primera moto, una BMW GS 650. 

Han pasado más de 20 años de aquella fecha y entiendo que innumerables viajes. ¿Cuántas motos ha tenido en ese tiempo.

Siempre he tenido motos del mismo tipo, y todas ellas de la marca BMW. Si no recuerdo mal, he tenido seis en estos años. Después de la G 650 GS pasé a una BMW R 1200 GS Adventure. También probé con una BMW 1600 GT, de seis cilindros y 160 CV; me encantaba, pero no era práctica para viajes largos porque gastaba mucha rueda. Finalmente, volví a la 1200 GS Adventure refrigerada por agua, con la que llevo 11 años.

"He tenido dos accidentes duros, uno con mi hermana y otro en los Pirineos, junto al monumento a Casartelli, y siempre digo que el ciclista fallecido en el Tour veló por mí"

Un millón de kilómetros 

¿Cuántos kilómetros y países llevas recorridos sobre dos ruedas en este tiempo?

Voy camino del millón de kilómetros. Con mi última BMW 1200 GS Adventure llevo medio millón. Y en cuanto a países, más de 60: todos los de Europa, varios africanos –como Kenia, Marruecos, Mauritania, Senegal, Túnez o Tanzania–, además de otros en Asia y también en Sudamérica.

A nadie se le escapa que circular por carretera tiene sus riesgos en forma de accidentes. 

He tenido dos accidentes especialmente duros. El primero fue en Ibiza, cuando un coche nos arrolló a mi hermana y a mí al saltarse un cruce en plena curva. Ella se llevó la peor parte y le han quedado secuelas importantes. Estuve a punto de dejar la moto. El segundo fue en los Pirineos, en el puerto donde murió el ciclista Fabio Casartelli. Iba despacio para ver el monumento y eso me salvó la vida, porque en la siguiente curva me quedé sin frenos. Me rompí varias costillas, pero pude contarlo. Siempre digo que Casartelli veló por mí y evitó un accidente más grave.

Y pese a todo sigue viajando en moto. ¿Qué le aporta esta forma de viajar?

Es una sensación única. Cuando viajo en moto me siento autosuficiente: voy con lo justo, con lo poco que me permite cargar la moto y, pese a ello, cruzo ciudades, países y continentes. Llegar a un destino lejano por mis propios medios, después de miles de kilómetros, es pura magia.

En el viaje a Mongolia no podía faltar la fotografía delante de la escultura gigante del emperador mongol Gengis Khan. McBauman

La amabilidad de la gente

Viajar a lugares distantes de Europa, África, Asia o América le ha permitido entrar en contacto con culturas y personas muy diversas ¿Cómo ha sido el contacto con la gente en todos estos viajes?

La sensación que tengo es que la gente, por lo general, es buena por naturaleza. Cuando he tenido problemas, siempre ha habido alguien dispuesto a ayudarme, a llevarme a su casa o a darme de comer. Quizás esa cercanía se nota más en zonas rurales, pero nunca me he sentido solo. En Kenia, por ejemplo, tuve una caída en una pista camino de Tanzania. Había unos agujeros enormes y caí en uno de ellos. La moto y yo salimos por los aires y terminó cayendo sobre mis piernas. Me ayudaron unos masáis que casualmente pasaban por la zona en una furgoneta. Entre ellos había una mujer mayor que se plantó delante de mí. Me miró y empezó a hacer un ritual en el que decía palabras que no entendía y lanzaba puñados de tierra al cielo. No sé que hizo, pero el caso es que, pese a lo aparatoso del accidente, no tuve ninguna fractura.

"La sensación que tengo después de recorrer el mundo es que la gente, por lo general, es buena por naturaleza"

¿Qué viaje ha sido el que le ha marcado más?

Sin duda, el que me llevó hasta Mongolia. Atravesé Europa, Turquía y luego todos los países que terminan en “-stán”: Uzbekistán, Kirguistán, Tayikistán,.. En Mongolia inicié el regreso por Siberia y Rusia, y atravesé Europa de nuevo. Fue un viaje lleno de problemas: en Italia choqué con otro vehículo, en Estambul perdí la cartera con documentación y dinero, y en Kazajistán la moto se partió en dos. Pensé que ahí terminaba todo, pero encontré un taller en medio de la nada donde, con dos tornillos oxidados, me la arreglaron para poder seguir. 

No parece la forma más adecuada de dar inicio a un viaje.

Y la verdad es que no fueron los único problemas. Sufrí mal altura al circular por un puerto de Tayikistan que se coronaba a 4.800 metros, dos golpes de calor y tuve que afrontar jornadas completas con promedios de 30 kilómetros por hora debido al pésimo estado de las carreteras. Pese a todo el viaje mereció la pena. Hubo muchos momentos para disfrutar sobre la moto.

El viaje y el destino

Los viajes siempre se organizan pensando en un destino final, pero entiendo que el camino ya supone toda una experiencia.

Muchas veces el propio viaje es más interesante que el destino final. Así sucedió en este caso. Mongolia tiene lugares atractivos, pero donde de verdad de disfruté fue en Kirguistán. Allí encontré lo que iba buscando: zona de desierto, montañas inmensas y, sobre todo, una gente muy generosa, dispuesta a ayudar.

¿Qué viajes tiene apuntados en su agenda de cara a realizarlos algún día?

Muchos, pero el que me motiva desde hace muchos años es dar la vuelta al mar Mediterráneo. Por desgracia, ahora mismo es imposible por cuestiones geopolíticas: la frontera entre Marruecos y Argelia está cerrada, y la situación en Gaza, Siria y Líbano lo complica todo. Otro gran sueño sería rodear África por la costa.

Después de tantos kilómetros sobre la moto ¿qué imagen tiene del mundo en el que vivimos?

La sensación que queda es que es el mundo en el que vivimos es más pequeño de lo que creemos. Pero , a la vez, se trata de un lugar lleno de rincones por descubrir, y es esa ilusión por ver y conocer es lo que me empuja a seguir viajando.