No ha podido el capo de Mediaset aguantar más y ha dado la orden de que la exiliada mediática Terelu Campos vuelva a incorporarse a las huestes degolladoras de famas y honores de Sálvame de Luxe y Sálvame diario. Por ello, la flamante chiquilla de la reinona de Telecinco bajó la escalera fashion del plató a requerimiento de Jorge Javier Vázquez, que hizo de chambelán de la ceremonia que resultó un excelente producto televisivo donde vacío, vacuidad e insignificancia y reinaron durante las cinco horas que duró el programa, en la mejor línea de lo que caracteriza a las cadenas del emporio italiano que sigue mandando en audiencias y dineros conseguidos. Al ritmo de la frase ríase la gente y ande yo caliente, la tele chapucera, amarilla y mediocre sigue campando por sus respetos y la exuberante aparición de Terelu en pantalla confirmó la línea editorial de quienes son capaces de destripar hasta el honor de San Cucufate.

Embutida en un ajustado vestido de color negro que resaltaba sus anatomías generosas, aguantó las posturas más o menos bordes de sus compañeros de equipo. Nadie sabe por qué huyó hace ocho meses la hija de la enamorada Campos pero se suponía en la brusca decisión, el feo profesional de ver cómo la dirección de la cadena ofrecía cubrir la ausencia de Jorge durante el verano a María Patiño; la muchacha se salió por la tangente cada vez que los compis le apretaban en este asunto y la pobre salía como podía en medio de contradicciones, frases sin terminar y lapsus mentales que delataban a la profesional de las portadas del corazón y famoseo. Una vez más la productora y la cadena hicieron bingo con la vuelta de quién no debió irse, aunque en el fondo la operación ida y retorno le habrá supuestos excelentes talegos que rentabilizarán la historia amañada, guionizada y explotada. Bienvenida a la tele de la vida misma.