El portal Vertele.com informaba días pasados de la bronca monumental de José Luis Moreno en el plató de Mediaset, en el nuevo programa Hable con ellas, que es frustrado late night que pretende competir no sabemos con quién porque el formato y las presentadoras forman un extraño conjunto cuyos resultados en audiencia no son nada halagüeños, aunque es bien cierto que acaban de arrancar como quien dice en antena, pero puede desaparecer en el tiempo que va de escribir esta columna a publicarla, porque los ejecutivos de la tele no se andan con chiquitas y segundas oportunidades en el confesionario. Como las cosas no fueron bien en el inicio del programa, los responsables pensaron acudir a José Luis Moreno, que lo mismo sirve para un roto que para descosido y argumentado su sonora y universal popularidad pidieron al ventrílocuo, presentador, productor y personaje VIP que se sentara con las muchachas para hablar con ellas y elevar los ratios de audiencia, no fuera a ser que naufragaran a la primera de cambio. Y pusieron a Morenín de mis muñecos como cebo televisivo porque un marinero de la vida como él podría dar juego. Y aceptó Moreno (para aliviar las penurias audienciales que no lo veía ni el Tato) y se sentó ante las chicas de oro de la entrevista y la tragedia se fue fraguando poco a poco como el buen hervor alubieril. Y las preguntas subían de tono y lo que parecía galante entrevista de apoyo y promoción se fue calentado y las preguntas personales fueron subiendo de tono y molestando a José Luis, y se impaciento, se cabreó, amenazó con largarse y como la cosa no fue rectificada, levantóse, marchóse y dejó con un palmo de narices a las entrevistadoras de generosa anatomía y escasa facundia periodística. Y se quejaba amargamente por los pasillos de T5, el rey de los muñecos, que venía para ayudar a la promoción del recién nacido y no, a encontrarse con hirientes ataques, que para eso ya están otros de la competencia.