La Autoridad Vasca de la Competencia ha analizado la trazabilidad de la inflación en los alimentos y ha comprobado que detrás de la subida de precios que estamos soportando no concurren prácticas abusivas sino que es consecuencia del aumento de las materias primas por la guerra de Ucrania. Una conclusión que vendría a avalar las medidas adoptadas por las distintas administraciones para suavizar el impacto en el bolsillo de la ciudadanía, aunque no parece que las destinadas a reducir el impacto de los precios en la bolsa de la compra mediante la rebaja del IVA en los alimentos más necesarios sean las que estén logrando el efecto más benéfico para el consumidor. Todo lo contrario que las ayudas a la movilidad con la bonificación del uso de los sistemas públicos de transporte. Tras la pandemia, que hundió la demanda, el transporte público ha resurgido hasta alcanzar cifras récord. Esta misma semana hemos conocido los números de Dbus correspondientes a 2023, que han rozado los treinta millones de viajes, cota nunca alcanzada, lo que representa un aumento del 16,7% sobre el año anterior. Lo mismo está ocurriendo con Euskotren, Lurraldebus o Cercanías, que hasta el mes de octubre reflejaban incrementos que también apuntan a registros históricos al cierre del ejercicio. Se podría decir eso de que la ciudadanía ha hablado, y que lo está haciendo en favor de un sistema de transporte público accesible y económico como alternativa al vehículo privado y de refrendo de las políticas de descontaminación de nuestras ciudades y descarbonización de nuestra vida. l