¿Está cambiando la política en Euskal Herria, lo está haciendo en España o en ambas? Lo digo por la moción de censura que va a desalojar a UPN de la alcaldía de Pamplona en favor de EH Bildu con el apoyo de los socialistas navarros. El run-run de que esto iba a ocurrir sonaba cada vez con más fuerza desde las generales de julio y ha sido esta semana cuando se ha conocido que antes de que finalice el año las fuerzas progresistas del Ayuntamiento de Iruñea van a promover la destitución de Cristina Ibarrola, que gobierna en minoría incapaz de atraer ningún apoyo, y la elección de Joseba Asiron. Esta operación ocurre quince años después del conocido como Agostazo, el golpe de Zapatero contra el acuerdo de gobierno fraguado en Navarra entre el PSN, Nafarroa Bai e Izquierda Unida, y, de este modo, sostener en la presidencia del ejecutivo foral al regionalista Miguel Sanz. La década larga desde el fin de la violencia no ha pasado en balde y lo que anteayer parecía una línea infranqueable acaba de ocurrir con el apoyo explícito del presidente del mismo partido que hace quince años impuso sostener a los que ahora desaloja para aupar a la izquierda abertzale. Los viejos consensos se tambalean con la entrada en la ecuación de EH Bildu y el surgimiento de la ultraderecha, que maniata al PP, favoreciendo nuevas alianzas. Dice el PSE que está descartada la réplica en la CAV de lo sucedido en Navarra. Pero en política, cuántas cosas parecen imposibles hasta que dejan de serlo.