¿Cuál es el edificio más feo de Donostia? Esta es la pregunta que se ha hecho Ancora, entidad donostiarra que tiene como finalidad el estudio, conservación y promoción del patrimonio cultural. Una pregunta nacida de una reflexión: "¿Alguna vez te has topado, paseando por nuestra bella ciudad, con un edificio que te ha hecho pensar....¡Horror!?", se preguntan en la asociación, que ha decidido lanzar el debate a la sociedad donostiarra a través de una campaña de Instagram.

El objetivo es hacer una encuesta con la que dilucidar cuál es la construcción arquitectónica más fea en una ciudad que se vende, precisamente, como lo contario. La Bella Easo tiene una belleza reconocida internacionalmente, sin embargo, no es ajena a los edificios de mal gusto o con un particular sentido de la estética.

Arquitectura donostiarra

Por eso, Ancora, cuyas campañas intentar proteger el patrimonio histórico de la ciudad, ha querido en este sentido darle la vuelta a su labor con una simpática encuesta que seguro que va a tener un gran éxito, ya que a veces la belleza o la falta de ella es cuestión de gusto.

Edificios con fachas ventiladas, en blanco y negro, torres desproporcionadas... La historia de la arquitectura de Donostia, marcada por su toque afrancesado en los edificios del Centro, tiene otros puntos que llaman la atención tanto de visitantes como de sus propios habitantes por otras razones.

En el vídeo que acompaña la presentación de la encuesta, se pueden ver algunos edificios icónicos de la ciudad, como la torre de Atotxa, con sus impresionantes 70 metros de altura que se alza desde hace 50 años en el barrio de Egia como una excepción en el horizonte urbano de la capital donostiarra.

También aparecen en el vídeo el edificio situado en el número 19 de Miracruz, la edificación que alberga la tienda Fnac o la sede del Gobierno Vasco en la calle Andía, entre otros. ¿Podría incluirse en esta lista otro de los edificios que, incluso a día de hoy, sigue generando polémica? Hablamos del Kursaal, símbolo ya del perfil donostiarra, firmado por el arquitecto internacionalmente reconocido Rafael Moneo, que todavía sigue generando debate desde su inauguración en agosto de 1999.