Por probar no pasa nada. Eso, desde luego, es lo que se ha dicho siempre y es a lo que invita la dirección del Orfeón Donostiarra a los niños y jóvenes: “a probar”. ¿A probar qué? A cantar, claro está. El vicepresidente de la institución coral, José Luis Aramburu, y una de las directivas, Eli Arabaolaza, explican a este periódico que buscan reforzar la cantera, impulsar de nuevo el Orfeoi Gazte, la sección infantil y juvenil de la institución, como una manera de garantizar a largo plazo una renovación para el conjunto de adultos, es decir, “construir el Orfeón del futuro”.
La coral, por supuesto, es una institución “muy viva”, algo que demuestran, con mucho esfuerzo, la cantidad de cantores con los que cuentan –178– y la larguísima agenda de conciertos que manejan, tanto en el Estado como fuera de él. Pero también son conscientes de que hay que prever lo que pueda llegar y nunca dar las cosas por hechas. “Si quieres que una institución se siga manteniendo, nunca puedes dormirte”, expone Aramburu.
Tras la llegada de la pandemia, explican, la actividad del Orfeoi Gazte cesó, algo que no ocurrió con su sección de adultos. Es por ello que su objetivo es volver a ponerlo en marcha. Para ello han abierto las inscripciones para todos aquellos interesados que se encuentren en una franja de edad de entre los ocho y los 16 años, un periodo que, reconocen, es difícil para captar cantores, debido a las múltiples opciones de actividades extraescolares y deportivas. El de la “competencia”, aseguran Aramburu y Arabaolaza, es probablemente el problema más acuciante al que se enfrentan todas las formaciones corales, algo a lo que se suma, por ejemplo, el descenso de la natalidad, lo que hace que haya menos cantidad de niños. “Hemos visto que hay que moverse”, aseguran.
La inscripción
Tras un 2022/2023 que fue un periodo de “transición”, para el curso que entra desean volver a tener una sección infantil y juvenil con cuantos más implicados sea posible. “Queremos volver a escuchar voces infantiles en nuestro local”, explica Arabaolaza.
El Orfeón Donostiarra suele ayudar a que distintos centros escolares tengan sus propios conjuntos cantores, pero les gustaría que esos alumnos cruzasen la barrera y se implicasen en el proyecto del Orfeoi Gazte, y que los viernes, de 18.00 a 19.30 horas, se sumen en el local de la calle San Juan –los ensayos comenzarán en octubre–. Por supuesto, también están abiertos a que jóvenes lleguen directamente mediante la inscripción abierta en la sede o en su página web.
Para inscribirse, remarcan, no es necesario ningún tipo de conocimiento previo. Es decir, “no hay que saber cantar”. Esto se debe a que las voces, sobre todo en esas edades, tienden a cambiar. “Cuando escuchas una voz de un niño, desconoces cómo va a evolucionar”, comenta Aramburu. Por eso, y también por el interés propio, es necesario “probar”.
No solo música
Durante su estancia en el Orfeón, cuenta Arabaolaza, que es una cantora que pasó hace años por la sección infantil y juvenil, se “aprende mucha música”. Pero no solo eso. A través de la música coral se transmiten “valores para toda la vida”, como “trabajar en equipo”, el “respeto al prójimo” o la “autonomía personal”, valores que “no se aprenden en una academia”. “Ese es uno de los puntos fuertes de cantar en un coro, más allá de saber lo que es una corchea”, concluye.