El éxito de público de hace dos años -con una asistencia media que rondó los 3.000 espectadores en cuartos y semifinales y superó esta cifra en la final- y el marco de Donostia hizo que la Copa de la Reina celebrada en Illunbe fuera considerada como un éxito y que muchas protagonistas la calificaran como la “mejor” celebrada hasta la fecha.
Dos años después vuelve a la capital guipuzcoana el evento más importante del balonmano femenino estatal y el presidente de la Federación Española de Balonmano, Paco Blázquez, ha deslizado la posibilidad de que Donostia se convierta en “sede fija” de la Copa, al menos durante unos años. “Estamos trabando en ello”, ha dicho.
Sin embargo, la diputada de Deportes, Goizane Álvarez, ha enfriado después esta posibilidad debido a la ausencia de un pabellón adecuado para un evento así. Acondicionar Illunbe supone un enorme esfuerzo para la organización, un trabajo que ni las instituciones ni el Bera Bera, como anfitrión, pueden hacer cada año. Reconocía la diputada que traer la Copa dos años después responde más a esa espina clavada que se le quedó al equipo anfitrión con su eliminación en semifinales hace dos años. “Nos lo pidió la capitana. Y si nos lo pide la capitana, hay que hacerle caso”, ha señalado haciendo referencia a Alba Menéndez. De ahí a que la Copa se juegue cada año en Donostia hay un paso enorme.
Un pabellón multiusos adecuado serviría para acercar esa opción de sede fija, pero es un supuesto que aún no está cercano. Así que parece más un deseo de la Federación Española de Balonmano que una realidad. Al menos a día de hoy.