La Ertzaintza, atendiendo a una reivindicación histórica, ha creado este año una unidad especializada en menores que ya se encuentra en fase operativa para dar respuesta al enorme desafío que representa el repunte de delincuencia juvenil. El nuevo equipo está integrado en la División de Investigación Criminal y se centra en abordar de manera integral los casos en los que hay menores implicados como víctimas o responsables de delitos graves, una cuestión sobre la que se ha vuelto a pronunciarse la Fiscalía de Gipuzkoa.
“Se necesita un cuerpo autonómico especializado en materia de menores que tenga herramientas y conocimientos para investigar una delincuencia juvenil cada vez más compleja”, advierte el Ministerio Público en la memoria de 2024, haciendo una lectura de la situación compartida por otros organismos competentes.
De hecho, la creación de esta nueva unidad responde a las peticiones de la Fiscalía Superior del País Vasco, las fiscalías de menores y el Ararteko, además de alinearse con recomendaciones internacionales y nacionales. Hace tiempo que la delincuencia juvenil dejó de encorsetarse en una serie delitos cuya averiguación requería una investigación más o menos sencilla. Las cosas han cambiado.
“Los menores, en ocasiones, son utilizados por adultos y otros menores organizados para ejecutar actividades delictivas propias de una sociedad multinacional que ha cambiado de óptica y de objetivos”. Advierte la Fiscalía que se están utilizando herramientas digitales que “hacen fácil planificar y ejecutar el plan criminal”, y llega a reconocer en ese sentido que “nos llevan amplia ventaja”.
Delitos contra la libertad sexual: una víctima de seis años
Son varios los ámbitos en los que se observa un aumento de denuncias. Ocurre, por ejemplo, con los delitos contra la libertad sexual: 30 casos en 2022, 42 en 2023 y 53 denuncias el año pasado, de las que seis se archivaron por ser el autor menor de catorce años. La víctima más joven tenía seis años y el hecho más grave fue un delito de agresión sexual con penetración anal entre dos varones.
En dos de los casos, según recoge la memoria fiscal, se ha podido constatar que las víctimas, de 8 y 14 años, contrajeron enfermedades de transmisión sexual: papiloma del coronavirus y clamidia, lo que alertó a sus padres y cuidadores de la existencia de relaciones sexuales. Al parecer, fueron consentidas en un caso -según alegó la víctima- y forzadas en el otro, teniendo en cuenta la edad de la perjudicada.
“Los protocolos de acoso escolar no acaban de solucionar el problema. Y las campañas educativas hacia una convivencia en igualdad no son suficientes”
Las agresiones sexuales a menores en Gipuzkoa tienen lugar en todo tipo de escenarios: la calle, el domicilio, el coche, el colegio, el viaje de fin de estudios, el centro de acogida e incluso la casa de familiares próximos. La mayor parte de víctimas son mujeres, pero las agresiones calificadas de extrema gravedad, según relata la Fiscalía, las han sufrido varones.
Este periódico informó en su edición del viernes que en Euskadi se registraron el año pasado 53 casos de bullying. Pasamos a detallar lo ocurrido al respecto según el relato de la Fiscalía de Menores. Se tiene constancia de 25 procedimientos de acoso escolar incoados, diez de los cuales se archivaron por ser los autores menores de 14 años, a los que no se puede imponer responsabilidad penal por la comisión de un delito.
En varios casos el acoso se dirige a jóvenes con problemas de salud mental o “importantes minusvalías físicas y psíquicas”, y una de las víctimas comenzó a autolesionarse a raíz del padecimiento sufrido, entre insultos, amenazas, coacciones y aislamiento. Las edades, tanto de víctimas como de agresores, oscilan entre los 12 y 15 años.
"Mariquita, gordo, ojalá te violen..."
En varias de las denuncias interpuestas en Gipuzkoa coincide el contenido de las frases dirigidas a los varones acosados: “mariquita, gordo, ojalá te violen, eres gay, gordo con sobrepeso, homosexual, maricón”. Los mensajes dirigidos hacia ellas son los siguientes: “zorra, te vamos a pegar, gorda, chupapollas”.
La Fiscalía advierte de que están afectados por estas situaciones de acoso todo tipo de colegios: públicos y privados, de Donostia y del resto del territorio. En casi todos los casos es la víctima la que termina cambiando de centro. “Los protocolos de acoso escolar no acaban de solucionar el problema. Y las campañas educativas hacia una convivencia en igualdad no son suficientes”, mantiene el Ministerio Público.
Las denuncias por violencia de género también han aumentado de un modo preocupante, de las once registradas en 2023 a las 27 interpuestas el año pasado, lo que supone un incremento de más de un 50%.
En 17 casos se ha incoado expediente de reforma remitiendo el procedimiento al Juzgado de Menores para enjuiciamiento. La mayoría de casos hacen referencia a relaciones de pareja en las que el varón agrede físicamente a la mujer -empujones y agarrones de cuello-, le coacciona para retomar la relación o bien le amenaza por Instagram tras la ruptura, algo que se repite en varios expedientes.
Existen además dos procedimientos de “extrema gravedad” en los que junto a la violencia de género habitual -control de la ropa que viste la novia, de las amistades, del teléfono y de la ubicación cuando no están juntos, insultos relativos al físico y amenazas de muerte- hubo agresiones sexuales reiteradas.
Agresión con penetración de un varón a otro
El listado de graves delitos no se circunscribe a la violencia de género. Durante el año pasado se incoaron ocho procedimientos “de extrema y máxima gravedad”, a los que se suman otros ocho referidos a hechos sucedidos en 2023 que se enjuiciaron en 2024. Entre ellos, una agresión con penetración anal de un varón a otro, hechos sucedidos en febrero del año pasado por los que se condenó al agresor a ocho años de internamiento en régimen cerrado seguido de otros cinco de libertad vigilada, además de prohibirle acercarse a la víctima.
Entre los procedimientos calificados de “extrema gravedad” figura lo ocurrido en un centro de acogida, en el que un joven de 17 años obligó a mantener relaciones sexuales con penetración a una chica de 13. No es el único caso sucedido en recursos forales. La Fiscalía detalla otra serie de hechos ocurridos entre 2022 y 2023. En concreto, un delito continuado de agresión sexual en otro centro de acogida. La víctima era una niña de 9 años, y el agresor tenía 14.
Se celebró el juicio y se condenó al menor a dos años de internamiento en régimen cerrado, seguido de un año de libertad vigilada. La Fiscalía de Menores se pronuncia al respecto. “Es necesario que por parte de la Diputación se exija a las entidades que gestionan los recursos residenciales una mayor cualificación en la contratación del personal laboral”.
Señala en ese sentido que “llamó poderosamente la atención que alguno de los trabajadores que declaró en el juicio no diese importancia a ciertos comportamientos sexuales del menor infractor" respecto a otras usuarias del piso”, en alusión el hecho de haber frotado sus genitales con las nalgas de las jóvenes.
Violencia doméstica con familiares agresores
En otros casos, dentro del largo listado de agresiones a menores, también figuran los propios familiares. Así, uno de los procedimientos señala un delito continuado de violencia doméstica y de agresión sexual con penetración, un caso en el que concurre la agravante de parentesco.
Se investiga también los hechos dados a conocer por una menor de 16 años, que denunció a su novio y al amigo de éste por un presunto delito de agresión sexual ocurrido en 2021 y en 2022. Los hechos fueron descubiertos en marzo del año pasado por un intento autolítico de la víctima.
Otro de los casos que ha llegado a la Fiscalía de Menores es una denuncia por agresión sexual con penetración en la vía pública por un menor a una chica menor de 14 años. Al parecer, ambos se conocieron por Instagram, y el joven se encuentra cumpliendo una medida cautelar de internamiento desde septiembre de 2024. La memoria recoge que el procedimiento se ha remitido al Juzgado de Menores para enjuiciamiento con una petición de 8 años de internamiento en régimen cerrado y cinco años de libertad vigilada.
Acusaciones cruzadas entre adolescentes
También son reseñables las acusaciones cruzadas. Así ocurrió tras una denuncia por violencia de género y agresiones sexuales en el seno de una pareja de jóvenes adolescentes, de 14 y 15 años. Ella denunciaba a su novio por un delito de agresión sexual con penetración, y él, a su vez, hacia lo propio con ella por un delito de violencia de género, injurias y calumnias. El fiscal presentó escrito de alegaciones a ambos en mayo de 2024.
Lo reseñable de este expediente, según indica la Fiscalía, es la publicación por parte de la víctima en la red social Instagram de un texto en el que informaba de la violación que había sufrido. “Explicaba a sus seguidores que divulgaba la noticia al haber tenido conocimiento de que el denunciado ya había agredido sexualmente a otra persona”. Su intención con ese mensaje, era que otras chicas no sufriesen lo mismo.
El juicio se celebró en octubre del año pasado, y el varón ha sido condenado a la medida de un año de internamiento en régimen cerrado, junto a otros dos de libertad vigilada.