Una veintena de expedientes descansan sobre la mesa de la Fiscalía de Menores de Gipuzkoa relacionados con delitos cometidos el año pasado a través de las nuevas tecnologías. Telegram, WhatsApp y Tik tok son algunas de las redes sociales más utilizadas, pero Instagram se ha convertido con diferencia en la herramienta más empleada, y ese mismo uso masivo la va perfilando como un coladero de conductas delictivas.
Uno de los expedientes abiertos hace referencia, precisamente, a insultos y amenazas “de especial crueldad” vertidas a través de esta red social. Mensajes que han sido objeto de investigación y en los que se apelaba públicamente y por escrito a la víctima a que se tirase por la ventana.
Cuatro expedientes acabaron archivados por ser los autores menores de catorce años, y hay otras tres denuncias que hacen referencia al hackeo de cuentas de profesores y alumnos, al acceso y borrado de mensajes, así como al envío de notificaciones, tras suplantaciones de identidad, tanto a estudiantes como a docentes.
En todos estos casos, los jóvenes reconocieron los hechos y se resolvió el incidente en el ámbito escolar, según indica la Fiscalía, que alerta del aumento de “problemas de salud mental entre los jóvenes”, a la par que señala “la intolerancia del colectivo hacia los compañeros que la padecen”.
Burlando claves de acceso a sistemas de vigilancia
Entre los expedientes abiertos se observan otras conductas delictivas más sofisticadas. Es el caso de un menor que actuaba en colaboración con otras personas investigadas mayores de edad. “Burlaron las claves de acceso a sistemas de vigilancia a remoto de empresas como Movistar, accediendo al contenido de lo que sucedía en el interior de las viviendas que habían contratado el servicio”, explica la Fiscalía.
Además de esa vulneración “gravísima” de la imagen e intimidad de las personas que residían en esos domicilios, el menor, en colaboración con los investigados, creó una base de datos con información bancaria para cometer pequeñas estafas.
“El acceso de los jóvenes en edades tempranísimas a la pornografía tiene su reflejo en las conductas que luego repiten: dejarse fotografiar con la cara llena de semen”
En otros ocho expedientes de reforma se ha podido constatar que los menores infractores pedían fotografías y vídeos a sus víctimas mediante coacción. Imágenes que llegaron a ser divulgadas en algunos casos. En uno de los vídeos se aprecia una masturbación durante unos minutos, y la difusión de esas imágenes alcanzó tal magnitud que acabó llegando al teléfono de los padres de la víctima.
Fotos de desnudos manipulados con IA
En otro caso fue un menor de quince años el que estableció contacto con seis jóvenes a las que mandaba fotos de ellas mismas desnudas, imágenes que habían sido manipuladas mediante inteligencia artificial.
La fiscalía advierte de la “asombrosa” realidad que ofrecen estas manipulaciones, y muestra su extrañeza por la facilidad con la que los jóvenes “mandan fotos o vídeos sexuales a extraños” con los que contactan en las redes sociales.
Estas serie de conductas, advierte el documento judicial, comienzan a seguirse ya desde los doce años. “El acceso de los jóvenes en edades tempranísimas a la pornografía tiene su reflejo en las conductas que luego repiten: dejarse fotografiar con la cara llena de semen”, señalan gráficamente. Ante ello, advierte la Fiscalía, ni el legislador ni la sociedad es consciente de la magnitud del daño.