Han pasado veinte años desde que su hijo, Enaitz Iriondo, murió atropellado y Rosa Trinidad sigue “al pie del cañón”, como presidenta de Stop Violencia Vial, para evitar su sufrimiento a otros padres. “Con un gran dolor en mi corazón, tengo que decir que su muerte sirvió para algo porque si no, te mueres de la pena”, confiesa, al tiempo que urge a tomar “medidas más duras” para reducir la siniestralidad porque, mientras tanto, “sigue muriendo gente en la carretera y todos estamos en este bombo”.
¿En los periodos vacacionales los conductores tienden a relajarse: voy al pueblo, conozco la carretera, por una copita no pasa nada...?
Se relajan cuando van llegando al destino porque muchas de las tragedias ocurren cuando ya están cerca del lugar a donde se trasladan. Igual al principio salen alerta, con los cinco sentidos al cien por cien, pero cuando ven que quedan pocos kilómetros se relajan y es un factor de riesgo.
Según se recoge en un estudio, encargado por la Dirección General de Tráfico, entre 2018 y 2022 los siniestros relacionados con el alcohol crecieron un 20%. ¿Qué falla?
Fallan las medidas que se adoptan hacia este colectivo, que sabe que no debe beber cuando va a conducir, pero como sale muy baratito, aunque se pasen, pues no importa.
El Gobierno español pretende reducir la tasa de alcohol al volante a 0,1 miligramos por litro de aire espirado. ¿Cómo valora esta iniciativa?
Esta medida me parece estupenda porque así debe de ser y, además, para que estas personas que no le dan importancia, ni hacen caso a las normas, sepan que la sanción, a partir de cuando se apruebe, va a ser bastante más dura que hasta ahora.
El director general de Tráfico ha dicho que reducir la tasa de alcohol “es un compromiso moral con quienes perdieron la vida en la carretera” y sus familias. ¿Qué le parece?
Me gusta porque muchas de las tragedias que han ocurrido en las carreteras han sido por el consumo de alcohol y, debido a ello, han perdido la vida muchos seres queridos, entre ellos, mi hijo, ya que fue uno de los motivos. Entonces, por supuesto que merecemos respeto. Por nuestros hijos ya no podemos hacer nada, pero aquí seguimos peleando las familias para que no ocurra más. Está bien que lo diga porque es cierto. Es un compromiso moral que se debe asumir cuanto antes porque, cuanto antes se adopte la medida de reducir la tasa de alcoholemia, antes evitarán más tragedias.
En un estudio presentado hace días por la DGT se destaca que esta medida por sí sola no será suficiente y se propone hacer más controles de alcoholemia. ¿Son ahora escasos?
Sí, yo creo que hay que hacer más controles de alcoholemia y también pruebas de drogas porque su consumo ha subido bastante en los conductores. También habría que ser más duros con los castigos porque a veces te quitan unos cuantos puntos, tienes que hacer un curso de recuperación y ya está, en breve la persona vuelve a conducir y eso no puede ser.
En el informe se plantea la necesidad de sancionar de forma más eficaz el policonsumo. ¿Sale barato dar positivo en alcohol o drogas?
Pues sí. Las medidas tendrían que ser mucho más duras, más drásticas y mucho más prolongadas en el tiempo. Al que mata a alguien habría que quitarle el carné para siempre si ha sido su responsabilidad. Y a los que son reincidentes y siguen haciendo barbaridades hay que apartarlos de nuestras carreteras porque son un peligro para el resto de los ciudadanos, que muchas veces vamos circulando bien y nos podemos topar con alguno y que nos arranque la vida.
La reducción de la tasa de alcohol o el endurecimiento de las sanciones, advierte el estudio, tienen un impacto limitado en el comportamiento de los conductores alcohólicos.
Osakidetza debería estar conectada con la DGT. Cuando un médico detecta que un paciente está pasando una mala etapa y se le tiene que suministrar un medicamento que es incompatible con la conducción o tiene pacientes que son alcohólicos, Osakidetza debería de decir: “Esta persona no puede conducir” y la DGT retirarle el carné. No se hace por el tema de la protección de datos. Esto es el mundo al revés. Prima más la protección de datos que defender la vida de las personas en la carretera ante infractores o personas que no están en condiciones de conducir. Respecto a la edad hasta la que se puede conducir, será el médico quien sepa si esa persona tiene sus capacidades bien. Sería muy fácil, pero no lo hacen. ¿Por qué? ¿No es una medida que gusta? La vida tiene que estar ante todo.
Al renovar el carné le preguntan a uno mismo si consume alcohol. No parece probable que una persona con una adicción lo vaya a confesar.
Claro, es que eso no puede ser. La forma de renovar los permisos de conducir es un mercadeo: te hago tal, me pagas tanto y hasta dentro de cinco años. Hay que tomar medidas más duras. Este es un tema que nadie quiere agarrar, pero hay que hacerlo porque se trata de invertir en la vida. Conducir es un acto de una gran responsabilidad y la sociedad, en general, no lo contempla así. Todo el mundo cree que puede, que controla, que no le va a pasar nada y luego, cuando pasan las tragedias, se llevan las manos a la cabeza. Hay que evitar que estas cosas ocurran. Hay mucho por hacer.
Como, por ejemplo...
Se van haciendo cositas, vamos avanzando, pero hay que ser más duro y coger el toro por los cuernos, atacar esto desde la raíz, porque si no, no acabamos nunca. Yo no estoy en esta asociación para perder el tiempo, estoy para pelear por la vida. Por mi hijo ya no puedo pelear, ya lo perdí, pero las cosas que ocurren tienen que servir para que no se repitan. Me parece muy bien que diga Pere Navarro que esto es un compromiso moral, pero ese compromiso lo tiene él y lo tenemos muchas personas.
¿Alguna otra reivindicación?
Que nos escuchen a quienes hacemos propuestas porque son lógicas y de sentido común y lo único que pretenden es que deje de morir gente en la carretera de esa forma tan brutal e innecesaria porque muchas tragedias se podrían evitar. Un accidente es inevitable, ha ocurrido y ya está, pero si el responsable es el ser humano, a eso hay que llamarlo violencia vial. El que mata con un coche, si ha conducido de forma irresponsable, es como el que mata con cualquier otra arma. Esto hay que atacarlo y de frente, poniendo medidas duras y drásticas, aunque no gusten a la sociedad.
Las restricciones no suelen ser, por lo general, muy populares.
Todas las medidas restrictivas parece que le cuestan a la sociedad: uy, el cinturón, y nos hemos acostumbrado. Pues igual que eso muchas cosas. Al que no le pasa cree que nunca le va a pasar, pero todos estamos en este bombo y, aunque seas un peatón, te puede atropellar un coche porque el conductor ha consumido alcohol o droga o se ha despistado con el móvil, que es otro gran factor de riesgo.
El estudio aconseja asimismo incidir en la concienciación ciudadana.
Es fundamental. La educación vial debería ser asignatura obligatoria. Nosotros hacemos actividades, como el concurso fotográfico que tenemos ahora en marcha, Ikusi eta ikasi, en el que pedimos imágenes que fomenten la movilidad segura y sostenible y la recuperación del espacio público que invadió el vehículo para que puedan disfrutarlo los ancianos y los niños.