Gipuzkoa ha reducido en 17 años un 36% las emisiones de gases de efecto invernadero, un dato que acerca al territorio “significativamente” al objetivo de alcanzar el 45% en 2030, según la meta fijada en consonancia con la normativa europea y autonómica. El principal caballo de batalla, no obstante, sigue siendo el transporte, con un incremento de emisiones del 17% con respecto a 2005.
El cambio climático se ha convertido en el gran reto ambiental de este siglo, y aunque las perspectivas futuras dependen de las decisiones y hojas de ruta que se adopten a nivel internacional, es necesario que vayan acompañadas de compromisos y medidas locales.
El diputado foral del Departamento de Sostenibilidad, José Ignacio Asensio, ha comparecido este lunes junto a la directora de Transición Ecológica, Mónica Pedreira. ante la Comisión de Sostenibilidad de las Juntas Generales para presentar la revisión de la Estrategia guipuzcoana de Lucha Contra el Cambio Climático 2050.
Esta hoja de ruta, aprobada en 2018, define las líneas de actuación y acciones concretas que debe ejecutar la Diputación Foral en materia de mitigación y adaptación al cambio climático. El informe presentado analiza la evolución que en esta materia ha experimentado Gipuzkoa desde 2018 a 2022, cinco años en los que “se han alcanzado avances significativos en el grado de ejecución”.
Un centenar de acciones identificadas
Así, de las 99 acciones identificadas en la estrategia, un total de 79 se encuentran activas y cinco finalizadas. “Nos sitúa en un promedio de avance del 44% al cierre del ejercicio”, ha destacado Asensio. Un progreso en materia medioambiental que ha sido gradual a lo largo de estos años, y que supone “una prueba del compromiso y la eficacia de esta iniciativa”, sostiene el diputado.
Según recoge el informe, las emisiones de gases de efecto invernadero en Gipuzkoa alcanzaron en 2022 las 5.411 kilotoneladas de CO2. Supone un aumento del 1,3 % respecto a 2021 pero marca una reducción del 7,17% en relación a 2019, año previo a la pandemia, y del 36% con respecto a 2005, año de referencia.
El transporte fue durante ese año el principal emisor, con un 48%, seguido de la industria (20%) y el sector energético, con un 17%. “Tenemos claro donde debemos actuar sobremanera”, ha reconocido Asensio. Los resultados de la evaluación, en todo caso, son “alentadores” tras cinco años de despliegue en los que se ha alcanzado un grado de ejecución del 44%.
La estrategia se estructura en nueve metas. La primera de ellas es precisamente la apuesta por un modelo energético bajo en carbono. Con casi un 50% de grado de implementación a cierre de 2022, registra una mejora en todos los indicadores a excepción de “la dependencia energética del territorio”, que sigue en valores similares a 2018.
Otra de las metas pasa por caminar hacia un modelo de transporte sin emisiones. “Es el objetivo con mayor porcentaje de implementación -64%- con once acciones en ejecución de las doce previstas”, ha subrayado Asensio, quien destaca en ese sentido el desarrollo de las vías ciclistas que se está llevando a cabo en Gipuzkoa para fomentar la movilidad no motorizada.
Del análisis realizado y a partir de los resultados de la evaluación, el departamento concluye que las acciones que se están llevando a cabo están en consonancia con el reto climático al que deben responder. “Conseguir el avance alcanzado en cinco años no habría sido posible sin el esfuerzo realizado por todas las administraciones y la sociedad en su conjunto”, ha señalado.