Como informamos ayer noche, el futuro de Sadiq Umar lleva camino de dar un giro de 180 grados. El Girona se ha cruzado en su camino y está dispuesto a hacer un esfuerzo económico para lograr su fichaje tal y como adelantó Radio Marca y pudo confirmar NOTICIAS DE GIPUZKOA. Lo más novedoso de su planteamiento es su intención no es lograr una cesión, como la mayoría de propuestas que se habían recibido en Anoeta hasta ahora, sino un traspaso definitivo.
La Real puede ver de esta manera cómo se allana el camino para contratar a Yangel Herrera que, por lo que se comenta en su entorno, ya es el objetivo número 1 para reforzar su medular y que, además, estaría interesado en dejar Girona por lo que le seduce la posibilidad de recalar en Anoeta. Al venezolano todavía le quedan dos años de contrato.
La mejor demostración de su atracción por el proyecto txuri-urdin es que incluso ya se habría interesado por conocer detalles de cómo se encuentra y cómo funciona el club donostiarra al ponerse en contacto con su compañero de selección Jon Mikel Aramburu para preguntarle.
En principio, la operación exigiría el traspaso del delantero y una cantidad de dinero adicional para hacerse con el medio, ya que la cotización del sudamericano es actualmente bastante más alta que la del africano. En Girona hablan de 15 millones de euros, una cantidad excesiva a la que no parece que vaya a acercarse la Real salvo que haya cambiado de forma radical de estrategia en la última semana, después de que Jokin Aperribay señalara que se encuentran más cerca de no fichar que de incorporar a un tercer refuerzo.
Operación muy compleja
Como es lógico, la operación se antoja muy compleja y plagada de aristas que podrían provocar que se demorara o que incluso se derrumbara en el momento más inesperado. Pero en realidad todo se resume en que el Girona busca y necesita un delantero centro y la Real pretende satisfacer la única petición que ha hecho su nuevo entrenador que considera indispensable encontrar ese futbolista que aporte “energía y concentración, atención y capacidad para recuperar el balón tras pérdida” (no hay más que ver la jugada del primer gol en Mestalla y la tibia oposición que encontró Raba para dar el pase tras el fallo de Remiro).
Yangel Herrera es un box to box, un 8. Con un perfil distinto al de Merino, pero un futbolista que encaja a la perfección para ese puesto y que no hay actualmente en el plantel txuri-urdin.
El problema es que a la Real ya se le había echado el tiempo encima y la Operación Salida, que apuntaba a ruinosa, podría empezar a ver un poco de luz por la posible venta de uno de sus descartes. La posible contratación del venezolano con la Liga ya empezada se iba a ir probablemente hasta los 20 millones ya que es un futbolista indispensable para Míchel, una opción casi descartable para esta Real. El vallecano afirmó al acabar la pasada temporada que Yangel era intocable y no son pocos los que defienden que como lo traspasen podría hasta replantearse las cosas porque se trata sin duda de su futbolista clave.
Buenas relaciones
Otro de los puntos vitales que puede facilitar los acuerdos es que los representantes de Sadiq mantienen una excelente relación con City Group, que posee una parte significativa de las acciones del club catalán. Por su parte, en Valencia dan por hecho un acuerdo del jugador —que ha rechazado muchas ofertas a la espera de poder volver— con el club ché, por lo que habrá que conocer la voluntad del atacante ante el firme interés del Girona después de haber llegado a un acuerdo con sus ex. Por si fuera poco, los que le conocen dicen que Yangel tampoco se plantea iniciar una presión radical para que le dejen partir. Pero el pretigioso periodista en mercado Nacho Sanchís, desveló ayer que ya había acuerdo Girona-Real y que ya solo dependía del sí del punta.
En definitiva, son horas clave para que la Real siga colocando futbolistas y para que Sergio vea por fin satisfecha su petición de traer un centrocampista. El club realista se ha encontrado con una gran oportunidad de mercado que le puede permitir matar dos pájaros de un tiro. Aunque todavía queda mucha lana por cortar en una negociación a cuatro bandas, con muchas sensibilidades, que siempre cuesta un mundo cerrarlas.