Alfredo Gómez López, director de la cárcel de Martutene, no ve la necesidad de agravar las penas para los multirreincidentes porque, “en sí mismo, la reincidencia ya es una agravante”.

El año que está a punto de concluir ha sido negro en la red viaria guipuzcoana, con una treintena de víctimas mortales. ¿Aumentan los delitos relacionados con la Seguridad Vial?

Por lo general, las penas que se imponen por este tipo de delitos no son de prisión. Se trata más bien de multas o trabajos en beneficio de la comunidad. El dato exacto lo tendrá el Servicio Vasco de Gestión de Penas y Medidas Alternativas. De lo que nos llega a nosotros, no se percibe un incremento de casos. En 2019 había 27 internos cumpliendo un total de 55 penas por algún delito relacionado con la Seguridad Vial.

¿Y actualmente?

Ahora hay en Martutene una veintena de internos por delitos de Seguridad Vial cumpliendo 40 penas. La mitad de ellos por conducir sin tener el carné en vigor, y el resto por hacerlo bajo los efectos de bebidas alcohólicas, por conducciones temerarias o por negativa a la prueba de alcoholemia. 

En la prisión de Martutene hay 57 internos cumpliendo condena por violencia de género y otros 112 por delitos violentos contra las personas

La violencia de género se ha convertido en otra lacra cotidiana. ¿Cuál es su reflejo en prisión?

Ahora mismo hay 57 internos cumpliendo condena entre los que, por lo menos uno de sus delitos, es por violencia de género. Suman un total de 99 penas de prisión ya que alguno de los internos cumple más de una. En concreto, cuarenta de ellas es por quebrantamiento de la medida cautelar, algo bastante recurrente, tanto cuando la dicta el juez como medida preventiva como en los casos en los que hay una sentencia firme. 

¿En qué porcentaje se producen esos quebrantamientos de la medida cautelar?

Casi el 40% de los delitos de género responde a lo que informatizamos como quebrantamientos de violencia de género. Lo hacemos así por que a nivel de Código Penal no son delitos de violencia de género sino contra la Administración de Justicia, que impone una prohibición que ha sido quebrantada. Es algo muy habitual. En algunos casos se impone la medida y al día siguiente ya la han quebrantado. 

¿Y qué delitos son los que más han aumentado?

Los delitos violentos contra las personas: agresiones sexuales, lesiones, robo con violencia, homicidios, asesinatos. De los 272 penados, hay 112 condenados por delitos violentos contra las personas. También hay 50 por robos, y 24 por tráfico de drogas. 

"A pesar de haber más delitos de lesiones, intentos de homicidio y robos con violencia, sinceramente, en la calle no se percibe esa sensación de inseguridad"

Santi Coca, Asier Niebla o Lukas Agirre son algunos de los nombres de jóvenes fallecidos en Donostia por agresiones en plena calle. ¿La percepción de inseguridad social está justificada?

Ahí, puedo contestar más como un ciudadano normal que como director. Es verdad hay más delitos de lesiones, intentos de homicidio y robos con violencia. Pero, sinceramente, en la calle no se percibe esa sensación de inseguridad. Hay ciertos momentos del año, como pudo ser la Aste Nagusia de Bilbao, en los que hay muchos hurtos, pero son momentos concretos. Más allá de eso, no hay ninguna sensación de no poder pasear por las calles. 

¿Es partidario de un mayor endurecimiento de las penas?

Creo que el Código Penal recoge penas lo suficientemente graves. No se percibe en las juntas de tratamiento como una necesidad. Para los multirreincidentes no hace falta agravar las penas, porque en sí mismo la reincidencia ya es una agravante. 

¿Hay penados cada vez más jóvenes?

Puede que haya aumentado el porcentaje, pero no es algo llamativo. La Ley Orgánica General Penitenciaria establece que el interno joven lo es hasta los 21 años, y excepcionalmente hasta los 25, dependiendo de su personalidad. Es lo que llamamos jóvenes penitenciarios. En cualquier caso, tomando como referencia los 30 años, hay unos 80 internos por debajo de esa edad, de los que un 60% son extranjeros. Son unos diez o quince más, pero es que también ha aumentado la población penitenciaria. 

¿La falta de reconocimiento a la autoridad que denunció en verano el viceconsejero de Seguridad, Josu Erkoreka, se constata entre los funcionarios?

Que los internos reconozcan y acepten la autoridad del funcionario es fundamental para mantener el orden, la seguridad, la convivencia ordenada y el éxito del tratamiento. Es una cuestión que preocupa al consejo de dirección cuando observamos conductas de internos, sin llegar a ser incidentes graves, en las que percibimos que hay un cierto desprecio hacia la autoridad del funcionario. 

¿Y cómo actúan?

Ahí no se puede andar con medias tintas. Hace unos meses, cerca de un año, se juntaron cuatro o cinco internos que se conocían e hicieron grupo, poniendo en duda la autoridad del funcionario. Tampoco se produjeron incidentes graves. Fue algo pasajero. No lo percibo como un problema en el centro. 

Internos más participativos que hace décadas

¿Cómo describiría a los internos actualmente?

Son más participativos en actividades de lo que eran hace unas décadas, que se encontraban más deteriorados físicamente por el consumo de drogas. Es verdad que también había menos oferta educativa, formativa y laboral. De hecho, un 45% de internos está trabajando actualmente contratados por Aukerak, la Agencia Vasca de Reinserción Social. Hay 75 internos matriculados en la escuela realizando estudios reglados de Primaria y Secundaria. Prácticamente el 80% estudia o trabaja. Aquella imagen de antes, de internos ociosos dando vueltas por el patio, ha desaparecido. 

¿La patología mental está muy presente en prisión?

Sobre todo, el trastorno de personalidad, muy asociado al consumo de drogas. Es algo que se ve en internos incluso no muy mayores. Hay también una mayor dispensación de psicofármacos, no tanto por el trastorno mental sino por adicción. No es el perfil tipo, pero es una tendencia que ha ido al alza.