Admite este vizcaino que su idea al pisar Gipuzkoa era hacerlo por poco tiempo, pero llegó a la prisión de Martutene en 1995, y en ella continúa, ahora en puestos de dirección. Alfredo Gómez López (1970), licenciado en Sociología, ha desempeñado diferentes tareas desde mediados de los 90, “en oficinas, en el control de la convivencia, gestión económica, y en los últimos diez años ya en labores directivas”, enumera.

¿Cárcel de Martutene o centro penitenciario de Gipuzkoa? Le trasladamos la pregunta al máximo responsable. “En realidad, el nombre oficial antes de que se llevara a cabo la transferencia de prisiones era centro penitenciario de San Sebastián. Ahora es de Gipuzkoa, aunque tendrá que pasar toda una generación para dejar de llamarlo Martu, o Martutene, como se le ha denominado coloquialmente toda la vida”, responde.

Un centro penitenciario a todas luces singular, tanto por sus viejas instalaciones como por su ubicación. Al estar situado cerca de la frontera acaban recalando en él muchas personas sobre las que pesa una orden de búsqueda y captura, localizadas una vez que se encuentran en territorio guipuzcoano. “No tienen aquí ningún tipo de arraigo. Nosotros podemos hacer propuestas, pero la decisión final sobre el centro de destino es competencia de la administración penitenciaria de los servicios centrales”, señala.

Indica el director que las penas de prisión, por mandato constitucional, siempre están orientadas a la reinserción. “Si consideramos que hay personas que pueden estar en régimen de semilibertad, hay que impulsar decisiones en esa dirección. Ésta era la política de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, y sigue siendo ahora, una vez transferida la competencia”. 

Asegura que el marco normativo sigue siendo el mismo, aunque ahora, con el Gobierno Vasco, se han implementado recursos están permitiendo “apostar por los terceros grados para quienes no tienen acogida familiar fuera. Hay una apuesta decidida hacia el régimen de semilibertad”. De hecho, abunda, hay estudios científicos que indican que los internos que acceden a tercer grado, o libertad condicional, reinciden menos.