Bañarse en una piscina es una actividad refrescante y agradable, especialmente durante los calurosos días de verano.

Sin embargo, cuando una piscina no está correctamente desinfectada, puede convertirse en un caldo de cultivo para diversas infecciones y problemas de salud.

Los riesgos de bañarse en una piscina mal desinfectada son significativos, y conocerlos es clave para proteger tu salud y la de tu familia. Estos son los principales riesgos:

  • Infecciones cutáneas

Las piscinas mal desinfectadas pueden albergar bacterias como Pseudomonas aeruginosa, que es responsable de infecciones cutáneas como la foliculitis. Esta condición provoca erupciones cutáneas dolorosas y picazón, y suele aparecer después de nadar en agua contaminada.

 El pie de atleta, una infección fúngica, también puede proliferar en piscinas mal mantenidas, especialmente si los alrededores de la piscina están húmedos y contaminados.

  • Infecciones gastrointestinales

El consumo accidental de agua contaminada en una piscina mal desinfectada puede causar infecciones gastrointestinales.

Patógenos como Escherichia coli (E. coli) y Cryptosporidium pueden estar presentes en el agua y causar diarrea, calambres abdominales, náuseas y vómitos.

Estas infecciones son particularmente peligrosas para los niños, los ancianos y las personas con sistemas inmunológicos debilitados.

  • Infecciones del oído

La otitis externa, también conocida como "oído de nadador", es una infección del canal auditivo externo que puede ocurrir tras nadar en agua contaminada. Esta condición se caracteriza por dolor, picazón y, a veces, secreción del oído.

  Esta infección es causada por bacterias que proliferan en agua sucia y puede ser especialmente dolorosa e incómoda.

  • Infecciones oculares

La conjuntivitis, o "ojo rojo", es una inflamación de la membrana que recubre el interior de los párpados y la parte blanca del ojo. Esta infección puede ser causada por bacterias o virus presentes en una piscina mal desinfectada.

Los síntomas incluyen enrojecimiento, picazón, lagrimeo y una sensación arenosa en los ojos.

Cómo prevenir infecciones

Antes de nadar, es importante verificar que la piscina esté bien mantenida. El agua debe estar clara y sin olores extraños. Si el agua está turbia o tiene un olor fuerte a cloro, podría indicar un desequilibrio químico que comprometa la efectividad de la desinfección.

Pregunta al responsable del mantenimiento de la piscina sobre la frecuencia de las pruebas de calidad del agua. Las piscinas deben ser revisadas regularmente para asegurar que los niveles de cloro y pH sean adecuados.

Ducharse antes de nadar ayuda a eliminar la suciedad, el sudor y otros contaminantes de la piel que pueden reaccionar con el cloro, disminuyendo su efectividad. Esto también ayuda a mantener el agua de la piscina más limpia.

Aunque accidentalmente puede ser difícil evitar tragar agua mientras nadas, es importante intentar no hacerlo. Las infecciones gastrointestinales a menudo se contraen al ingerir agua contaminada.

Asimismo, es recomendable utilizar tapones para los oídos y gafas de natación, ya que esto puede ayudar a prevenir infecciones del oído y los ojos. Estas barreras físicas protegen contra la entrada de agua contaminada en las áreas más sensibles.

Por último, es importante asegurarse de no usar la piscina si tienes alguna herida abierta, infección en la piel o diarrea, ya que esto puede aumentar el riesgo de propagar infecciones a otros nadadores.

Riesgos para la salud

Bañarse en una piscina mal desinfectada conlleva riesgos serios para la salud, incluidos infecciones cutáneas, gastrointestinales, auditivas y oculares.

Sin embargo, estos riesgos pueden minimizarse siguiendo precauciones básicas, como verificar la calidad del agua, ducharse antes de nadar, evitar tragar agua de la piscina, y usar protección adecuada.

Mantener una buena higiene personal y elegir piscinas bien mantenidas son pasos fundamentales para disfrutar de una experiencia de natación segura y libre de infecciones.