Imanol Alguacil estaba realmente emocionado en el hotel. El técnico no paró de agradecer a todos el cariño y el apoyo mostrado, sobre todo a la afición. Ya con las pulsaciones más bajas que en la rueda de prensa, repasó lo que han sido estos días y recordó a los que ya no están: “Soy muy consciente. Evidentemente han sido dos semanas muy especiales. Los mensajes de todos los aficionados...”.

“Casualidades de la vida, hace 36 años un 27 de marzo murió mi ama cuando yo tenía 13 años. Hace 36 años esta semana que ha pasado fue la peor de toda mi vida y mira por dónde con esta alegría que nos ha dado la Real Sociedad voy a tener motivos para llorar tanto de tristeza como de alegría. Casualidad esta semana ha muerto un tío mío por covid… Pero bueno, es verdad que estaba muy centrado en el partido. Lo dije ayer (por el sábado), creo que hasta nos ha venido bien que algunos internacionales no estuvieran porque hemos estado trabajando con los del filial el partido, lo hemos preparado bien, cuando han venido los internacionales hemos hecho aparte los vídeos que intuíamos que tenían que ver y todo ha salido perfecto. En ese sentido, estoy muy contento, muy satisfecho y creo que los jugadores se lo merecían. Vienen realizando un gran trabajo este último año y medio y bueno, la Copa del año pasado fue bestial y hoy, una vez más, la hemos ganado, sin llegar a la prórroga, sin penaltis. Estoy muy contento, la verdad”.

No podía faltar su reconocimiento a su familia, a la que solo puede agradecer la paciencia que muestra con su trabajo y su gran pasión: “Mi mujer y mis dos hijos porque aunque es verdad que lo he llevado tranquilo y lo llevaba por dentro, os podéis imaginar que cuando llego a casa, que llego sobre las 20.30-21:00 horas, mi cabeza sigue estando en Zubieta, sigo con la mascarilla puesta en casa. Son los que más me han sufrido y va por ellos. Luego, evidentemente, mis tíos, mis primos, mis sobrinos… Esta semana me hicieron un vídeo y salí llorando de Zubieta, entre el vídeo, el recibimiento. Y por los aficionados, que son el motor. Y os lo digo de verdad, también por vosotros (los periodistas) por cómo me tratáis porque en ese sentido me siento muy agradecido”.

Cuando le preguntamos por su grito en la sala de prensa y le comentamos que no hay un banquillo menos caliente que el de la Real, porque tiene el reconocimiento de todos, le volvió a temblar la voz: “Es lo que ha salido en el momento. Toda Gipuzkoa se lo merecía, todos los aficionados, no solo los socios sino los muchos aficionados que lloran cada vez que la Real pierde y me ha salido del corazón y es para todos ellos”.

El cuerpo técnico

En el pitido final, se centró en juntarse con su cuerpo técnico: “Con los del staff, los primeros abrazos siempre son con ellos. A los jugadores les he querido dejar al margen porque entiendo que es su momento. Son los artífices, los artistas, los que han conseguido esto y ese tiempo era para ellos y así lo han disfrutado”. Con los jugadores todavía no había podido festejar ni reconocerles lo orgulloso que se encontraba de ellos: “Es que como todo ha sido en el campo, no he podido estar con el grupo todavía. Habrá tiempo de celebrar y de tocar el bombo como se merece porque hoy no hemos podido estar todavía a solas”.

El partido discurrió según lo previsto a pesar de pasar por momentos malos: “Sabíamos que teníamos que seguir insistiendo porque, aunque no estábamos generando demasiadas ocasiones y no estaba siendo un partido brillante, sabíamos que iba a ser así. Aparte, tal y como se ha puesto, con el temporal que ha caído en esos minutos no era fácil, pero creo que el equipo estaba bien y se sentía cómodo. Hemos reforzado la idea, evidentemente hemos retocado algunos matices pero hemos insistido porque estábamos cómodos y éramos conscientes de que íbamos a ser capaces. Hemos reforzado la idea y hemos salido como hacemos siempre, valientes, atrevidos y a por la victoria”.

Si hay alguien que le ha dado la vuelta a la inercia perdedora del club en la Copa, ese ha sido el oriotarra. Un camino que le ha llevado a tocar el cielo: “Ya sabéis, siempre os lo he dicho, para mí un partido amistoso con la Real Sociedad es un partido grande. Imagínate si es oficial. Lo único que les he hecho ver a los jugadores es que cualquier partido, por vestir esta camiseta, tiene que ser grande. Y es lo que hemos hecho, asumir así los partidos, tanto los amistosos como los de Copa”.

Eran muchos los periodistas de postín que destacaban que la Real había alcanzado la gloria cuando su proyecto se encuentra en pleno crecimiento. Lo mejor está por llegar: “Esperemos que sea el principio de algo. Esa es la ilusión de todos, pero bueno, vosotros sabéis mejor que yo lo que cuesta darle continuidad. Es verdad que el equipo es joven, que está creciendo, que está madurando, pero cuesta una barbaridad mantener esta regularidad y ser competitivos siempre. Pero este va a ser el camino y esta va a ser la idea”.

En plena euforia, con cara de agotado, consumido por la tensión y con kilos de menos por la propia presión que se autoexige, Imanol dejó claro que tiene cuerda para rato en el banquillo txuri-urdin: “Yo ya dije que cuando renové lo hacía con todas las consecuencias y, cuando vayan mal dadas, que irán, yo me voy a agarrar al timón. Si se hunde, se va a hundir con Imanol agarrado al timón, eso lo tengo clarísimo. En ese sentido, tengo dos años de contrato, espero cumplirlos y dar más alegrías a la afición”.