La Real volvió a acordarse del camino. Es más, el equipo txuri-urdin se reencontró a sí mismo para imponerse sin discusión y con absoluta justicia a un Cádiz muy inferior. Era su primera victoria en casi cuatro meses en casa, una racha casi imposible de creer si nos atenemos al extraordinario nivel que ofreció en el primer tercio de la temporada. Lo peor es que ese periodo negro llevó consigo dos eliminaciones, una de las más dolorosas que se recuerdan ante el Mallorca en los penaltis. Pero no sería justo recordar esta noche lo sucedido en las últimas semanas, ya que los blanquiazules se sacudieron por fin los fantasmas que les acechaban en un tramo del curso en el que han perdido mucha inspiración y sobre todo energía para competir e imponer su teórica superioridad respecto a rivales que luchaban por otros objetivos menos ambiciosos. Cuando los mejores jugadores de la Real se enchufan, lo normal es que los tres puntos no se escapen. No tiene mucha más explicación, más allá de que el Cádiz, sobre todo en Atocha, casi siempre ha perdido cuando ha comparecido por estas tierras.

La plantilla txuri-urdin cuenta con cinco internacionales españoles y si todos ellos completan una buena actuación, la consecuencia lógica es que un equipo como la Real acabe imponiéndose a uno como el Cádiz que trataba de salir de los puestos de descenso. Se podrán discutir muchas cosas a Imanol también, pero lleva 27 partidos sin contar con su tridente preferido y esta noche, con una versión distinta, ya que Becker no es Barrenetxea ni tiene pinta de que lo sea nunca, pero con Oyarzabal de ariete, los donostiarras volvieron a mostrarse contundentes y fiables. Un gol de Merino y otro de Zakharyan, ambos tras intervenciones magníficas y decisivas de Oyarzabal, sellaron un triunfo vital para seguir en el vagón que conduce a Europa. 

20

Real Sociedad-Cádiz: las notas de Mikel Recalde Mikel Recalde

Imanol regresó a su guion previsto y preferido. Después de que en Granada marcaran los dos delanteros centros por fin y que Turrientes fuese el mejor al echarse al equipo a sus espaldas, el técnico recurrió a su planteamiento de seguridad con un 4-3-3 y las entradas de Kubo y Becker por el de Beasain y Sadiq. O lo que es lo mismo, dos extremos para regresar a la idea habitual y que le gusta a él. Se discute muchas veces lo que dice, por ejemplo, un seleccionador cuando deberían respetarse sus preferencias y decisiones, pues lo mismo habrá que hacer con el entrenador que más ha atinado en los últimos cinco años cuando está obligado a escoger cada tres días con un porcentaje extraordinario de acierto.

Es normal que alguno se sintiera decepcionado y esperara que insistiera dando galones al excapitán del Sanse, que encima había salido entre semana ante la prensa, lo que suele ser sinónimo de titularidad. Imanol pasa completamente de esas cosas y no le tiembla la mano para insistir, una vez más, con su habitual guardia pretoriana.

No es que la Real protagonizara una salida en tromba como muchos esperaban debido a su necesidad para acabar con su mala racha en casa, pero sí que se le vio muy superior gracias a la mejora individual de varios de sus futbolistas. Merino, Zubimendi y Oyarzabal recuperaron mucho del nivel que les ha llevado a ser internacionales, lo que sin duda allanaba el camino para superar a un candidato al descenso que, sobre el papel, era bastante inferior.

A los cinco minutos, el capitán, que completó una primera mitad magnífica, proyectó en largo a Becker, que finalizó fatal. El propio Oyarzabal no pudo regatear a Ledesma tras un gran pase de Brais, que también probó suerte desde lejos sin que lograra sorprender al meta.

56

📸 Las mejores jugadas del Real Sociedad-Cádiz Ruben Plaza

Tras un buen susto en una acción de Juanmi que, tras varios rechaces, culiminó Robert Navarro con un chute fuera, llegó la acción del primer tanto. Zubimendi buscó en largo a Oyarzabal, que, tras proteger bien la pelota, disparó obligando a Ledesma a hacer una buena parada. Kubo sacó rápido el córner, Oyarzabal prolongó con un taconazo sublime y Merino anotó a puerta vacía.

A partir de ese momento, el Cádiz trató de estirarse guiado por un inspirado y reivindicativo Navarro, y un centro suyo lo cabeceó fuera Ramos. La gran oportunidad local la desperdició Oyarzabal asistido por un error garrafal de Alcaraz, pero pensó demasiado y Ledesma le adivinó la vaselina. Antes del descanso Le Normand cabeceó cerca del palo y Ramos se topó con una buena salida de Remiro. En resumen, una buena y entretenida primera mitad. Mejor incluso de lo esperado.

Gol de Zakharyan

Zakharyan sentenció Nada más comenzar la segunda parte llegó el gran susto de la noche en un despeje de Remiro que Kouame envió alto casi con la portería vacía. La Real siguió a lo suyo, y Merino estuvo a punto de doblar su cuenta en un cabezazo, a centro sublime de Zubimendi, que desvió con un paradón de quilates Ledesma. Los locales eran mejores, pero el partido seguía abierto y Navarro probó suerte tras un error de Zubeldia.

El central estuvo a punto de ser expulsado, pero le salvó que un pie de Ramos estaba en fuera de juego, tal y como desveló el VAR. Poco después, Brais, que andaba por soleares toda la segunda parte, se internó por la derecha para centrar con el exterior, Oyarzabal dejó pasar y Zakharyan estrenó por fin su cuenta goleadora con la Real. Ahí se acabó el encuentro. Ledesma volvió a lucirse en un disparo final de Traoré y Remiro asistió tranquilo al epílogo de la contienda.

Tres puntos más y la sensación de que, una vez recuperadas la confianza, la autoestima y la energía, la Real no debería pasar apuros para sellar por quinto año consecutivo su pasaporte europeo. Y lo bien que sienta salir de Anoeta con esa sonrisa en la boca y con un pase VIP de tranquilidad para vivir el fútbol que resta el fin de semana. No nos merecíamos esperar tanto, pero este equipo siempre acaba recuperando su deuda. Al tiempo...