Es una pena, porque el nuevo fútbol está montado así. Antes por lo menos viajabas a Madrid, te robaban, te enfadabas y regresabas a casa más quemado que el tubo de escape de la moto de un hippie, pero hasta cierto punto llegabas a aceptarlo. Ahora con el VAR, que es una herramienta magnífica que debería servir para mejorar el juego y hacerlo más justo, vuelves a Madrid, y aparte de atracarte de forma flagrante, te toman el pelo de manera descarada porque ya no es un colegiado el que decide en una décima de segundo. Son dos y uno de ellos lo hace con todo tipo de cámaras a su alcance. Ya tenemos el dúo sacapuntas formado. Porque este domingo se encontraba en el campo Munuera Montero y en la federación Prieto Iglesias. Dos colegiados que tienen el dudoso honor de no aceptar lo que les recomiendan sus colegas en la sala VOR y mantener una decisión que han tomado, algo que se ve muy pocas veces al no querer pisarse las mangueras en ese mal entendido corporativismo que les conduce a equivocarse dos veces. Curiosamente, en ambas ocasiones la víctima ha sido la Real. El andaluz por una mano de Morata y el navarro, al que no le dejan dirigir en Primera por incompetente supino, en un duelo en Granada en 2019.

El partido se resume en dos jugadas. En el minuto 66, Brais cabecea un córner y Morata, de forma involuntaria, intercepta la pelota con la mano. A partir de ahí podemos ponernos dignos y decir que en el fútbol que jugábamos todos desde pequeños, en realidad eso no es pena máxima. Pero si lo hacemos, no pasará demasiado tiempo para que nos tomen el pelo y se nos quede cara de tontos. Dicho y hecho. Con el 1-1 en el marcador y la Real volcada a por la victoria, en una jugada aislada, Carlos Fernández se revuelca en el área sin darse cuenta de que la pelota le ha caído a Griezmann y el chut lo detiene con el brazo el 9 sin la más mínima intención porque estaba de espaldas (el balón le da de rebote, porque ha impactado primero en su rodilla; sin olvidar que Koke, asistente a Antoine, y Morata, han empujado y derribado con claridad a Zubeldia y al propio delantero andaluz). 

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Atlético de Madrid-Real Sociedad: las notas de Mikel Recalde Mikel Recalde

Como todo el mundo ha visto, en la primera jugada, Munuera Montero se ha acercado a regañadientes a la pantalla y tras comprobar con nitidez que la mano de Morata cortaba un cabezazo que llevaba dirección a la portería ha decidido desacreditar a su compañero y no señalar el punto de penalti. Sin embargo, en la acción de Griezmann y a pesar de que las imágenes confirman que no la ha visto en directo, al dejar seguir el juego y ser uno de sus asistentes el que le chivara que podía ser pena máxima, no ha tenido ni la decencia de acercarse a la banda para al menos analizar con detalle la jugada.

Esto es lo que hay. Munuera Montero llevaba camino de ser un buen colegiado, pero, como explicó a la perfección Iturralde González, “cuando entré al arbitraje me dijeron que no te haces árbitro hasta que chocas con el autobús blanco”. El andaluz completó una actuación casi perfecta el día en el que reapareció Imanol en el Bernabéu con victoria por 0-2. Pero la caverna blanca le acribilló sin piedad por un no penalti no pitado a Vinicius en una jugada en la que Rulli despejó el balón con la punta de los dedos (el famoso “Todo OK, José Luis”, del inepto Melero López). Y, lo que es peor, los jefes del comité arbitral comparecieron ante los medios para, incomprensiblemente, señalarles y manifestar que se habían equivocado al tener que haber indicado el penalti. Con perdón, para ir a orinar y no echar gota.

De aquellos polvos vienen estos lodos, y desde aquel momento la parejita andaluza compuesta por Melero López y Munuera Montero, que tienen todo menos gracia, han decidido tomarse la justicia por su mano y vengarse de la Real. No es normal todo lo que les han perjudicado, insistimos, después de que las imágenes demostraran que habían acertado. No es que Munuera Montero sea un incompetente, porque no parece que lo sea, es mucho más grave. Sabe perfectamente lo que pita. Es ahí donde anida el verdadero escándalo.

Tebas denunció que “con el VAR hubo un antes y un después de la llamada de Florentino a Rubiales”, que realizó tras la derrota del Madrid ante la Real. Cada vez que se quejan de los árbitros gigantes como Madrid o Barcelona, y aquí incluimos al Atlético, que llora mucho cuando se siente robado por su vecino para obtener rédito contra el resto de los equipos terrenales como este domingo ante la Real, deberían quitarles puntos. O mejor que se vayan a la Superliga y nos dejen tranquilos. Munuera Montero ha pitado dos Atlético-Real en tres años (empate a 2-2 y 2-1) y en ambas ocasiones ha atracado a los donostiarras. Ya es casualidad, oiga.

Alguno pensará que no hay que darle tanta importancia, pero desgraciadamente la tiene. Si el otro día la Real iba a jugar de txuri-urdin en Salzburgo y el trencilla de turno se lo impidió porque quería vestir de azul. Si no lo veo no lo creo. Además de exhibicionistas, provocadores y con poder para decantar duelos a su antojo.

No hay derecho a jugar así con las ilusiones de un equipo y una afición. La Real ha vuelto a completar una muy mala primera parte en el Metropolitano. El Atlético ha demostrado que sabe cómo incomodarle, generarle problemas y encima hacerle daño en ataque. A pesar de que a los 20 segundos los realistas ya habían anotado en un remate de Barrenetxea que Hermoso ha acabado alojando en sus redes, pero el linier lo ha anulado por fuera de juego. A partir de ahí ha comenzado el asedio rojiblanco con remates de Llorente y de De Paul en un rebote, antes de que Lino encontrara una autopista a la espalda de Traoré y batiera a Remiro. Con la Real muy imprecisa, sin dar pases que rompiesen líneas y grogui, Griezmann se ha precipitado en otro fallo dramático de Traoré y poco después no ha logrado dirigir un servicio interior impresionante de De Paul. El argentino ha acariciado el 2-0 en una jugada de estrategia que ha sacado Griezmann, ha dejado pasar Koke y su disparo con rosca ha acabado en el poste. En la última acción del primer acto, Kubo por fin ha puesto un gran centro y Oyarzabal, que parecía que no estaba, ha aparecido para cabecear rozando la escuadra.

La segunda mitad ha arrancado mal en una jugada defendida horriblemente que ha finalizado Witsel con un forzado disparo a la madera. Aunque algo había cambiado. La Real ha comenzado a dominar y a jugar en campo rival. Brais ha probado suerte desde lejos pero Oblak ha detenido con apuros. Morata también se ha topado con Remiro y Zubeldia ha cortado un centro con veneno de Griezmann. Ha tenido que ser Oyarzabal quien toque la corneta con un chut seco con la derecha que ha repelido el palo. Tras el penalti de Morata y los cambios, los blanquiazules se han lanzado a por todas y el capitán ha empatado tras una contra impecable con intervención de Zakharyan y, sobre todo, Carlos. El ruso se ha animado con un chut fuera tras un caño sideral de Barrene y Riquelme no ha superado a Remiro después de un buen giro en el área. En el 89, ha llegado el penalti y el habitual gol de Griezmann a la Real.

Es una pena que un partido entre dos grandes equipos los decida de forma tan arbitraria un supuesto convidado de piedra. Algunos atléticos se justificaban recordando el gol de Sadiq en Anoeta del año pasado por una posible mano. Ya lo saben, excusatio non petita, accusatio manifesta. Si la Real se pone a recordar robos en Madrid, en cualquiera de los dos coliseos blanco y atlético, igual no acaba esta semana... ¡Qué rabia! A la Real no le dejaron ni empatar. Ni ganar.

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Atlético-Real Sociedad: mejores imágenes EFE