Impresionante. No hay quien pueda con esta Real, el equipo que más victorias ha logrado esta temporada. El conjunto txuri-urdin, con una economía de guerra para preparar los dos partidos que le aguardan esta semana ante los dos gigantes de la competición, selló la mejor racha de toda su historia con su noveno éxito consecutivo. Existe una corriente que siempre trata de desprestigiar todo lo que consigue este equipo. Siempre hay alguna queja o reparo. Pero la única realidad es que su ritmo no para, que le da igual el adversario que tenga enfrente, que lo normal es que acabe derrotando. Este sábado venció en Vallecas, un rival en su estadio más que temible, al haber obtenido este curso muy buenos resultados. Lo mejor de todo es que, como sucedió en el derbi y ante el Mallorca, ya no necesita brillar y arrasar a su oponente para llevarse los tres puntos. Con muchas bajas y cambios, sus encuentros los suelen decidir en apariciones estelares de sus mejores futbolistas. Este sábado, una vez más, fue David Silva, el viejo mago, quien desniveló la contienda con otro robo y una asistencia perfecta a Sorloth, quien, en una maniobra de delantero centro, con un punterón con la pierna menos hábil, convirtió en gol. Maravillosos como siempre el canario, al que ya están tardando en renovarle, y el recurso de goleador nato del noruego, que encadena cinco jornadas de Liga viendo puerta. Poco después, en una jugada de laboratorio, Barrenetxea anotó el segundo, que decidía el duelo aunque en ese momento todavía su rival no lo sabía. Porque lo que encontró a partir de ese momento en clara ventaja fue un muro infranqueable que quizá sea el verdadero secreto de la competitividad y la triunfal trayectoria de esta enorme Real. 

Imanol estaba obligado a hacer cambios, pero también sorprendió a todos oxigenando al equipo y con su elección de jugadores. Ninguna novedad en la defensa, con Illarra haciendo de Zubimendi, como a él más le gusta, Pablo Marín de interior y la novedad de la titularidad de Barrenetxea junto a Sorloth. Inteligentes los movimientos del técnico para enganchar y enchufar a cuantos más elementos del plantel mejor. No fue una primera parte excelsa, porque en Vallecas es complicado brillar, pero los realistas se fueron al descanso con una golosa ventaja de dos goles casi en las únicas opciones de peligro que generó. A los catorce minutos, Silva robó un balón como el del derbi y asistió a Sorloth para que este viera puerta por quinta semana consecutiva. Esta vez con la puntera de su pierna menos hábil. A los 36 minutos, en una jugada de laboratorio de Imanol, llegó el segundo. Córner que bota Brais, Le Normand se enzarza con un defensa para bloquear, Aritz prolonga y Barrenetxea, en el segundo palo, anota sin oposición. Gran noticia para un chaval que se lo merece todo. Es muy bueno, en cuanto vuelva se avecinan muchas alegrías. El resto del primer tiempo fue un toma y daca, con el Rayo valiente presionando arriba, pero incapaz de hacer sangre ante una defensa hercúlea txuri-urdin, que no concede ni la más mínima oportunidad. 

En la reanudación el Rayo no tardó en demostrar que se trata de un contrincante cuanto menos incómodo en su estadio. Lejeune puso a prueba a Remiro, que detuvo en dos tiempos en una intervención bastante extraña. Los vallecanos se hicieron con el control y sometieron durante muchos minutos a los realistas como hacía tiempo que no veíamos, pero apenas generaron ocasiones de marcar gracias al trabajo de sus zagueros. Tras pasar el mal rato, Sorloth asistió a Marín, pero su disparo lo detuvo el meta local. El gran susto llegó en un disparo a bocajarro de Álvaro que salvó un Illarramendi, de menos a más, que acabó abarcando mucho campo. Con Imanol pensando en el miércoles, Marín, a pase de Martín, volvió a estar cerca del gol; y Olasagasti, otra de las apariciones ilusionantes del encuentro, casi anota la sentencia.

Del ataque del Rayo, poca cosa. No es fácil jugar contra la Real y su defensa. No es sencillo generarle ocasiones y por eso normalmente gana sus partidos, porque además de eso cuenta con estrellas diferenciales que deciden con sus apariciones, aunque sean pocas. Es lo que tienen los equipos grandes.

Otra victoria más, ya son nueve, y suma los mismos puntos que el Real Madrid, que se dice rápido. Un rival al que se va a enfrentar el domingo viene. Lo de la Real es terrible. Con bajas letales, con cambios, ahorrando energías y dosificando esfuerzos sigue sumando de tres en tres. Se agotan los calificativos para un conjunto de Champions que nos hace soñar con todo. Ahora, llegados a este punto, a Barcelona a meternos en las semifinales de la Copa. Visto lo visto, no podría sorprender a nadie. Ni al propio líder de la tabla. Hay que creer. Se lo merecen. ¡A por ellos!