Mikel Oyarzabal se rompió la rodilla el pasado 17 de marzo por lo que dentro de poco se cumplirán los nueve meses de baja sin que haya reaparecido. Más o menos el tiempo prudencial que se está marcando para la recuperación de este tipo de lesiones, la más temida por los futbolistas. Una vez superado el obstáculo del Mundial, que mantenía muy tenso al club al entender que existía la posibilidad de que llegara a tiempo, el jugador se está preparando para regresar cuanto antes a la competición y tratar de que no supere los plazos establecidos por los galenos.

El capitán no se ejercita junto a sus compañeros desde el pasado 8 de octubre, es decir casi otros dos meses de añadido a su convalecencia y su periodo de recuperación. Aunque el club no ha querido confirmar en ningún momento el contratiempo que le ha hecho frenar y que provocó que se retrasara su alta deportiva, lo que ha quedado claro y fuera de toda duda es que no tuvo nada que ver con la lesión de la rodilla. La versión oficial fue que “eran problemas derivados de la recuperación como ya han sufrido otros compañeros con lesiones graves”, aunque en ningún momento han confirmado que haya sido una dolencia muscular como sí padeció y publicó, por ejemplo, Carlos Fernández. Como ya saben, hoy en día todos los partes médicos emitidos por el club siempre especifican acompañado de un pequeño asterisco que “la publicación de esta información médica cuenta con el consentimiento del jugador”. No hay que olvidar que el propio futbolista salió a desmentir en sus redes sociales una información en la que se aseguraba que aparte del ligamento cruzado roto tenía más partes afectadas. Además de que ha habido más de una noticia publicada en los medios que no le han hecho ninguna gracia y con las que le han tenido que frenar para que no saltara a la palestra de nuevo para denunciar o corregir.

Tras confirmarse que Luis Enrique no le incluía en la lista definitiva para el Mundial a pesar de que le estuvo esperando hasta el último momento y a que lo incluyó sin haber reaparecido aún con la txuri-urdin, el eibartarra ha disfrutado de unas jornadas de vacaciones antes de regresar a Zubieta el lunes 21 junto al grupo de lesionados y tocados. La primera motivación que se había marcado el 10 era reincorporarse al grupo en su vuelta, al menos para completar parte de la práctica. Aunque las noticias que llegaban de Zubieta eran esperanzadoras y optimistas, finalmente no ha podido ser y se ha optado porque se quede trabajando al margen en una decisión que encaja en la línea de prudencia y cautela que han adoptado los galenos del club. Esto probablemente le cierre las puertas de intentar participar en el amistoso que los realistas disputarán contra el Anderlecht en Anoeta el 11 de diciembre, lo que sin duda le hubiese dotado de un atractivo muy especial por las ganas que tiene la afición por verle de nuevo de corto. Solo cinco días después, el 16, los realistas visitarán al Leeds en Elland Road.

Su siguiente meta, bastante más ambiciosa, será intentar entrar en la convocatoria para el encuentro de Copa del Rey ante el Coria que se celebrará en tierras cacereñas el 21 de diciembre, Santo Tomás, a las 21.00 horas. En palabras de una voz autorizada del club, “lo que le ocupa a Mikel es volver bien en la Copa”.

Sería sin duda la mejor noticia y la mejor forma de corroborar que Oyarzarbal por fin se encontraría en condiciones de reaparecer en Anoeta en la visita de Osasuna la tarde de Nochevieja, a las 16.15 horas. La mejor forma de cerrar el año, si se suma una victoria con marcado aroma europeo ante los de Joseba Arrasate, que son séptimos a solo tres puntos de los donostiarras en la clasificación.

Lo cierto es que tanto oscurantismo y secretismo en torno a la convalecencia de Oyarzabal no ha hecho más que alimentar la incertidumbre y los temores sobre su recuperación. Con el Mundial de por medio se podía entender que tanto los técnicos de Zubieta como Luis Enrique, que no ha ocultado su intención de llamarle, escondiesen sus cartas. Una vez superada esa amenaza, que tanto incomodaba mucho en la entidad txuri-urdin, parece lógico tratar de confirmar de forma más contundente y fluida las noticias siempre tranquilizadores que salen de Anoeta sobre la situación de su gran estrella cuando se pregunta por su estado.

Su regreso abre otro debate. Por supuesto no el de que el equipo le espera como la incorporación más influyente que vaya a firmar ninguno de sus rivales directos en el mercado de invierno, pero si en cuanto a su forma de jugar. No hay que olvidar que Imanol Alguacil apenas se salía de su plan 4-3-3 hasta que se produjo el tsunami de la lesión de su máximo referente.

En ese momento, tras una noche en vela en Elche, llamó a sus pesos pesados para plantearles la posibilidad de pasar a jugar con un 4-4-2. La fórmula le convenció tanto que en verano reforzó al equipo para consolidarla con jugadores que encajaban en ella, algo que sin duda también sucede con Oyarzabal, cuya polivalencia le puede permitir actuar en las dos plazas arriba, en la mediapunta y hasta, si se le necesita, en ambas bandas... Lo que vale la pena, vale la espera.